La ley de reforma urbana. Sus logros y sus fracasos

Los hermanos Castro y el presidente Osvaldo Dorticós nombrado a dedo y plegado totalmente a sus órdenes

De 1959 a 1968 la revolución cubana puso en marcha varios procesos nacionalizadores que terminaron con la intervención de toda la propiedad privada en la isla. En 1960 Fidel Castro comenzaba a apretar la soga alrededor del cuello de los emprendedores cubanos con la nacionalización de la banca norteamericana.

Ese día, Castro dio un paso más en un proceso que lo tenía pensado de ante manos, y en su calidad del Primer Ministro y con un Presidente como Osvaldo Dorticós Torrado al que manejaba a su antojo, firmó la Resolución Nº 2, que disponía la nacionalización de la banca norteamericana, a tenor de la Ley Nº 851 del 6 de julio de 1960.

Los bancos nacionalizados fueron: 

The First National Bank
City Bank of New York
The First National Bank of Boston  
The Chase Manhattan Bank. 

Semanas antes, Castro había anunciado frente a una multitud reunida en La Habana la expropiación de 26 empresas norteamericanas, lo que dio como resultado la ruptura de relaciones diplomáticas y, en enero del año siguiente, una invasión amada mientras respondía a todo esto declarándose comunista, tanto él como su revolución. 

Cuartería y solares de la Habana vieja

El 14 de octubre de 1960 el pueblo Cubano se convirtió - de cierta manera - en cómplice del primer gran robo de esa revolución. Y cuando decimos el pueblo Cubano lo decimos con total conocimiento de causa, ya que más del 80 % de la ciudadanía se benefició de una ley que no solo "mató" a los especuladores, es cierto, pero a la misma vez liquidó a la valiosa clase media en la isla.

No es secreto que la vivienda en Cuba era hegemónicamente del capital privado así como su libre arrendamiento, de hecho 3 de cada 5 casas estaban sometidas al pago de un alquiler protegido por la jurisdicción vigente en ese momento, que se vio dimensionado por un éxodo poblacional del campo hacia las ciudades y que no fue un fenómeno que se originó con la republica, si no muchísimo antes.

Ya desde el siglo XVIII, con el surgimiento en los límites de la Habana de la producción de azúcar, tabaco, café o frutales, la población fue creciendo exponencialmente en zonas como Managua, el Wajay, los Quemados en Marianao, el Guatao, San Miguel del Padrón o Santiago de las Vegas, la mayoría por esclavos libertos que fueron poblando esas áreas limítrofes de mano de obra.

Como un dato ilustrativo diremos que durante el censo de 1778, primero que se hacía en Cuba y auspiciado por el gobernador marqués del la Torre, arrojó una población de 171.670 habitantes, pero ya para el 1800 la proporción por cada vivienda era de 50 a 1.

Barrio social San Agustín en la Lisa

Cien años después habían un total de 262.724 casas en todo el país para más de un millón y medio de habitantes, lo que significaba ya de 5 a 3 personas por cada morada. Luego, para el 1907, primer censo que se hacía durante la ocupación militar norteamericana, la situación no varió para nada, ya que se registró medio millón de personas más en tanto que las viviendas aumentaron apenas en 90 mil.

Por ejemplo durante la crisis del 1933, años en que se produjo una alta demanda de viviendas y con ella la aparición de edificios de apartamentos, el 74% pertenecía a los arrendatarios aunque en este caso los inquilinos se vieron beneficiados de cierta forma.

Por ejemplo la dirección de la unión general de arrendatarios llegó a un acuerdo por medio del decreto No 2005 de septiembre de ese año, de establecer una prórroga para los inquilinos deudores y sus respectivas medidas de desalojo. En diciembre de ese mismo año se fijó la cantidad máxima permisible de procesos de desahucio a solo 10 diarios por cada juez y, en el 1939, se congelaron los alquileres y se estableció legalmente un derecho a la vivienda con la permanencia del inquilino.

Para el 1953, segundo año del gobierno de facto de Fulgencio Batista, se aprueba la Ley Nº 153 mediante la cual se redujeron los alquileres de los inmuebles urbanos de un 30 a un 50%. Para entonces la creación de viviendas había aumentado sustancialmente en el orden de las 25 mil.

Viviendas sociales al estilo del "sistema Pastorita"

ELIMINACIÓN DE LOS BARRIOS INSALUBRES

Una vez llegada la revolución castrista al poder, se propuso la eliminación de los barrios insalubres y para ello promulgó las primeras leyes que tuvieron un gran impacto. No pensemos que se centraron inmediatamente en promulgar medidas de carácter social y económico con la finalidad de atraer el mayor número posible de
prosélitos, pensemos mejor que lo hicieron por el bienestar del pueblo a pesar de que ya para entonces la sospecha del comunismo era cada vez más convincente.

Entre los primeros pasos que dieron, el 26 de enero de 1959 promulgaron la ley contra del desalojo y las demandas de desahucio, la Nº 26, mientras que las 218 y 691 del 7 de abril y 23 de diciembre del 1959 respectivamente, regulaban los precios máximos y la venta forzosa de terrenos urbanos edificables con el propósito de combatir la especulación generada por la alta demanda y el surgimiento de barrios insalubres y cuarterías (solares).

--La ley No 86 creó el Instituto Nacional de Ahorro y Vivienda (INAV), transformando los fondos de la lotería nacional con fin de dar solución al problema habitacional. --

En 10 de marzo del mismo año, la Ley No 135 paralizaba en gran parte la
especulación en los arrendamientos urbanos al determinar la rebaja de los pagos mensuales. La especulación recibió un duro golpe al decretarse una rebaja de los alquileres en un 50%, en un 40% para aquellos que fueran inferiores
a 100 pesos y en un 30% en los demás casos.

En agosto del mismo año, la Ley No 503 suspendió una vez más los juicios de desahucio hasta que por fin, el 14 de octubre de 1960 se promulga y sanciona la Ley de Reforma Urbana con rango constitucional, compuesta de 45 artículos. A partir de ese momento fueron otros los desahuciados. De golpe y porrazo la mayoría del pueblo se vio beneficiado al convertirse de inquilino, en propietario de las viviendas.

Con los años el INAV antes mencionado, presidido por la "guerrillera de la Sierra Maestra", la marianense Pastorita Núñez, comienza a desplegar entre los 1959 y 1962 un plan de construcción de pequeños y medianos edificios de corte social, mediante el empleo de los fondos de ahorro de la renta de la Lotería Nacional. Según los datos este programa creó en la isla unas 8000 viviendas, hasta que fue disuelto en 1968.

Se edificaron en distintos barrios como en la Habana del Este, en 1961 o el de Alamar en 1971, los apartamentos de Alta habana o los edificios de "Plaza de la Revolución", mientras que en el resto de la isla aparecieron en 1964 el distrito Urbano José Martí, en Santiago de Cuba, el Caribe en Guantánamo, el Lenin en Holguín, el San Rafael en Matanzas o los Olivos en Sancti espíritus, sin contar el desplazamiento forzoso que se hizo con el campesinado del Escambray, que por obligación tuvo que dar origen a otros núcleos poblacionales.

En total, y según los datos, se fabricaron alrededor de 290 mil viviendas, horribles y de bajo costo la verdad, pero viviendas al fin. Aún así, la situación en Cuba no ha hecho si no empeorar un día si y el otro también. Lo curioso es que durante su alegato en el juicio por el asalto al cuartel Moncada, el inculpado Fidel Castro denunciaba, a la vez que prometía, cosas como estas:

"Un gobierno revolucionario resolvería el problema de la vivienda rebajando resueltamente el cincuenta por ciento de los alquileres, eximiendo de toda contribución a las casas habitadas por sus propios dueños, triplicando los impuestos sobre las casas alquiladas.

Demoliendo las infernales cuarterías para levantar en su lugar edificios modernos de muchas plantas y financiando la construcción de viviendas en toda la isla en escala nunca vista bajo el criterio de que si lo ideal en el campo es que cada familia posea su propia parcela, lo ideal en la ciudad es que cada familia viva en su propia casa o apartamento. 

Hay piedra suficiente y brazos de sobra para hacerle a cada familia cubana una vivienda decorosa. Pero si seguimos esperando por los milagros del becerro de oro, pasaran mil años y el problema estará igual."

Sobre todo eso último que dijo, han pasado 64 años de su dictadura familiar y la situación sigue siendo un verdadero lastre social, que se ha ido agravado con el aumento de la población y el desamparo del propio régimen. En el programa oficialista "mesa redonda", el ministro de la construcción admitió que hasta el año 2020 existían en la isla alrededor de 9.600 cuarterías y 122.000 viviendas de piso de tierra, números aún que pueden ser mayores con toda probabilidad.

Caso parecido sucedió con la no menos aplaudida Reforma Agraria. En teoría esta distribuiría los latifundios en
propiedad para los campesinos derivando hacia un sistema de "cooperativas agrarias", un esquema copiado de las granjas colectivas soviéticas. Al final una buena parte de aquella clase media Cubana, motor indiscutible del consumo e impulsor de cualquier economía que se respete, quedó barrida del mapa por este tipo de leyes.

Y aunque por un lado es cierto que nos agrupaba socialmente en función de nuestros ingresos y bienes de consumo, por el otro la pregonada igualdad económica eliminaba la posibilidad de mejorar en función del esfuerzo individual. Entender, y asumir a la vez, que todas las personas eran iguales, ha sido uno de los mayores errores de esa dictadura.

Hoy sabemos perfectamente quienes son los que componen esa clase, e incluso otra mucho más rica y selecta. Para desarrollar una verdadera y exitosa democracia hay que contar siempre con la clase media, entre otras cosas porque lejos de ser explotadora es activa, trabajadora, crea puestos de trabajos y sobre todo es la paga los impuestos que se traducen en progreso y beneficio social.

Maldita Hemeroteca

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