sábado, 23 de diciembre de 2023

El caballo Baconao y una hipótesis oculta


Por mucha propaganda patriotera que nos hayan sonado en Cuba, hoy sabemos perfectamente, gracias a narradores e historiadores, incluso de algunos que estuvieron in situ, que las relaciones entre José Martí y el general Antonio Maceo no eran buenas para nada, y que si había un fino hilo convergente en sus vidas fue el querer la libertad, única y exclusivamente.

Por tanto, decir que aquel brioso caballo que le regaló Maceo a Martí fue por la consideración que le tenía, ha desatado cualquier cantidad de insinuaciones que, por un lado, y sin asegurar para nada que hayan sido ciertas, no dejan de levantar caprichosas y hasta mal intencionadas sospechas. Aunque el origen de aquella bestia no quedó muy claro, algunos aseguran que que perteneció a la tropa del coronel Juan Copello, comandante militar de Guantánamo, y que fuera ocupado por Maceo en la acción del 13 de mayo de 1895 en Jobito, donde cayera el teniente coronel español Joaquín Bosch.

Otros, en cambio, fueron de la opinión que se trataba de un corcel procreado en una caballeriza del propio pueblo de Guantánamo. Lo cierto es que teniendo en cuenta esta tirantez existente, la canalla historiográfica se ha dado a la tarea de especular y con muy mala intención además. Por ejemplo que aquel caballo había sido, poco más o menos, que un atentado a la vida de Martí, por parte del general mulato.

Salvo algunas lisonjas y carantoñas propias de un pensador de relieve como lo fue Martí, hay que admitir que basándose en la correspondencia que existió entre ambos, en muy pocas cosas coincidían, más bien discordaron bastante, sobre todo en el tema del control civil y no militar de aquel levantamiento, pues aunque Maceo opinaba que Cuba debía haber una igualdad social, no así en los derechos civiles. Y para ir al grano, vemos el hecho de que cuando ambos se encontraron en la Mejorana, lo primero que escribe Martí en su diario sobre Maceo, como insinuando su porte triunfante y vanaglorioso, fue:

«Con un caballo dorado, en traje de holanda gris, ya tiene plata la silla, airosa y con estrellas»

Y seguidamente agrega:

«Maceo tiene otro tipo de gobierno en mente, una junta de generales al mando, y como secretaria general "La Patria" la que anima como secretaria del ejército.»

Más tarde se fueron a un cuarto para continuar hablando, pero según siguió apuntando Martí, no pudo hacerle cambiar de opinión. Y entonces Maceo le dijo interrumpiéndole:

«Pero y usted se queda conmigo o se va con Gómez?, como si fuese yo la continuación del gobierno leguleyo, y su representante. Lo quiero —medice— menos de lo que lo quería». (Aquí Martí hace clara referencia al encargo dela expedición a Flor Crombet y los gastos» Me hiere y me repugna, agregó el maestro.


En efecto, sin resolver el conflicto, Maceo terminó el almuerzo abruptamente diciendo que: 

«He de andar seis horas».

En cambio Martí escribe:

«Allí, cerca, están sus fuerzas reunidas de Oriente, pero no nos lleva a verlas».

En lugar de eso, Maceo mandó a Martí y a Gómez fuera, y cito de nuevo:

«con la escolta mohína pasamos la noche a otro rancho fangoso fuera del campamento, abierto al ataque, y así, como echados y con ideas tristes, nos dormimos»

Dicho esto, que es tan solo un ejemplo, porque en el libro "La Mejorana y la independencia Cubana", de la profesora e historiadora suiza Aline Helg hay "para hacer dulce", como se suele decir, hay razones para creer que ese caballo llevaba todas las intenciones macabras que le señalaron. ¿Usted se imagina la clase de blanco fácil que resultaría para la fusilería española, un caballo blanco y de crines doradas en medio de la oscuridad de la noche?. O que, según reza una de las teorías de su origen, fue devuelto a la caballeriza de Guantánamo porque era cerrero y muy difícil de controlar?. ¿Es que no había otro caballo acaso?.

No olvidemos que la reacción de aquella bestia fue esa - precisamente - y que según testigos fue una de las razones por las cuales Martí se lanzó directo, y sin control, hacia el fuego enemigo. Que si no llega a "desbocarse", el escolta Ángel de la Guardia le hubiera dado alcance antes de penetrar en el aquel infernal potrero. Según el relato de su hermano Dominador, ascendido a capitán aquel día, aquel caballo salió huyendo "como un loco", mientras que el otro animal cayó herido encima de su hermano, y que tuvo que regresar a la "talanquera" y atrapar otro y poder evacuar de allí a su hermano.

Total que allí en aquella acción de Dos Ríos el pobre Baconao recibió un balazo que le entró por el pecho y le salió por una de sus patas traseras que milagrosamente no tocó órgano importante, con lo cual pudo regresar solo al campamento. Se conoce la increíble memoria que tienen esos animales. Fue curado y cuidado en Sabanilla, y nunca más fue montado. Con el tiempo se lo regalaron a su hijo Francisquito Martí Zayas-Bazan.

Nota:

El caballo de Maceo se llamaba "Martinete", en una clara burla al apellido del capitan general Arsenio Martínez Campos. Alardeaba el Titán que él "montaba a Martinete". Sin embargo, con el tiempo se rindió ante Martinete, que además le permitió salir de Cuba con vida  y que incluso, le proporcionó gratis la embarcación con dirección a Jamaica.

Maldita Hemeroteca.

Fuentes citadas en el texto.