domingo, 3 de julio de 2022

Triste final para un ángel caído


No se trata de hacer un recuento de toda la vida del general de división Quintín Banderas (José Quintino Bandera Betancourt) pero sí tocar algunos aspectos que hicieron que este santiaguero viviera dos vidas tan distintas.

Una, la de aquel recio mambí que bajo las ordenes de Carlos Manuel de Céspedes primero y del lugar teniente general Antonio Maceo después, protagonizó varias de las más heroicas páginas en las tres guerras de independencia. La otra, esta muy muy triste, la vivió como un ángel caído que es expulsado del cielo por desobedecer y rebelarse contra los mandatos de Dios.

Su actitud beligerante en la Brigada de Cambute, al mando del General de Brigada Jesús Pérez primero y del capitán Limbano Sánchez después, hizo que Maceo "le fichara", con perdón de la frase, como jefe de infantería y del regimiento Santiago en 1878, ya con los grados de teniente coronel. 

Con él estuvo hombro con hombro hasta en la protesta por la paz del Zanjón, hasta que se alzó de nuevo en la fracasada "guerra chiquita". En esta etapa es detenido mientras huía en dirección a Jamaica, siendo enviado como prisionero a Cádiz y luego a la prisión de Mahón, en las Islas Baleares, hasta que fue indultado en 1886. 

José Martí no tarda en llamarle en el levantamiento del 1985, ocupando el cargo de jefe del regimiento "Aguilera" en la zona de Palma Soriano. Batió el cobre en Paraíso, Peralejo, Baire, San Francisco, Santa Bárbara, Vega y Cautillo, entre otros.

Era un verdadero torbellino bélico y Maceo "sucumbe a sus encantos", entregándole la dirección del regimiento de infantería que el 22 de octubre de 1895 parte de Magos de Baraguá con los entorchados de brigadier. Posteriormente el generalísimo Máximo Gómez le designa como jefe interino de 1ra. División del 4to cuerpo en Sancti Spíritus, Remedios y Trinidad desde febrero de 1896. 

Dejémoslo aquí.

Como se puede apreciar, Quintín contaba con toda la confianza de los máximos líderes de aquel ultimo levantamiento, entre otras cosas porque fue un pilar en la invasión con su temida infantería, pero es aquí, al lado del titán de bronce, cuando empiezan sus problemas. 

Primero estuvo detenido en la finca Manuelita por no obedecer a Maceo que incluso, le destituyó de su cargo. Sin embargo vuelve a confiar y lo nombra Jefe de la 1ra División, del 4to Cuerpo en las Villas, operando en la zona de Trinidad.

No fue santo de devoción del mayor general santiaguero José "Mayía" Rodríguez, es verdad, pero un hombre como ese, de total confianza de José Martí, no le iba a permitir ni la menor de las faltas. Y aunque la literatura del Castrismo le ha dado la vuelta al asunto calificando esta etapa como de intrigas y envidias entre los jefes, lo cierto es que sus indisciplinas le costaron caro. 

Primero desobedeció las ordenes de Calixto García de marchar hacia occidente como jefe de la Primera División del Cuarto Cuerpo, por el contrario, decide irse de nuevo para Trinidad en marzo del 1897 negándose de plano. O por ejemplo una muy gorda, demoró la recuperación de un cargamento de armas, entre ellos un cañón, por estar, se dijo, "vacilando con mujeres", lo que él calificó como una infamia de Mayía hacia su persona.

    Estatua suya fue develada en 1953 en el parque Trillo

El mayor general Máximo Gómez "no traga la píldora" y menos viniendo de quien vino, y decide entonces arrestarlo y juzgarlo en 1897. Como resultado recibe una dura condena de separación del ejército. ¿Los delitos? desobediencia, insubordinación, sedición e inmoralidad. (Se dijo incluso que cometió violaciones de mujeres en la zona de Trinidad.

Siendo independiente se suma a una rebelión en la zona del Wajay que termina en asaltos y bandolerismo y, ante el fracaso, solicita un salvo conducto que le permita marchar al extranjero que le fue denegado. Así, destituido y siendo prácticamente un "apestado", le llega la libertad de Cuba con una intervención norteamericana a la cual se opuso desde el primer momento.

Entonces comienza su verdadero "vía crucis". Primero no está de acuerdo con el salario que le pagan en la jubilación del ejército, por considerar que no se correspondía con lo que hizo por la libertad de Cuba. En realidad quería comprarse una finca y ese dinero no le alcanzaba para su propósito. 

Analfabeto como era, no entregó a tiempo la documentación requerida para la reclamación de los haberes, como le había indicado el entonces ministro de gobernación general Fernando Freyre de Andrade. Fue tal el trato dispensado, que deambulaba por Santiago de Cuba con sus entorchados de general y nadie le tendía una mano. 

Le fue negada la plaza de "inspector de montes" en Guantánamo y Estrada Palma le ofrece un empleo al frente de la recogida de basura, trabajo del cual fue despedido. No obstante la firma Crusellas, fabricante del jabón de lavar Candado, le ofrece un contrato publicitario que lo saca del atolladero económico en que se encontraba.

Muchos no entienden el tratamiento ni el final tan absurdo y violento que tuvo Quintín. Otros, en cambio y manipulando como siempre, se han aprovechado de su antagonismo con Estrada Palma y con el ejercito norteamericano. Lo de siempre. Se ha dicho incluso que Estrada Palma lo mandó a eliminar por venganza.

Puede que haya sido así pero... ¿Cuántos le viraron la espalda?. No fue Estrada Palma quien lo fulminó como soldado. Maceo y Gómez lo degradaron antes. Encima imagine por un momento que la única persona que le dio un trabajo cuando mas lo necesitaba, de pronto se ve amenazado por un tipo sumamente peligroso que encima lidera un alzamiento en su contra. ("La guerrita de agosto").

Fue víctima de una delación y el 23 de agosto del 1906 se designa al general Alejandro Rodríguez, al mando de una unidad de la Guardia Rural, que lo salga a buscar. Se encontraba muy cerca de la Laguna de Ariguanabo, en una finca llamada "El Garro", entre el Cano y Arroyo Arenas que era propiedad de uno de sus simpatizantes, un tal Manuel Silveira.

En un principio pensó que venían en son de paz, pero una vez se vio emboscado vendió cara su captura al presentar resistencia. Según dos testigos que quedaron vivos en la refriega, entre ellos su ayudante el comandante Desiderio Piloto, Quintín fue fulminado a tiros por sorpresa y luego macheteado.

No solo él, también sus ayudantes Ángel Martínez y Joaquín Garrido. Para colmo de males su entierro fue de pena. Lo sepultan en una tumba con un nombre falso. Sin duda fue un final que no se merecía alguien que lo dio todo por la libertad de Cuba, pero que a su vez al final no supo honrarla como debía.

Nota: 

En la obra de Miguel Barnet, "Biografía de un cimarrón" el autor realiza una entrevista a Esteban Montejo un cimarrón que por entonces se encontraba ingresado en un asilo de ancianos y este le confesó que Quintin Banderas "era un negro resentido" .... "A mi me han dicho que iba a la guerra por los negros".

"Lo vide varias veces. En Mal Tiempo y después. A Mal Tiempo él llegó tarde y con poca gente. Había tenido otros encuentros antes. Allí se apareció con dos muías, dos mujeres y unos cuantos hombres, muy pocos. Los españoles le tenían pánico. Ni en pintura lo querían ver. 

Siempre les jugaba la cabeza. Se les escapaba, se burlaba de ellos y al que pillaba frío se la cortaba. Le preguntaba: "¿Cómo te damas?" y cuando el español iba a decir su nombre, él le contestaba: "Te ñamabas", y le cortaba la cabeza". 

Memorias

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