sábado, 11 de noviembre de 2023

CAFE: De 80 centavos el más caro a 80 pesos en el Castrismo


Según el escritor Samuel Hazard, en su libro "Cuba pluma y lápiz", a finales de la década del 60 del siglo XIX, todas las bebidas sin alcohol
llevaban el nombre genérico de refrescos.

Que en el caso de las familias criollas solían
beberlos durante las horas más calurosas del día, sirviéndose, además en las
casas particulares, en los cafés y las fondas al precio de un real, en caso de que el establecimiento fuera importante, y a medio real si era de categoría inferior. Los nombres de algunas de ellas eran la Zambumbia, el Prú, la Agualoja o la popular Limonada.

Fuentes de viajeros dan cuenta, que a principios del siglo XIX el café no era una bebida tan considerada y preferida como lo fue después. En esos tiempos el chocolate era el preferido, y según el censo de 1862, se comerciaba en 40 chocolaterías en todo el país, bastante caro por cierto, mientras que el café se bebía como un remedio para aliviar la jaqueca o la resaca de los bebedores, pero no como lo que es hoy en día que, en una Cuba en condiciones normales, se trataría de lo primero que bebe el cubano al levantarse, y lo ultimo después de cenar y antes de acostarse. 

Incluso en caso de no contar con una cena como dios manda, una buena tasa tibia ligado con leche, aliviaba temporalmente el estómago. No fue hasta 1860 que el café fue sustituyendo definitivamente al exclusivo chocolate. Eso en las ciudades, pero en las zonas rurales el consumo de café se había hecho más frecuente y preferido; bebiéndose en la mañana, en las comidas y a distintas horas del día, normalmente fuerte y sin leche, endulzado con azúcar o en su lugar con miel de abeja. (Sarmientos)

En 1830 Cuba llegó a producir más de dos millones de arrobas de café, unas 50 mil toneladas, y más de la mitad se consumía en la isla.

De hecho, el investigador Ismael Sarmiento afirma en su libro "La Jícara y el Mambí", que aun en estos días el pilón, de origen africano, y la jícara, heredada de los indocubanos, son los utensilios de cocina del guajiro más vinculados con la preparación del café. Todavía existen casas donde, a golpes, se descascara
el café, mientras que una vez ya tostado y convertido en polvo en el pilón, a la hora de colarlo y beberlo siguen siendo las rudimentarias vasijas de güira las preferidas.

El café, que fue José A. Gelabert el primero que lo sembró en Cuba allá por el 1738 en una finca en el Wajay, llegó a valer en la década del '30 unos 28 centavos la libra, y en su etapa más cara de la etapa republicana, digamos 1952, llegó a alcanzar los 80 centavos. Y llama la atención que nunca constituyó bebida de esclavos ya que, según Moreno Fraginals, lo primero que bebían ellos al levantarse era un trago de "aguardiente".

La Manzana de Gómez, la Mina de Obispo, El Louvre, la Dominica o el Paraíso, eran algunas de las más populares, pero pongo de ejemplo a mi abuelo, de origen asturiano, quien fundó en los años '30 una familia en Cuba vendiendo en un puesto en la plaza de Marianao solamente cigarrillos y café a tres centavos la tasa, conocido entonces como "un chorrito", llegando a vender varias libras diarias de hasta 70 y 90 tasas cada una, como promedio. 

Solo añadir que en España, como consecuencia de la guerra civil, el café se convirtió en un bien tan escaso que llegó a mezclarse con "arvejos" o chícharos, como se le llama en Cuba. No es un invento exclusivo de Cuba, ahora bien una cosa es eso y otra a mezclarlo con lo que les venga en ganas, como la caña santa, el orégano e incluso las hojas de naranjas.

Hoy, con la inflación cabalgante que se vive en Cuba, una tasa de café bastante malo puede costar hasta ¡80 pesos! y no solo eso, que de ser un país productor de este grano, llegando a exportar hasta 20 mil toneladas cada año, pasamos a ser también un importador de miles de toneladas que, luego de mezclarlo con lo impensable, lo comercian en más de 4 mil pesos por libra, casi el doble del salario medio. 

Jorge García // Maldita Hemeroteca

Fuente: "Bebidas y ambiente social en la Cuba del siglo XIX", Ismael Sarmiento. Universidad de Oviedo 2002.

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