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| Sara y el cubano Tony Hernández |
El pasado ocho de abril se cumplieron once años del fallecimiento de la actriz y cantante española conocida como Sara Montiel, pero bautizada como María Antonia Alejandra Vicenta Elpidia Isidora Abad y Fernández. Según ella había nacido el diez de marzo de 1928 en la localidad de Campo de Criptana, Ciudad Real, comunidad de Castilla la Mancha y tierra del Quijote, con lo cual al morir contaba con 85 años.
Y aunque desde 1974 había dejado la actuación, no fueron pocos los tours protagónicos que realizó por los distintos platós de las televisiones en España. Uno de ellos lo protagonizó de la mano de un Cubano, el señor Tony Hernández, que contra toda imagen pre concebida de los cubanos en España, (gracias al Dinio), se paseaba con ella como un enamorado galán.
Ramón: –
Eran los años 2000. Sara estaba en el "inside" de la noticia y los medios, ávidos de su vida privada, se dieron banquete con esta rocambolesca historia de amor, que no se la creían ni ellos mismos. Según dijo él, se habían conocido por teléfono, y ese mismo año se vino a España a conocerla en persona. Fue tal el impacto que hasta boda hubo, con lo cual la prensa del corazón enloqueció totalmente. No se hablaba de otra cosa.
En cambio uno que conoce lo suyo, sabía perfectamente que este supuesto "semental Cubano" estaba, como decía el doctor Iglesias Puga, padre del internacional Julio, "rarrro, rarrro, rarrro". Y aunque en España la inclinación sexual de cada cual, ni siquiera es importante, en este caso sí dio mucho que hablar. Pero dejando esto a un lado, hay otra historia de amor de la Manchega que además de estar igualmente vinculada al régimen castrista, desde el punto de vista histórico nos resulta mucho más interesante.
La destapó su peluquero de toda la vida, el señor Pepe de la Rosa, en un artículo aparecido en la revista de temas rosas "Lecturas". Se trataba de una supuesta relación con el catalán Ramón Mercader, el asesinó del disidente ruso León Trotski en México. Mercader le abrió la cabeza a Trotski con un hacha pequeña, mientras le visitaba en su casa haciéndose pasar por un admirador.
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| Ramón Mercader en la cárcel. |
Eran los años en que Sara "hacía las américas", encontrándose en ese momento en ciudad México donde vivía exiliado uno de sus grandes amores, el guionista español Juan Manuel Plaza, un militante comunista que por ella dejó su mujer e hijos. Según contó la Rosa, Sara tuvo una niña en México con este hombre, y que al parecer vivió adoptada con la familia de Ramón Mercader.
La historia de Mercader lo sitúa en Cuba por varias razones. Primeramente su madre, la señora Eustacia María Caridad del Río y Hernández, había nacido en la diputación de Santiago de Cuba en 1898, todavía bajo dominación española. Se comentó que su padre, el santanderino Ramón del Río, era el gobernador de la ciudad en esos años. En Cuba contrajo matrimonio con el industrial textil catalán Pau Mercader, y con él se fue a vivir a España.
Con los años se divorció de este hombre con el que había tenido cinco hijos, afiliándose entonces al partido comunista español. De marcada inclinación Estalinista, Caridad fue reclutada por la inteligencia soviética como agente de la NKVD, siendo seleccionada para cumplir una misión en México, dirigir el comando que intentaría sacar de la cárcel a su hijo Ramón.
Trotsky ya había sufrido un fallido atentado en Mayo de 1940 por parte del pintor y comunista mexicano David Alfaro Siqueiros, que le disparó en la cama donde dormía con su esposa Natalia Sedova. Entonces Caridad se ofreció para ejecutar un segundo atentado, sin embargo los agentes soviéticos decidieron que fuera su hijo y que, en lugar de disparos, un hachazo en la cabeza sería lo más efectivo.
Una vez Mercader salió de la cárcel, Caridad preparó en Cuba su aterrizaje, siendo acogido por el régimen Castrista. Pero fíjese quien había sido esta señora, que el sitio Infobae, con fecha septiembre del 2019, publicó un artículo del periodista Alfredo Serra que se tituló, ¡Maten a Trosky!, donde aparece el siguiente diálogo entre madre e hijo:
"Terminada la guerra quiero quedarme a vivir en España."-
Caridad:-
"Tu no eliges. Ninguno de nosotros elige. Sólo hacemos lo que decide el partido"-.
Ramón: –
"Me niego"-.
Caridad:–
"Métete esto en la cabeza de una puta vez. No piensas, solo obedeces. No actúas por tu cuenta, sólo ejecutas. No decides, solo cumples. Tú serás mi mano en el cuello de ese hijo de puta, mi voz será la del camarada Stalin, y Stalin piensa por todos nosotros"-.
Pero volviendo al tema que nos ocupa y según el testimonio de este peluquero, fue en México precisamente donde Sara y Mercader se conocieron y luego se enamoraron. Aseguró a la revista que Sara le había dicho que "aunque fuera un asesino no era un mal hombre”. Y claro, como la prensa es muy lista, enseguida empezó a sacar las cuentas.
Habiendo viajado Mercader a México en 1940 a cumplir la misión que le habían encargado supuestamente los órganos secretos de la NKVD, génesis del KGB, llegaron a la rápida conclusión de que en ese año Sara tenía 14 años. Pero resulta que como ella se había quitado bastante años en vida, la biografía "oficial" la recogía con esa edad dejando al descubierto a la vez su mentira.
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| El arma homicida empleada por Ramón Mercader |
La otra posibilidad sería que haya tenido un vis a vis (visita conyugal) con el detenido, teniendo en cuenta de que estuvo en chirona hasta el 1960. Sara pasaba largas temporadas en México, con lo cual se trataba de una posibilidad real. También se conoció que durante esas giras la diva se hacía acompañar de gente que estaba relacionada, de alguna manera, con la élite Moscovita.
Entre los archivos del actual "Servicio Federal de Seguridad de la Federación Rusa", se conserva la preparación de este espía. León Trotski, uno de los colaboradores más fieles de Lenin, se había convertido en un disidente muy odiado por Stalin. Ese era el motivo por el cual vivía exiliado en México de 1937, entre otras cosas a las gestiones del pintor comunista Diego Rivera y del presidente Lázaro Cárdenas.
Luego de la condena de 20 años, Mercader viajó primero a la URSS donde le ascendieron a coronel y le concedieron la orden Lenin. De ahí se fue a Cuba, donde dejó a sus dos hijos "bien enchufados" y donde murió de un repentino cáncer mientras trabajaba como asesor de Fidel Castro. Algunos comentarios apuntaron a que fue envenenado con plomo radio activo impregnado en la correa de un reloj. De esa manera este incómodo testigo pasaba a mejor vida.
Para "tapar la letra", sus cenizas, o parte de ellas, fueron sepultadas en el cementerio de Kúntsevo, reservado para los héroes de la Unión Soviética, además le buscaron un sitio en el museo de honor de la KGB. En cuanto a su madre, la santiaguera Caridad del Río Hernández, murió en Francia en 1975 y la URSS, además de que le estaba pagando una pensión de por vida, corrió con todos los gastos funerarios.
"Cachita" se libró de ver como caía el muro de Berlín y el derrumbe de su amado Comunismo. Probablemente se hubiera muerto del disgusto. Por cierto Pablo, otro de sus hijos, fue aplastado por un tanque en la sangrienta batalla de "Brunette" en Madrid en julio de 1937, durante la guerra civil Española. En fin que a Sara, considerada como la primera española que triunfó en Hollywood, siempre se le recordó en Cuba con devoción y tanto sus coplas como sus películas - que aun se pasan a cada rato en la televisión cubana - se recuerdan como mucho cariño.
Sara se había convertido desde muy joven en una estrella del celuloide que encandilaba por su belleza, y acuñó su carrera a caballo entre España, México y Estados Unidos donde rodó junto a grandes galanes de Hollywood como Burt Lancaster y Gary Cooper, Marlon Brando y James Dean y hasta rodó con Anthony Mann, que luego se convertiría en su primer esposo. Con 74 años viajó a la Habana por segunda vez; y visitó la escuela de cine de San Antonio de los Baños donde trabajaba su amado galán. El hotel Nacional, donde se alojó, la incluyó en la galería de visitantes ilustres.
Maldita Hemeroteca
