jueves, 7 de julio de 2022

A 76 años de un increíble robo.... el primero


Este año se cumplieron 76 de aquel robo famoso, la pérdida del pedrusco de 25 quilates que había pertenecido al último zar de Rusia Nicolás II, el de la dinastía de los Romanov que terminó masacrado junto a toda su familia por los bolcheviques rusos, y que en 1946 marcaba el kilómetro cero de la carretera central en el vestíbulo principal del impresionante capitolio Habanero.

Quién sabe por qué caminos esta prenda había llegado a Francia a manos de una duquesa. Un joyero turco radicado en la Habana y nombrado Isaac Stéfano, logró despertar el interés por la joya de María Jaén, la esposa del entonces presidente de la república Doctor Alfredo Sayas. 

A tal efecto viajó este joyero a París y a su regreso, a la primera dama le pareció demasiado excesivo el precio que pedía por la gema, nada menos que 17 000 pesos de la época que ni idea de cuanto sería ahora, de manera que la señora se arrepintió de comprarlo.

Con el tiempo a este joyero turco le fue muy mal el negocio y tuvo que empeñarla por solo cuatro mil pesos. Así se la quitó de encima y se sacudió el peligro de paso, ya que con anterioridad había sufrido varios intentos de robo. 

Tras la construcción del Capitolio Nacional de Cuba, el ministro de Obras Públicas, Don Carlos Miguel de Céspedes, se interesó en la joya que fue vendida por el nuevo dueño en doce mil pesos. Nueve mil fueron reunidos en una colecta pública, y los otros tres mil los puso él mismo de su propio bolsillo.





El 20 de mayo de 1929 se inauguró el coloso y, bajo su enorme e impresionante cúpula "de los pasos perdidos", quedó montado en un hermoso engarce en el piso el que desde entonces se conoció como el “Diamante del Capitolio”, punto que marcaría el kilómetro cero de la novedosa Carretera Central que atravesaría el país. La joya, como es de suponer, atrajo la atención de todo el público que visitaba el recinto.

Pasó el tiempo y un 25 de Marzo pero de 1946, el brillante volvió a ser noticia al desaparecer misteriosamente de su nicho. Pasaron los meses y el 2 de junio de 1947, ante las protestas de la gente y la inquisidora policía, apareció - por arte de magia - metido en un sobre encima del despacho del presidente mas corrupto de la democracia cubana pero con diferencia, Don Ramón Grau San Martín. Siempre se dijo que había sido su propio hermano quien lo había sustraído.

Pasó el tiempo y pasó una paloma volando.... En 1973, 14 años después de haber llegado Fidel Castro al poder, alguien perteneciente a la mas alta cúpula de su tiranía sustituyó el diamante por una réplica alegando cuestiones de seguridad. Como si alguien en Cuba contara con la infraestructura necesaria para cometer un robo de semejantes proporciones. Recordemos que esa piedra estaba bastante profunda bajo el piso. 

Dijeron entonces que lo habían guardado en una caja del Banco Central de Cuba, pero lo cierto es que hasta "el sol de hoy" no se le ha permitido a nadie verlo. Ni siquiera ha habido una constancia gráfica de la prensa internacional, porque lo que es la de Cuba, esa no se atreve ni a preguntar. Y como todo lo que se oculta se hace por algún motivo, pues no han dejado de surgir ciertas leyendas urbanas acerca de esta segunda desaparición. 

Una de ellas, para mí la mas creíble, es que ese mismo año los Rusos - entonces soviéticos - se pusieron "medios tontos" y el tirano en jefe no le quedó mas remedio que entregársela como parte del pago de aquella enorme e incalculable deuda que, a día de hoy, no han pagado ni la pagarán jamás. Memorias. 

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