jueves, 4 de mayo de 2023

Pablo Neruda y la isla de los capitanes.

Neruda y su esposa Matilde Urrutia en Moscú 1962

Pablo Neruda, una gloria de la lírica del siglo XX, visitó la Habana el 14 de marzo de 1942, segundo año presidencial de Fulgencio Batista y Zaldívar.

El organizador de este encuentro fue el comunista Juan Marinello, con quien había coincidido en un congreso cultural en España y que, junto con el otro comunista, Carlos Rafael Rodríguez, eran los dos "ministros sin cartera" que Fulgencio Batista había incorporado a su gobierno para tener a los "alborotadores rojos" de su lado.

El 14 de julio de 1940 Batista, al frente de una coalición de izquierdas, había ganado unas apretadas elecciones frente al doctor Ramón Grau San Martín. Entre sus asociados se encontraban estos dos "bolcheviques" que con los años se convirtieron en furibundos Castristas. Batista se impuso con algo más del 56% de los votos, mientras que Grau, por el partido auténtico, alcanzó el 40,35% y Reinaldo Márquez, del partido agrario, apenas el 3%, con algo más de 40 mil votos.

Fulgencio Batista en su despacho presidencial. 

Bajo este mandato se aprobó una de las constituciones más progresistas que se recuerden en todo el mundo. Luego de la gira efectuada por el mandatario cubano a varios países latinoamericanos, entre ellos Chile, el 27 de noviembre del 1944, Pablo Neruda pronunció un discurso en la universidad de Santiago y que el periódico comunista "El Siglo" tituló así: 

"Saludo a Batista". 
Palabras de Pablo Neruda en la Universidad de Chile.

"Ante Fulgencio Batista, capitán de su pueblo, estamos en presencia de Cuba: nadie como él la representa tan poderosamente en este instante, y antaño unos pocos, a quiénes él continúa, dejaron dispersos los huesos en cárceles de piedra para que Cuba viviera (....)

Batista, como hombre del pueblo, ha comprendido mejor que muchos demagogos el papel de los intelectuales (...) Los chilenos damos hoy la mano a Fulgencio Batista, con una franqueza y sinceridad que llamaríamos chilena si no fueran también condiciones permanentes de Cuba.

Saludamos en él al continuador y restaurador de una democracia hermana, al hombre que recibió la patria despedazada y anarquizada, recién salida de las garras de un tirano sangriento, y palpitante aun de la heroica, legendaria lucha que lo derrotara. Saludamos al que pudiendo haber seguido el camino de muchos filibusteros del poder, lo entregó con sus anchas manos morenas a quien eligiera su pueblo".

Aquella soflama que fue recogida en la hemeroteca de este periódico chileno, y que cada año que pasa se torna más difícil de encontrar, Neruda señaló a Batista como "capitán de las islas y soñador intelectual como lo fue José Martí, y de confundirse con los héroes populares de nuestra época".

Con los años, el 23 de enero de 1959 el genial escritor se encontró con Fidel Castro en Venezuela y, al años siguiente, el 11 de enero de 1961 le bajó una musa vestida de verde olivo y en el mismo "El Siglo" escribió esto en su poema "Canción de Gesta":  

"Cuba nos enseñó que no se acaba el mundo si se rompe con el imperialismo". 

Aquí, un par de fragmentos de aquella "descomposición ideológica" hecha poema...

Fidel, Fidel, los pueblos te agradecen palabras en acción y hechos que cantan, por eso desde lejos te he traído una copa del vino de mi patria: Es la sangre de un pueblo subterráneo que llega de la sombra a tu garganta, son mineros que viven hace siglos sacando fuego de la tierra helada.

Y están contigo porque representas todo el honor de nuestra lucha larga, y si cayera Cuba caeríamos, y vendríamos para levantarla, y si florece con todas sus flores florecerá con nuestra propia savia. Y si se atreven a tocar la frente de Cuba por tus manos libertada encontrarán los puños de los pueblos, sacaremos las armas enterradas: la sangre y el orgullo acudirán a defender a Cuba bien amada".

Hay quien sostiene que Neruda vio en Fidel Castro, la reencarnación de su amado Stalin, quien se había marchado al infierno hacía muy poco. Recordemos que Neruda, junto con su amigo el pintor de murales Diego Rivera y el otro muralista, David Alfaro Siqueiros, fueron los que le "aconsejaron" a Trotski (Lev Davídovich Bronstein) optar por México como exilio. 

Según publicó la agencia AFP en 1971, citando al rotativo galo "Journal du Dimanche", Neruda no solo había participado en el atentado, si no que había escondido el arma en su propia casa. El 24 de mayo de 1940, Neruda se vio relacionado con el primer atentado contra León Trotski en ciudad México. 

Contando con la complicidad del traidor, Shelton Harte, un guardaespaldas del disidente ruso, un grupo de 20 hombres penetró en su casa del barrio de Coyoacán, y luego de tremenda balacera donde fue herido el nieto de Trostki, asesinaron al cómplice y traidor. Según afirmó el rotativo galo, aquellas armas empleadas en el atentado fueron escondidas en la casa de Neruda. 

Algo de cierto hubo en todo esto, toda vez que el escritor se vio obligado a abandonar México. En fin que ahora se entiende porque no debió ser nada difícil piropear, alabar, agasajar o más bien adular, que sería lo más correcto decirlo, a gente como Batista, Fidel Castro o Stalin, sobre todo este ultimo, del que llegó a escribir barbaridades como estas:

"En tres habitaciones del viejo Kremlin vive un hombre llamado José Stalin. Tarde se apaga la luz de su cuarto. El mundo y su patria no le dan reposo. Otros héroes han dado a luz una patria, él además ayudó a concebir la suya, a edificarla y defenderla".

O el día de la muerte del Georgiano, el 5 de marzo de 1973 en su "Oda a Stalin"...

“Camarada Stalin, yo estaba junto al mar en la Isla Negra, /descansando de luchas y de viajes, /cuando la noticia de tu muerte llegó como un golpe de océano”.  

Y de nuevo, como Batista, Neruda se acordó de los capitanes..

"Velamos al capitán lejano que al entrar en la muerte dejó a todos los pueblos, como herencia, su vida. Hay que aprender de Stalin /su intensidad serena, /su claridad concreta. Stalin es el mediodía, la madurez del hombre de los pueblos". 

Lo curioso fue que un año después de que Ramón Mercader - huésped ilustre de Fidel Castro -  asesinara a Trostki de un hachazo en la cabeza en un segundo intento, le hayan concedido a Neruda el premio "Stalin de la paz" y, coincidentemente, un año después de haber alabado a este asesino, responsable de la muerte de millones de compatriotas, la mayoría desterrados en aquellos terribles Gulags, "le distinguieran" con el Nóbel de literatura.

Castro y Guillén en la UNEAC

Pero como la vida es como es, así de caprichosa, los peores insultos de su vida los recibió de parte de Fidel Castro precisamente, aquel por el cual había prometido "levantar sus puños y empuñar de nuevo las armas enterradas". 

En 1966 los genuflexos Roberto Fernández Retamar y Nicolás Guillen, a nombre de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y por orden del barbudo dictador por supuesto, le acusaron - nada más y nada menos - que de ser un burgués. Ese es el peor de los insultos para un comunista.

Fue el día que se le ocurrió visitar el "Pen Club" en Estados Unidos, una institución enfocada en fomentar la cooperación y la tolerancia entre los escritores del mundo. ¡Dígame usted, hablar de tolerancia con aquellos comisarios políticos de la UNEAC!. Desde ese día para Neruda se acabaron las gestas, las odas y los saludos. Nunca más regresaría a la isla de los capitanes. 

Fuente: Periódico "El Siglo" de Chile. / Alexánder Solzhenitsyn «Archipiélago Gulag»/ J. Arch Getty y Oleg Naumov «La Lógica del Terror: Stalin y la autodestrucción de los Bolsheviques, 1932-1939»/ Diario chileno "El Sur", artículo 29 de marzo de 1971. Biblioteca nacional digital de Chile./ Otras fuentes de Internet. 

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