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NO HAY SECRETO QUE EL TIEMPO NO REVELE

De izquierda a derecha, Carlos Aldana, ideólogo del partido, coronel Tony De la Guardia, uno de los fusilados, Raúl Castro y el escritor Norberto Fuentes. //

En "Dulces Guerreros", un libro del escritor cubano Norberto Fuentes, publicado en 1989, el escritor narra la experiencia vivida durante el proceso estalinista que terminó con el fusilamiento, ese mismo año, de varios militares en medio de una feroz purga dentro de las filas del Ministerio del Interior Cubano. Para suerte del lector, este libro está disponible en PDF, con lo cual resulta muy fácil descargarlo. 

Norberto Fuentes estuvo estrechamente vinculado con las más altas esferas de la dictadura Cubana, incluso a un nivel que muy pocos pudieron alcanzar. Además trabajó para los periódicos "Hoy" y "Granma", ambos con una línea editorial a favor de de la dictadura. Total, que en esta obra hay algunos pasajes muy interesantes confesados por aquellos militares con los cuales se relacionó, ocurridos en Cuba y en sus viajes al extranjero. 

Con el tiempo la mayoría de esos amigos y colaboradores fueron muriendo, otros defenestrados, algunos tuvieron la suerte de huir a tiempo o, en el peor de los casos, fueron "enviados al más allá" por Fidel Castro que, si una virtud habría que señalarle era esa precisamente, la de "cortar por lo sano" en el momento preciso. Ya sabe a que nos referimos.

EL FATAL DISCURSO DE JOSE ABRAHANTES 

Por ejemplo, en uno de ellos durante una reunión con intelectuales Cubanos el 26 de marzo de 1989, el entonces ministro del interior Juan Abrahantes Fernández pronunció un discurso que puede que haya sido lo que selló su destino y no por lo que fue acusado después. 

El entonces general de división dijo esto: 

“Estamos y estaremos siempre abiertos al diálogo, en la disposición de escuchar y de discutir cualquier idea, cualquier problema que pueda preocuparles, y en el cual consideren útil nuestro conocimiento o participación. 

No me refiero solo a los compañeros que tienen relaciones de muchos años con el Ministerio. Ni me refiero tampoco exclusivamente a los que puedan opinar más cercanos a nosotros, sino también a aquellos que tengan ideas distintas o que vean los problemas con otros matices y enfoques”. 

Cuando salió publicado en el periódico "Granma", lo primero que hizo Fidel Castro fue preguntar quién se lo había escrito, y aunque los lineamientos del discurso eran de la autoría del propio Abrantes y del señor Carlos Aldana, entonces ideólogo del partido, en realidad era obra del presidente de la unión de periodistas de Cuba Julio García Luis. 

Cuando Castro se enteró quien era, respondió: "Ya tenemos al primer traidor". Julio murió de un infarto en enero del 2012, mientras que Abrahantes, que siendo ministro del interior fue uno de los que cayó en el proceso por el narcotráfico de 1989, muere dos años después de lo mismo y de manera inesperada, mientras se encontraba recluido en la prisión de Guanajay cumpliendo una condena de 20 años.

Por su parte Aldana, que había sido jefe de despacho de Raúl Castro, fue cesado fulminantemente del buró político del partido comunista tres años después, siendo sustituido por Ramón Balaguer "un histórico de la revolución" que falleció en 2022.

LA FAMOSA CONVERSACIÓN QUE ESCUCHÓ ALDANA EN SU DESPACHO

Resulta que Aldana, que en esos momentos era considerado como "el numero 3 de la dictadura", aseguró en una ocasión que durante una conversación entre Fidel Castro y el coronel Tony de la Guardia, ocurrida en su despacho del Palacio de la Revolución, este consiguió convencer a Tony para que asumiera toda la responsabilidad del narcotráfico con el cártel colombiano. 




Aldana nunca quiso revelar el contenido de aquella conversación, de hecho dijo: "Me llevaré a la tumba lo que ese día hablaron Fidel y Tony". Y se fue, pues murió el pasado año de una neumonía sin decir nada. Al menos públicamente.

Aquella operación de narcotráfico le dio la posibilidad a la administración del presidente George Bush para acusar al gobierno de Cuba, con lo cual Castro armó "su teatro" con los cuatro fusilamientos incluidos, con tal de detener cualquier intento de agresión por parte del poderoso vecino.

"Aquello era al descaro", al punto de que a la D.E.A. le fue muy fácil penetrar a los lancheros cubano americanos y conocer de los contactos que existían entre la oficialidad cubana y el cártel de Medellín. En teoría lo que se dijo fue que los lancheros esperaban en Varadero por los aviones cargados con cocaína que llegaban desde Colombia, para luego transportarla hacia las costas de EEUU en sus lanchas rápidas.

Solo un tonto de capirote podría creer el cuento de que en Cuba se efectuaban operaciones de narcotráfico a espaldas de la tiranía de Fidel Castro. Le creemos perfectamente a la señora Ileana, hija de Tony de la Guardia, que vive en el exilio, cuando aseguró que Castro traicionó a su padre al prometerle que si asumía toda la responsabilidad en aquellas operaciones, no sería fusilado.

ASESINATO DE SALVADOR ALLENDE 

En otro de los capítulos de ese libro, Norberto relata como Fidel Castro le encomienda a los hermanos la Guardia la orden de asesinar literalmente. Dice que Fidel le dijo en una ocasión: “Mata, mi hermano. Tu tarea es esa, mata un poco de hijos de putas, y olvídate de estar trapichando (estraperlo) con decodificadores de señales de televisión”. 

Tony de la Guardia se encontraba al frente del departamento de MC, encargado de "importar" como fuere tecnología e insumos prohibidos por el embargo. Entonces el primer objetivo - afirmó Norberto - fue el general  dela aviación Rafael del Pino Díaz, uno de los héroes de la invasión de Playa Girón en 1962, que había escapado en 1987 un Cessna 402 a Cayo Hueso, EEUU, junto a su mujer y los tres hijos. 

A tal efecto, el Norberto asegura que él mismo le preguntó a Tony, ... ¿Qué vas a hacer con Del Pino? y que este le respondió: "Que lo mate él. Yo no voy a matar a nadie". Y hablando de matar... En el libro "Cuba Nostra. Les secrets d´État de Fidel Castro", del periodista francés Alain Ammar, se asegura que Fidel Castro fue quien ordenó el asesinato del ex presidente chileno Salvador Allende.

Al parecer, durante el golpe de estado en el palacio de la Moneda ocurrido aquel 13 de septiembre de 1973, los hermanos de la Guardia recibieron órdenes expresas de Fidel Castro de evitar a toda costa que el presidente chileno se rindiera, o que pidiera asilo en la embajada de Suecia como había estado barajando, que negociara con el general Augusto Pinochet su marcha al exilio o ni algún tipo de pacto con los militares. 

De haberlo hecho, hubiera significado un duro golpe para sus planes de extender su ideología comunista hacia otros países del área. Según esa hipótesis, con la muerte de Allende se garantizaba el estallido revolucionario y de paso Castro agregaba "otro mártir a su causa personal". 

Esto, aunque hay quien lo sigue sosteniendo, sobre todo a partir de la autopsia, nunca ha sido probado más allá de la opinión de dos agentes cubanos exiliados. Sin embargo, el escritor Norberto Fuentes asegura que la verdadera gente de Castro en Chile no era Salvador Allende precisamente, si no los integrantes del movimiento de izquierda revolucionaria MIR, Pascal Allende y Miguel Henríquez.

Pinochet le dice algo a Castro durante una visita a Santiago de Chile en 1971

En la versión del escritor francés se baraja que el ex agente de la inteligencia Cubana en el exilio, Juan Vives, por cierto sobrino de Osvaldo Dorticós Torrado, aquel presidente de paja que estuvo en el cargo desde el 17 de julio de 1959 a diciembre de 1976 que - supuestamente - se quitó la vida, fue ratificada por otro cubano y ex miembro de la guerrilla del argentino Guevara en Bolivia, el señor Daniel Alarcón Ramírez, alias Benigno, exiliado en Francia hasta su muerte. 

Fuera de aquí...

Según Vives, fue Patricio quien acabó con la vida del líder de la Unidad Popular Chilena, y que luego fue colocado en un sofá - con el arma al lado - para aparentar que había muerto "combatiendo" a los golpistas. En el 2014 la corte suprema de Chile cerró definitivamente la investigación, al dictaminar que había sido Allende quien se quitó la vida de un balazo de un AK en la cabeza.

OPERACIÓN ISLA DAWSON

También se refiere a la operación en la Isla Dawson, en el extremo sur de Chile, y que servía de base para un campamento de la Armada. El 16 de septiembre de 1973, cinco días después del golpe de Estado, la Armada chilena instaló allí los campos de concentración de Río Chico y Compingin, donde cerca de cuatrocientos presos políticos, entre ellos los principales miembros del gobierno, fueron concentrados.

Al siguiente año, y según narra Norberto Fuentes en su libro, Castro acordó con el entonces mandatario soviético, Leonid Breznev, una operación para rescatar algunos de aquellos prisioneros en la isla. Para conseguirlo se destinarían soldados de las tropas especiales cubanas y soviéticas, además se emplearían tres submarinos nucleares rusos PLARK – 670, en los cuales se transportarían de regreso a los rescatados. 

Algo sospecharía Pinochet al respecto, desde el momento que a los guardias de aquella isla se les mantenía aterrorizados con la posibilidad de un asalto Ruso y Cubano, de manera que las ordenes dadas eran liquidar primero que todo a los prisioneros allí recluidos, y después defender la base. 

ARMAS ESCONDIDAS EN UNA PRESA

Otro de los grandes misterios develados en este libro ocurrió en 1991. En el fondo de una represa, al oeste de La Habana, aparecieron 3 contenedores de armas de origen occidental y perfectamente conservadas en grasa. Fue a raíz de haber sido fusilado el general Arnaldo Ochoa. ¿Quién las puso allí? ¿Qué propósito tenían?, se pregunta el autor en su libro.

INTENTO DE GOLPE DE ESTADO EN ARGENTINA

Una de las confesiones más candente que hace Fuentes fue la relacionada con el intento de ocupación de la guarnición del ejército argentino en "La Tablada", provincia de Buenos Aires, ocurrida entre los días 23 y 24 de enero del 1989 durante la presidencia de Raúl Alfonsín.

Presidente Argentino Raúl Alfonsín visitando la base "La Tablada"  

Esta acción, en la que murieron varios soldados y cuatro de los asaltantes, fue protagonizada por un comando sandinista llamado "Movimiento Todos por la Patria" (MTP). Según confesó el ex coronel del ejército nicaragüense, Víctor Boitano, en una entrevista con la entonces periodista María Elvira Salazar, (Hoy representante republicana en el congreso por la Florida), parte del grupo subversivo se entrenó en Nicaragua con el conocimiento de la Inteligencia de ese país, con el financiamiento del narcotráfico y con total cocimiento de los dirigentes cubanos.

El escritor asegura que detrás de este intento de golpe de estado organizado por el guerrillero Enrique Gorriarán Merlo estuvo el general de División Arnaldo Ochoa, el entonces jefe militar de la Misión cubana en Angola y "héroe de la Republica de Cuba". Incluso deja entrever que puede haber sido esta una de las causas de su posterior fusilamiento.

EPÍLOGO: Para Fuentes; aquellos fusilamientos terminaron por erosionar los cimientos de la revolución Cubana. 

Luego de un intento de fuga fallido, Norberto Fuentes consiguió salir rumbo a México en un avión enviado especialmente por el presidente Carlos Salinas de Gortari. Y se dice que no fue fusilado gracias al premio noble colombiano Gabriel García Márquez que intercedió ante su viejo y gran amigo, el tirano Cubano.

La lectura de este libro les pondrá "al día" sobre una serie de supuestos hechos que, mientras vivimos en esa isla cárcel, ni imaginamos siquiera que hubieran sucedido. De paso nos pone en conocimiento de otras tantas derrotas que pusieron a flote la incapacidad conspirativa de este tirano.

LUCTUOSO ANIVERSARIO 

El próximo 13 de julio se cumplirá el 36 aniversario de estas ejecuciones. El general de división Arnaldo Ochoa, coronel Antonio de la Guardia, mayor Amado Padrón y capitán Jorge Martínez, ejecutados en un potrero muy cerca de la pista de aviones de Baracoa, en la Habana.

Las voces de mando las dio el coronel Luis Mesa Delgado, recién ascendido a general de brigada, que una vez ejecutados procedió a pegarle a cada uno dos tiros "de gracia". Este asesinato fue grabado en vídeo por orden del propio Fidel Castro; y como testigos estuvieron los generales Abelardo Colomé Ibarra, Ulises Rosales del Toro, Senén Casas Regueiro, Sixto Batista Santana, Leopoldo Cintra Frías y Félix Baranda Columbié.
--“Nuestras leyes permiten la pena de muerte. Está suspendida, pero ahí está, de reserva”, dijo Raúl Castro en un evento de la comunidad de estados Caribeños, la CELAC, en el 2013.--
Sobre la ejecución de Ochoa, que en apenas un mes pasó de ser héroe de la república de Cuba a detenido, juzgado y ejecutado por "alta traición a la patria", Norberto cuenta como le avisó antes que lo estaban investigando, a raíz de 200 mil dólares que eran de los Nicaragüenses y que habían "desaparecido" supuestamente.

"Le conté que habían doscientos mil dólares de los nicaragüenses que estaban perdidos y que estaban detrás de él. Y mira, yo estoy convencido de que si hubo un hombre en el mundo que vio temblar a Arnaldo Ochoa, ese fui yo. Se quedó tieso", agregó Fuentes.

General Arnaldo Ochoa circulado en rojo. De izquierda a derecha el general Senén Casas Regueiro, Fidel Castro, general Rafael del Pino, en el exilio, un general chileno invitado a las maniobras y con traje más claro el coronel Víctor Drake, señalado como uno de los responsables de los campos de concentración para homosexuales y "desafectos a la revolución" UMAP

Apenas me dijo: "Estoy perdido". Luego se recompuso y le dije: "Arnaldo, no digas a nadie quién te lo dijo, pero esto lo supe por Alcibíades Hidalgo (entonces jefe del despacho de Raúl Castro). "Y no habló, no dijo nada a nadie. Si no me hubiera afectado a mi".

Agrega Fuentes que cuando despertaron a Ochoa para decirle que el Consejo de Estado había rechazado la clemencia y que lo iban a fusilar, dijo: "¡¿Qué?! ¿Me han despertado para esta mierda?". Devolvió el papel y dijo. "Bueno, ya que me han despertado, ¿ustedes no creen que puedan hablar con el cocinero para que me haga unos huevos bien blanditos?" 

"El día que lo iban a fusilar les dijo, "es hoy, pero quiero que me traigan a la nicaragüense". Se la llevaron, lo estaban filmando, lo estaban grabando. ¿Te imaginas que te van a fusilar a las 12 de la noche y tu pides una mujer y te acuestas con ella? ¿De qué estaba hecho ese hombre?".

El proceso sumarísimo - conocido como Causa número 1 de 1989 - concluyó que el general y 13 colaboradores del ministerio del interior y las fuerzas armas habían transportado seis toneladas de cocaína del cartel de Medellín a los Estados Unidos, cargamentos que tuvieron un valor de tres punto cuatro millones de dólares

Aquel pantomima de juicio fue transmitida por televisión, y aunque los Castros - al menos de cara a la galería - se sacudieron de encima la culpa, la verdadera historia oficial no tardó en saberse. Por otro lado, existe una "supuesta carta" escrita en 1991 desde la prisión "La Condesa" donde se encontraba recluido el general Patricio de la Guardia, hermano gemelo de Tony, y que según dicen "fue filtrada".

En esa misteriosa misiva se denuncia que el régimen castrista sí auspiciaba el tráfico de drogas. El gemelo había sido condenado a 30 años de prisión, básicamente por no denunciar a su propio hermano y al resto de los implicados.

Al frente del departamento del Ministerio del Interior "MC" (Moneda Convertible), Tony se dedicaba a conseguir divisas mediante el contrabando de diamantes y marfil traídos desde Angola, así como la cocaína Colombiana; y que todo se lo informaba personalmente a Fidel Castro. 

No hemos visto la carta, pero dudamos mucho que haya mencionado a Castro en ese documento que según se dice fue fechada el 5 de octubre. Patricio reconoce que su hermano le había confesado cuatro operaciones de narco tráfico, y que como resultado de las mismas le había entregado más de tres millones de dólares al ministro del Interior José Abrantes, y al vice-ministro Luis Barreiro, agregando además que en locales de la clínica CIMEQ, centro de investigaciones médicas situado en la localidad de Siboney, habían quinientos kilos de cocaína almacenados.

Según el rotativo francés "Le Monde", que al parecer reconoció la existencia de este documento, aseguró que el destituido general envió copias de esa carta a dos miembros del Buró Político del partido comunista, al secretario general de las juventudes comunistas, el defenestrado Roberto Robaina y al miembro de la cúpula castrista Osmani Cienfuegos, ya fallecido. 

Patricio de la Guardia
Sin embargo, y esto no es más que nuestra opinión, con la excepción de esos dos misteriosos miembros de buró político que no sabemos quienes fueron, dudamos mucho que alguno de los destinatarios de esa carta se haya atrevido a tanto. 

Incluso apostamos a que esos dos funcionarios tampoco, sobre todo teniendo en cuenta el alto cargo que ocupaban. Es que de haberlo hecho hubiera significado el fin para ellos. En el exilio quizás, ¿pero residiendo en la isla? lo vemos difícil.

De hecho hasta el 2019, año en que el general cumplió una parte de su condena de 30 años, seguía estando en régimen de libertad vigilada en su residencia de la calle 3ra en Miramar, la Habana, dedicado casi por entero a la pintura de sus cuadros.

Incluso él mismo sabe -probablemente- que mientras siga viviendo en la isla, que es algo a lo que se ha visto obligado desde que fue de nuevo "relativamente libre", su vida seguirá corriendo peligro hasta el fin de sus días. Por lo menos vivió lo suficiente como para ver las cenizas del verdugo en jefe. Como dijo una vez el escritor francés Jean-Batiste Racine en el siglo XVII, "No hay secreto que el tiempo no revele". 

Maldita Hemeroteca.