Coronel Cosme de la Torriente y Peraza: Génesis de la invasión americana a Cuba

Coronel Cosme J. de la Torriente y Peraza

Quizás este nombre no le diga nada, quizás sí, me refiero al matancero Cosme J. de la Torriente y Peraza, quien fuera por un año secretario de estado del presidente interino Carlos Mendieta Montefur, entre el 1934 y el 1935.

De joven, y ya graduado de abogado, le sorprende la guerra del 1895 y él como simpatizante que era de la libertad de Cuba en su natal Jovellanos y en su logia "Libertad", pues era masón, se une a la causa pero no de inicio en la manigua, si no activamente desde EEUU donde tiene que marchar ante el peligro de ser arrestado.

Allí trabaja como coordinador de las expediciones armadas que venían de ese país. En octubre de 1895 parte en una expedición rumbo a Cuba desde el puerto de Nueva York, pero es arrestado en Bahamas. En febrero de 1896 embarca con el General Calixto García, pero es arrestado nuevamente por las autoridades norteamericanas. En marzo de ese año logra al fin llegar a Cuba en la expedición del coronel Enrique Núñez, por desembarcando por la costa de Baracoa.

Ya en Cuba en 1897, y bajo las ordenes del general Calixto García y luego de participar en acciones combativas en la zona de Guantánamo y Cienfuegos, lo ascienden a coronel y lo nombran jefe del estado mayor de la división de las Tunas y Holguín occidental. Con Calixto en Santiago de Cuba inicia sus primeros contactos con oficiales norteamericanos y, con un talento innato como diplomático, comienza a perfilar lo que sería la entrada de Washington en el conflicto hispano cubano.

En Marzo de ese año 97, en una etapa en que el generalísimo Máximo Gómez lo emplea como su auditor de guerra en el Estado Mayor, recibe al primer emisario enviado por unos EEUU que ya tenían en mente invadir a Cuba. El 5 de Marzo de ese año llegó al campamento de Máximo Gómez, en la Demajagua, el señor Charles E. Crosby y, como no se entendían, Gómez llamó al doctor Cosme para que le tradujera.

Este norteamericano dijo que venía a Cuba en plan de vice presidente de la Liga Americana para la independencia de Cuba, y a tal efecto mostró sus documentos expedidos por el Cónsul Mr. Lee, así como su pasaporte expedido por el Departamento de Estado. 

Presentó también dos cartas, una para el mayor general Juan Ríus Rivera, el boricua de más alto grado militar en el ejercito Cubano, y otra para el ex presidente de la república en armas, don Salvador Cisneros Betancourt de parte del Coronel Fernando López de Queralta, un ex combatiente de la guerra de los diez años que para entonces residía en New York.

Crosby comunicó que se encontraba en Cuba porque quería ver con sus propios ojos el acontecer de la tropa mambisa, todo con vistas a redactar - por orden del presidente William MacKinley - un informe para la proyectada invasión a la isla en apoyo a los Cubanos.

Además prometió no ser un estorbo, pues pelearía con ellos ya que contaba con amplios conocimientos militares. Le anticipó a Gómez que los americanos querían resolver el problema de Cuba cuantos antes, y que tratarían de convencer a España mediante una indemnización monetaria para que abandonaran la isla y, en caso contrario, entrarían en Cuba en menos de tres meses.

En ese momento había 19 norteamericanos en la manigua Cubana y uno de ellos, el coronel Charles Gordon, adjunto a la tropa del general Antonio Maceo, notó que los mambises ya no daban mucho de sí esperando por EEUU. En una entrevista con el New York Herald, dijo que hubiera sido mejor no haber dicho nada acerca de la intervención de EEUU, y así los mambises hubieran adelantado más de lo que estaban.

Esta asquerosidad es lo que queda de lo que fue un día su palacete fabricado en 1916 entra las calles Malecón y Perseverancia. (Fotos de la Habana) 

Este coronel fue el tercer oficial norteamericano, después de Thomas Jordan y Henry Reeve, que mas alto grado militar alcanzó dentro de las tropas Cubanas. Tuvo la fatalidad que en un combate cerca de Camajuaní en las Villas, fue hecho prisionero por los españoles y estos, en vez de sacarle tajada al asunto sabiendo que ya estaban advertidos de que serían invadidos, lo ajusticiaron en el acto.

A partir de estos contactos, a finales del año 1898 el coronel Cosme de la Torriente es designado por el ejercito libertador para integrar la comisión que viajaría a Washington en diciembre para conferenciar y coordinar con el gobierno norteamericano las futuras relaciones entre ambos países, de ahí que sea considerado como el primer diplomático que tuvo el ejercito libertador Cubano.

En la republica, en el primer mandato de don Tomás Estrada Palma (1902 – 1906) es designado Primer Secretario de Legación y Encargado de Negocios en Madrid y observe que curioso, allí representó al gobierno cubano en la boda del rey Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg en mayo del 1906.

Por cierto,  boda trágica esta, porque fue el día escogido por los comunistas, en este caso un anarquista, para hacer explotar una bomba que, lanzada desde un balcón y camuflada en un ramo de flores, mató nada menos que a 23 personas que presenciaban el desfile en la calle Mayor.

En España se le confirió la Orden de Isabel la Católica y posteriormente el gobierno de Cuba le acredita como enviado extraordinario y plenipotenciario en ese país, donde comienza su carrera como diplomático al servicio de la República de Cuba. Además en la política en la isla, fue quien redactó la plataforma ideológica de lo que sería el primer partido conservador de Cuba. 

E incluso, convencido de que el éxito de Cuba dependería de las buenas relaciones que la isla tuviera con el vecino del norte, aboga por la implantación del artículo III de la Enmienda Platt, considerado vital, ya que les daba el derecho
a EEUU a intervenir militarmente en la isla en caso de que peligraran, a su juicio, la vida, la propiedad o las
libertades individuales de los Cubanos. 

Y bueno llegado a este punto usted podrá conformarse el criterio que quiera sobre este personaje que, sin ninguna duda fue un burgués con muy buena sintonía con los Estados Unidos, pero debe comprender que mirarlo desde este punto de vista, a más de un siglo de distancia, sería simplista de su parte. Es más y siendo sinceros, ¿sería usted capaz de calcular la cantidad de Cubanos que en 2023 desearía que esta historia se repitiera?.

Por otro lado formarse una opinión negativa anticipada sobre lo que significó su posición y labor con respecto a los Estados Unidos sería igual de injusta que pobre ya que por ejemplo, estando como embajador de Cuba en Washington su gestión fue vital para que ese país reconociera el derecho de Cuba sobre la Isla de Pinos.
 
Coronel Cosme J. de la Torriente y Peraza

Al respecto escribió en su libro "Cuarenta años de mi vida", impreso en 1938 por la editorial siglo XX en la Habana.

"... En 1925 nos cupo el honor de conseguir la aprobación del Senado americano del Tratado "Hay –Quesada" de 1903 Después de haber laborado sin descanso desde que presentamos credenciales al presidente Coolidge y contentos y satisfechos del trato dado a nosotros por las autoridades federales, logramos el entendimiento de la parte americana para el verdadero rescate de la isla de Pinos y su legal incorporación a la jurisdicción cubana".

Como simpatizante que era del coronel del ejercito libertador Carlos Mendieta Montefur, (Más tarde presidente interino de Cuba entre 1934 y 1935) y opositor que fue a la dictadura del general del ejercito libertador Gerardo Machado desde 1928, tuvo que asilarse en EEUU.

Allí crea la "Junta Revolucionaria Cubana en el exterior", en este caso a favor del presidente Miguel Mariano Gómez y diametralmente en contra del general Machado. E incluso, durante el golpe de estado de Fulgencio Batista en 1952, sus ultimo 4 años de vida los dedicó en vano en hacer razonar al "mulato de Banes" con quien se llegó a entrevistar varias veces en 1956, año que le sorprende la muerte.
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