martes, 28 de marzo de 2023

Fernando López de Queralta: La otra cara de la luna.

Almacén del comerciante Nathaniel Borden donde fueron escondidas las armas

A finales de 1984 los patriotas cubanos necesitaban entrar en acción y José Martí, junto a los mayores generales, el polaco Carlos Roloff Mialofsky y Serafín Sánchez Valdivia, preparan varias expediciones con pertrechos y hombres para dar comienzo a la tercera guerra de 1895.

Fernandina es un pueblo situado en la costa este, entre Carolina del Norte y la Florida, en Estados Unidos. Allí, en 1894, José Martí y varios de sus colaboradores habían fletado dos embarcaciones en la "Borden & Company Lumber and Tie Docks·, de un comerciante de maderas llamado Nathaniel Banett Borden que había sido "vice cónsul" de España.

En uno, el vapor "Lagonda", a un precio de 2,400 dólares al mes y al mando de su capitán Griffing, zarparían hacia Cuba los generales Antonio Maceo y Flor Crombet una vez fuera recogidos en Costa Rica, mientras que en el vapor "Amadís", por 1,400 y con el capitán David Weed al frente, recogería en Cayo Hueso a los generales Carlos Roloff y Serafín Sánchez con destino a las Villas, donde ya se había alzado el general Francisco Carrillo.

Por su parte en un vapor de carga, "Baracoa", con bandera noruega y el capitán Salmón Clauser al frente, viajarían José Martí, el entonces coronel José María "Mayía" Rodríguez y el comandante Enrique Collazo, debiendo recoger al general Máximo Gómez en Dominicana y de ahí pondría rumbo a Puerto Príncipe.

D. E. Mantell fue el seudónimo que usó Martí en esta empresa, organizó todo el plan de salida, sin embargo un supuesto error cometido por el coronel Fernando López de Queralta, cuando por temor declaró las armas en aduana retrasando su entrega por casi dos semanas, dio al traste con todo. Eso es lo que ha transcendido en la historia de este fallido plan.

A groso modo se perdieron 300 rifles Winchester y 300 Remington de repetición, 100 revólveres Colt, municiones, centenares de machetes, cantinas, cinturones, y demás aperos para la guerra por un valor de 30 mil dólares, comprado con el dinero donado por la comunidad Cubana en distintas ciudades de los Estados Unidos. 

Dicho esto...

El coronel Queralta no se llevaba muy bien ni con Maceo ni con Martí; e incluso se negó a hacer un viaje a Cuba con el apóstol. Maceo decía que no era "trigo limpio", mientras que Martí lo acusaba de querer quedarse con la comisión de la ultima compra de armas.

Total que la prensa Castrista, y parte de la historia escrita por algunos líderes como el general Enrique Loynaz del Castillo por ejemplo, se ha encargado de embarrar la figura de este coronel al que han tachado hasta de cobarde y traidor, más que nada con la intención de "limpiar la imagen a Martí" de toda la catarata de errores cometidos en aquel puerto de Fernandina.

El doctor en historia Antonio Rafael de la Cova, en su libro: "Fernandina Filibuster Fiasco: Birth of the 1895 Cuban War of Independence", cita errores cometidos por José Martí en esta empresa y que, de alguna manera, le ha tocado a Queralta convertirse en malo de la historia.

“La culpabilidad es compartida por los errores de juicio de los principales conspiradores, que inició una cadena de sucesos que culminó en un desastre”.

A Martí lo conocía media américa. Él se encargo de darse a conocer, como para querer llegar de incognito a Fernandina donde los sabuesos de la compañía "Pinkerton" eran poco menos que su sombra. España había invertido una pequeña fortuna en detectives privados para seguir sus pasos durante su exilio en Nueva York. 

Las Cuentas de gastos de vigilancia de la legación española en Washington ofrecen un pormenorizado resumen de las sumas que las autoridades diplomáticas pagaron a la mítica agencia para controlar a Martí al que consideraban como "elemento peligroso". 

Hotel donde se hospedó Martí

El investigador francés Paul Estrade, profesor emérito de la universidad de París, descubrió en el Archivo Histórico Nacional de Madrid documentos reveladores que afirman lo siguiente: 

"A partir del 6 de abril de 1880, entran, pues, al servicio de España, contra los patriotas cubanos desterrados, dos agencias: la Davie's Detective Agency y la Pinkerton Detective Agency." 

En una ocasión el gobernador Ramón Blanco y Erenas se tomó el trabajo de asistir al liceo en una de sus arengas y, según lo plasmó Gonzalo de Quesada (1) dijo: “... Voy a pensar que Martí es un loco, pero un loco peligroso”.

Llama la atención que aquel que decía, "En silencio ha tenido que ser", se haya hospedado en un hotel con su mismo nombre, hospedándose en la habitación No 1 de la casa de huéspedes "Florida House Inn", y aunque después usó el falso de "E.D.Mantell", hasta un tonto hilaría los cabos sobre quien era realmente el personaje que deambulaba por aquellos muelles.

Otro caso, el de su entenado Manuel Mantilla, hijo de su amante en New York, Carmen Miyares,  según parece pecó de indiscreción en sitios de reuniones y bares de Fernandina. Este Mantilla fue llevado allí por el apóstol.

Carlos Ripoll, (2) lo explica como un gesto hacia Carmen Mantilla, preocupada por la conducta descarriada del joven. Además, cuando las autoridades se aprestaron a revisar el barco, decidió tirar las armas al agua, lo cual era ya una admisión de delito.

En todo caso, convertirlo en revolucionario fue, a juicio de Ripoll, una decisión “imprudente y desacertada”. Fermín Valdés Domínguez, que lo conoció bien, admitió en su diario de soldado de 1908:  "... Dudar que pudiera tener éxito algo en que interviniera ese hombre que hace tanto tiempo ha olvidado la honra”. 

Por su parte Enrique Collazo (3) apuntó: "Martí perdió la compostura. Desesperado y colérico insistía en que no era culpable. Sin embargo, si los preparativos estuvieron bajo su control y cuidado, ¿Cómo podía rehuir la responsabilidad?"


De las consecuencias de esos errores se pueden citar un rosario: 

Según Moreno Fraginals (4) se desaprovechó el factor sorpresa; España envió refuerzos de 220, 285 soldados y nombró a un nuevo gobernador: el general Arsenio Martínez Campos. Las costas cubanas estuvieron más vigiladas. España adquirió 40 barcos para su custodia.

Universidad de la Laguna, Tenerife Islas Canarias (5): El capitán general Emilio Calleja, en parte confidencial de 29 de enero de 1895, informa al ministro de Guerra de España, que ha ordenado extremar “la vigilancia, recomendada diferentes veces, principalmente en las costas por donde pudiera efectuarse algún desembarco” 

Manuel de Paz-Sánchez (6): Se perdieron las armas (fueron recuperadas, pero luego nuevamente requisadas en otra expedición descubierta) y el dinero para financiarlas se redujo a $1,500. Ante las presiones desde la isla, hubo que lanzar de inmediato la orden de alzamiento, aun sin las condiciones ideales.

Las expediciones tuvieron que armarse de manera precaria. La primera de la Guerra de Independencia, encabezada por Maceo y Crombet, desde Costa Rica, solo pudo contar con 23 hombres, 9 fusiles y machetes (El proyecto inicial era de 200 hombres armados). 

Jose Luciano Franco: (7): El desembarco por Duaba, Oriente, fue descubierto y las fuerzas españolas emprendieron una feroz cacería de los expedicionarios. Unos pocos hombres —entre ellos José y Antonio Maceo— sobrevivieron, pero la muerte del general Flor Crombet fue un golpe de consideración. 

Rolando Rodríguez: (8) El “Plan de alzamiento para Cuba coordinado al movimiento de Fernandina”, elaborado por Gómez y Martí, fracasó. El mismo 24 de febrero los jefes de Occidente (J. Sanguily y J.M. Aguirre) fueron apresados. 

Días después Juan Gualberto Gómez —jefe nacional de la conspiración— y Pedro Betancourt fueron detenidos y deportados, y otros líderes de Matanzas, neutralizados; Las Villas y Pinar del Río permanecieron tranquilas. 

Sólo en Oriente hubo dispersas acciones insurrectas. Las fuerzas españolas conocían la fecha del levantamiento y es muy posible que el Mayor General Julio Sanguily haya delatado el plan, pues, según investigaciones recientes, antes había espiado para España y recibido pagos del gobierno español. 

Dos meses después de la muerte del apóstol, un total de 153 hombres encabezados por los mayores generales Carlos Roloff, Serafín Sánchez y Mayía Rodríguez, llegaron por fin a Cuba cargados de 300 fusiles, 300 000 tiros, 300 machetes y 650 libras de dinamita, medicinas y demás pertrechos. 

En carta a su esposa Pepa Pina, (Josefa María de las Mercedes Pina) el general Serafín Sánchez le describía así el momento: “Nunca se ha hecho una expedición a Cuba con más felicidad que la nuestra. El entusiasmo aquí es grande por nuestra llegada y pronto la reacción se verá impotente (…)”.




Queralta:

En su favor decir que fue él quien había capitaneado en 1876 la llegada a Cuba de la embarcación procedente de Jamaica, liderada también por el peruano Leoncio Prado y financiado por el gobierno de ese país, integrada por 15 expedicionarios del grupo del vapor "Anna", al mando del mayor general Vicente Aguilera que se había averiado en Bahamas.

Otro caso que marcó su figura, al menos aquí, fue cuando no le tembló la mano a la hora de cobrarle las cuentas a un delator que había sido el causante de la muerte del Mayor General Miguel Jerónimo Gutiérrez, en ese momento el vicepresidente de la Cámara de Representantes en la Asamblea de Guáimaro, cuando el infame y asesino cuñado de Carlos Manuel de Céspedes, el general Manuel de Quesada, se marchara a Costa Rica depuesto para nunca más volver a Cuba. Por suerte para la causa. 

El mayor general Gutiérrez fue traicionado por un escolta cubano el 20 de abril de 1871, mientras hacían un viaje hacia la zona occidental de la isla. En Santi espíritus, mientras descansaban y hacían una pausa del agotador viaje, un tal Miguel Castellón, miembro de la escolta del comandante Velasco que le acompañaba, esperó que se durmieran y aviso a la guerrilla española. 

A los dos, comandante Velasco y general Jerónimo, les dieron una muerte brutal. Pues ni tres días tardó en caerle encima la sagrada justicia. El mismo día 23, el coronel López Queralta le "echó el guante" al tal Castellón y pagó aquella vil traición con su vida como correspondía. Eso no lo dicen claro.


Fuentes:
1-Gonzalo de Quesada: "Martí hombre, Ed. Cubana en la página 105"
2- Carlos Ripoll, en "La vida íntima y secreta de José Martí (1995)"
3- Enrique Collazo, en "Cuba Heroica" de 1912 página 98
4- M. Moreno Fraginals, Cuba/España, España/Cuba; Crítica, Barcelona, 2002, p. 296).
5-"Doce documentos confidenciales sobre Cuba, Martí y el Plan de Fernandina (1893 y 1895)." Universidad de La Laguna, 1991.
6- Manuel de Paz-Sánchez, "En vísperas de la Revolución". 
7- José Luciano Franco, "Antonio Maceo, Apuntes para una historia", Ed. C. Sociales, La Habana, 1975, t. 2, p. 105).
8-  Rolando Rodriguez "Cuba: las máscaras y las sombras", t. 1, p. 288
9- Gómez, Máximo. Diario de campaña del Mayor General Máximo Gómez. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

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