domingo, 17 de julio de 2022

El oro de Moscú, el secreto mejor guardado de España

Imagen del banco de España y del ministro de Hacienda, el socialista Juan Negrín, considerado el mayor responsable del expolio de 510 toneladas de oro, un 72 por ciento de las reservas. Otra cuarta parte -192 toneladas-, se llevaron a Francia.

Considerado por muchos como el mayor atraco de la historia española, sucedió en Madrid hace ya 86 años. Sin embargo a pesar de tanto tiempo, aún sigue siendo desconocido en sus verdaderas dimensiones por la mayor parte de los españoles. Decenas de estudios, novelas históricas, películas, han tratado el tema pero nada de nada.

El tema fue que el Gobierno izquierdista de Largo Caballero ordenó el traslado de 510 toneladas de oro, aproximadamente el 72 por ciento de las reservas de oro del Banco de España, con dirección a Cartagena, en la región de Murcia, España, para su posterior envío a la Unión Soviética. Estamos hablando de tres cuartas partes de las reservas auríferas del país.

"Un grupo de cerrajeros, sindicalistas y pistoleros de la 'Motorizada' (la guardia personal del líder del PSOE Indalecio Prieto que menos de dos meses antes habían asesinado a Calvo Sotelo) asaltaron el Banco de España que estaba donde ahora, en la plaza de Cibeles. Los enviaba el ministro de Hacienda, del PSOE, Juan Negrín, gobierno que lo presidía Francisco Largo Caballero, también del PSOE.

El día 13, un Decreto Reservado publicado en la Causa General y emitido por Manuel Azaña, presidente de la República, a instancias de Largo Caballero y Negrín, que lo firmó ya como ministro de Hacienda, autorizó el traslado del oro. El Frente Popular eligió Cartagena como puerto de salida por sus grandes cualidades defensivas como principal base naval de la II República, por su situación estratégica en el Mediterráneo y por su condición de zona de retaguardia, alejada del frente de guerra.

Las fuerzas de seguridad trasladaron en cajas de madera las reservas de oro a la Estación del Mediodía de Madrid (actual Atocha). Desde allí, el oro del Banco de España viajó en tren hasta Cartagena, escoltado por las Brigadas Motorizadas del Partido Socialista (PSOE).

Una vez en Cartagena, el oro del Banco de España quedó almacenado en el polvorín de La Algameca. El presidente de la URSS, Iosif Stalin, encargó al jefe de los servicios de inteligencia soviéticos en España, Alexander Orlov, la organización del traslado de las reservas de oro a su país.

El ministro de Hacienda, Juan Negrín, y Alexander Orlov pactaron el traslado de las reservas a la URSS. Los tanquistas soviéticos de la base de Archena cargaron el oro español en los buques soviéticos atracados en el puerto de Cartagena durante las noches del 22, 23 y 24 de octubre de 1936.

El 25 de octubre de 1936, los buques soviéticos Kine, Kursk, Neva y Volgoles zarparon del puerto de Cartagena en dirección a la Unión Soviética. El oro del Banco de España llegó al puerto ucraniano de Odessa el 2 de noviembre. La Policía Secreta de la URSS se encargó de cargar las reservas de oro en camiones militares.

Estos camiones transportaron con una escolta fuertemente armada el oro español hasta Moscú, llegando a la capital rusa el 6 de noviembre de 1936. Los servicios secretos de la Unión Soviética trasladaron el oro al Comisariado del Pueblo para las Finanzas en la capital de la URSS en calidad de depósito.

Una comisión hispano-soviética se encargaría de su gestión durante la Guerra Civil.

El embajador de España, Marcelino Pascua, formaba parte de esta comisión. La Unión Soviética se apoderó de las 510 toneladas de oro del Banco de España en cobro por la ayuda militar prestada al bando republicano en la Guerra Civil (1936-39). Esta ayuda consistió en el envío de soldados, asesores, técnicos, aviones y tanques.

Gobierno de Franco le exigió a la URSS la devolución de al menos una parte de ese oro, pero la respuesta que obtuvo es que la República se lo había gastado todo. Así lo corroboró el economista Juan Sardá en un libro oficial titulado "El Banco de España".

El tesoro español entregado a la URSS fue efectivamente gastado en su totalidad por el Gobierno de la República durante la guerra. De esta forma, la URSS incumplía (al igual que Italia y Alemania) el acuerdo de no intervención en España para evitar la internacionalización del conflicto español. Buena parte de la supuesta ayuda soviética llegó al bando republicano a través del puerto de Cartagena.

EL MITO DEL SÉPTIMO CAMIÓN

Además del «Oro de Moscú», España alberga todavía mitos en este sentido, como el del «séptimo camión», un vehículo que -según narra la leyenda- se perdió en los últimos días de la Guerra Civil junto a una ingente cantidad de oro y obras de arte mientras huía de las tropas franquistas.

La cúpula del gobierno central (ubicada en la capital) decidió poner tierra de por medio entre ellos y el ejército enemigo y trasladar su sede a Valencia el 6 de noviembre de 1936. La decisión se tomó, según explicaba el diario «El mercantil de Valencia», para «organizar desde aquí la victoria definitiva».

La realidad, no obstante, era que la defensa de Madrid se planteaba ardua al no contar con tropas entrenadas. Fuera como fuese, se inició el viaje. Pero en la caravana que partió desde la urbe no viajaban únicamente los miembros de un gobierno al frente del que se encontraba Largo Caballero, sino que en ella también se encontraban los mayores tesoros de Madrid.

La operación de evacuación se llevó a cabo de manera precaria al disponer de personal técnico, materiales de acondicionamiento y medios de transporte escasos, a pesar de lo cual fueron trasladados más de dos mil cuadros, la casi totalidad de la colección real de tapices y miles de libros, documentos y objetos histórico-artísticos», se determina en la web.

Uno de los camiones cargando los cuadros 

Cuando la caída de la República era ya eminente, comienza el éxodo hacia Francia y con el los 71 camiones cargados de nuevo. Esta vez con 192 toneladas de oro y con toda aquella riqueza cultural, salieron entre el 4 y 9 de febrero hacia Perpiñán, Francia y de ahí el 12 de febrero hacia Ginebra, Suiza. Todo en calidad de custodia temporal y en favor del patrimonio español, por lo que todo lo entregado sería devuelto una vez finalizada la contienda.

EL DESTINO DEL 7MO CAMIÓN PERDIDO.

México: La primera teoría afirma que este camión tenía un destino diferente al resto de sus compañeros y se desvió hasta la costa. Desde allí, habría sido transportado hasta México, donde se le perdió la pista.

Enterrado: Según la teoría del buscador de tesoros Robert Charroux, no de los participantes dijo que lo había enterrado por considerar que su carga era demasiado valiosa. Sin embargo en 1957 se buscó en el supuesto lugar provisto de detectores de metales, y la búsqueda no arrojo ningún resultado.

Robado: La segunda que explicamos aquí fue ofrecida por el mismo buscador de tesoros. En una de sus obras, este autor afirma que tuvo la oportunidad de hablar con uno de los soldados que viajaba en este vehículo para protegerlo, un tal Vicente. Dice así:

«En marzo de 1939, un camión cargado con entre nueve y doce toneladas de oro guardado en cajas cerradas consigue cruzar la frontera por Cerbère. A bordo, iban un oficial y dos soldados que consiguieron llevar el vehículo por la carretera de Argelès a Perpignan.

En Elne, cogieron la D40, cruzaron por Latour-Bas-Elne; después, en Saint-Cyprien, fueron por la D22, y volvieron sin darse cuenta hacia el sur, hasta un penoso camino de tierra que llevaba a la costa, en un lugar pantanoso. llegar más lejos, se detuvieron a unos ochocientos metros de la orilla en territorio Francés.

Pasaron gran parte de la noche transportando las cajas y cavando una zanja casi en la orilla. Cada caja contenía tres lingotes de veinticuatro. kilos. Una vez que acabaron el trabajo, los tres soldados condujeron el camión lejos, lo abandonaron y, a primera hora de la mañana, se presentaron a las autoridades y dejaron que los internaran cerca de su escondite, a la espera de que llegaran días mejores».

La historiadora catalana Assumpta Montella asegura que no existió ese séptimo camión que al parecer, llevaba en su interior entre 10 y 12 toneladas de oro y, según algunos autores como Vicent Melià i Bomboí, obras de arte como el cáliz del Papa Luna y varios documentos de la Catedral de Tortosa.

Asegura la historiadora que este camión, conducido por un tal teniente Blasi, se vio obligado a regresar a la mina cuando observó que el puente por el que debía cruzar (el de Agullana) había sido volado por los hombres de Líster.

Finalmente aseguran que no existió.

En el libro Treasures Of The World, el escritor y cazatesoros Robert Charroux relata la historia de Vicente, uno de los ocupantes de aquel camión y único superviviente tras la Segunda Guerra Mundial.

Según le contó Vicente, consiguieron atravesar la frontera por Cerbere con una carga de unas diez toneladas en oro y después de conducir varias horas decidieron enterrar el oro en una zona pantanosa cerca de Saint-Cyprien; memorizaron el lugar y tras abandonar el camión lejos del tesoro se entregaron a los gendarmes franceses.

A finales de los años 50, Vicente acompañó a Charroux y su equipo de buscadores a localizar el oro pero tras 20 años el lugar había cambiado considerablemente y las referencias que había memorizado habían desaparecido… fue imposible localizarlo.

En 1997, el reportero Stephane Cosme y Philippe Valode, director de la revista Actualités de l’Histoire, deciden investigar el tema. Un testigo del traslado del oro de la Vajol a Figueras dice que no hubo un séptimo camión pero sí que parte de ese tesoro pasó por senderos y caminos con los combatientes republicanos.

Los rumores sobre enriquecimientos repentinos circularon durante mucho tiempo. Además, la prensa francesa dio cuenta de que 76 oficiales y dos soldados republicanos de la Brigada Líster habían sido arrestados en la frontera unos días antes de ser conquistada Barcelona.

Agrega que en su poder se le habían encontrado barras de oro y plata, joyas y piedras preciosas. Los detenidos explicaron que estaban cumpliendo una orden de sus superiores. Fueron condenados a dos años de prisión pero después el Tribunal de Apelación de Montpellier los exoneró.

Ni oro, ni joyas, ni camión ni nada. ¿Se lo quedaron los comunistas?, ¿Los Rusos?, ¿Se gastó?, ¿Seguirá oculto en algún lugar de Francia?.

No obstante, y a modo de conclusión, según un artículo de EFE publicado en el Mundo.es con fecha del 21 de diciembre del 2010, se dice que unos investigadores mexicanos siguen varias pistas para llegar hasta un supuesto tesoro español y esperan, además, encontrar a un superviviente de esa historia que se remonta a la época del exilio de los republicanos a México.

La carátula de 7 centímetros fue encontrada el pasado sábado 20 de noviembre por buzos de la Subdirección de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en la laguna del Sol, que está en el cráter del volcán El Nevado de Toluca, a 4.200 metros sobre el nivel del mar.

Esta pequeña pieza se une a otros objetos, como un relicario y unas cajas que llevan la leyenda Monte de Piedad de Madrid, que hallaron en la década de 1960 integrantes del Club de Hombres Rana de Ciudad de México y que guardaron en una colección privada.

Estas piezas pudieran tener relación con el presunto tesoro que llegó a México en 1939 a bordo del barco Vita y que españoles republicanos se habrían llevado del Monte de Piedad de Madrid y del Banco de España con el objetivo de mantener a los exiliados.Como ven, el paradero de todas estas riquezas españolas siegue siendo, a día de hoy, uno de los episodios más controvertidos de la historia reciente de este país.

Memorias

Fuentes: Condensado del Mundo.es / El Epañol.es / ABC.es y demás fuentes de Internet.

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