Cuba logró su independencia de España y fundó la república en 1902, sin embargo pese a lo deteriorada que estaba su economía, incluso con el ejercito norteamericano en plan ocupación los dos primeros años, a casi nadie se le ocurrió emigrar el extranjero. Por el contrario, la república mantuvo una política migratoria de puertas abiertas, por lo menos hasta el año 1933 que el mundo fue sacudido por una tremenda crisis, que experimentó un brutal descenso de la industria azucarera, principal rubro económico en la isla.
El tema migratorio cambió radicalmente a raíz de que llegara Fidel Castro al poder en 1959. Entre 1960 y 1969, no menos de 200 mil cubanos abandonaron la isla comunista en dirección - casi siempre - hacia los Estados Unidos, ó sea, que en este sentido se experimentó un alza del 175% con respecto a una década anterior. A modo de comparación, diremos que durante ese mismo periodo el 61% de los mexicanos, unos 440 mil, emigraron al país del norte, teniendo en cuenta que superaba seis veces la población Cubana.
En la actualidad, muchos cubanos siguen huyendo de una economía y un aparato político completamente deprimidos, pero aunque la gran mayoría ha tenido ese denominador común, de soportar un enorme sentimiento de desarraigo, separación de familias y pérdida de recuerdos etc, fueron los primeros quienes se llevaron la peor parte. Y no solo por las pérdidas enormes de propiedades y nivel social, si no en las condiciones que tuvieron que afrontar su desgracia.
Estos carros, la mayoría de fabricación norteamericana como era de suponer en esos años, pertenecían a personas que habían solicitado ya la salida. Otros carros, en cambio, eran de los que ya se habían marchado y que el gobierno se los había decomisado. Estos taxis estaban pintados identificativamente de color amarillo y con el techo en negro, así como logo impreso en negro en la parte delantera del capó.
Más tarde ocurrieron los hechos de la embajada del Perú, lo que derivó en un éxodo de 125 mil personas por el puerto del Mariel en 1980, y donde muchos de ellos fueron víctimas de actos de repudio, acoso y vejaciones. Se le sumó la crisis de los Balseros de 1994, las 20 mil visas anuales del presidente Bill Clinton, la entrada en vigor de la "ley pies secos y pies mojados" que el presidente Brack Obama se encargó de finiquitar al terminar su segundo mandato, y recientemente la llegada masiva por la selva centroamericana y rumbo a la frontera sur de EEUU, de más de 400 mil ciudadanos.
Según datos de “ Cuban Emigration in teh 1990s” de 1999, en el tramo comprendido entre el 1959 y el 1999, más de un millón cien mil personas habían salido de cuba por todas las vías posibles hacia diferentes lugares del mundo.
Para empezar, le esperaban varios años de cárcel al que intentara salir ilegal del país o, en otro caso, tener encima unos pocos dólares americanos. Y si hoy los emigrantes pueden darse el lujo de vender sus bienes y propiedades en la isla, un dinero que puede ayudarles en un inicio sin lugar a dudas, e incluso preservarlos si así lo decidieran y disfrutarlos de nuevo como han hecho algunos de los llamados "repatriados", aquellos primeros no tuvieron opción. Emigraron en condiciones muy difíciles y distintas, como se suele decir, marcharon "con una mano delante y una detrás". Los poderes sin límite que se reservaba el nuevo régimen castrista, se manifestaron desde el primer momento.
En un inicio la mayoría partía como refugiados políticos, partidarios del régimen de Batista o parte de la élite de poder a los cuales no se les permitía sacar nada de Cuba, solo un anillo de compromiso y algo de dinero de bolsillo, y por supuesto, todos sus bienes eran confiscados e incluso, tuvieron que abandonar desde fotos familiares hasta un auto en propiedad, impidiendo así que fuera heredado por otro familiar.
Además, se les prohibió el intercambio epistolar, en una época donde no existían teléfonos inteligentes como ahora. Como si fuera poco, debían cumplimentar - como paso previo a su salida - una etapa obligatoria o bien como peón en la agricultura, o como simple chofer de taxis. Tal fue la venganza de Castro, que en el caso de los taxis le llamó "Asociación Nacional de Choferes de Alquiler Revolucionarios", ANCHAR, por sus siglas.
Estos carros, la mayoría de fabricación norteamericana como era de suponer en esos años, pertenecían a personas que habían solicitado ya la salida. Otros carros, en cambio, eran de los que ya se habían marchado y que el gobierno se los había decomisado. Estos taxis estaban pintados identificativamente de color amarillo y con el techo en negro, así como logo impreso en negro en la parte delantera del capó.
También hubo taxis de color violeta o morado, con el techo crema y conducidos en este caso por mujeres que habían trabajado como empleadas domésticas, y por prostitutas reeducadas. Estos taxis fueron llamados por la canalla "las violeteras", en referencia a un famoso cuplé interpretado por la diva española Sarita Montiel. Estas chicas recibían un sueldo de 40 pesos mensuales.
Su taxis - contrario a ANCHAR - eran colectivos y conocidos como "Servicio Popular", lo que derivó después en los "taxis ruteros" donde el pasajero se veía obligado a viajar junto a otras personas ajenas; la llamada "colectivización comunista". Al final, y como todo allí, aquel plan pasó a formar parte de la extensa y fracasada historia del populismo castrista.
Con los años llegaron otras olas migratorias, dígase la operación Peter Pan, donde 14 mil niños consiguieron abandonar el país en 1962, un pequeño éxodo de algo más de tres mil cubanos por el puerto de Camarioca en octubre del 1965 y, hasta el 1974 que fue eliminado por el presidente Richard Nixon, unos 300 cubanos salieron diariamente gracias a los vuelos de la libertad. Estos vuelos sumaron 225 mil cubanos en total.
Como consecuencia de todo esto, de una población cubana que se estimaba en más de once millones de habitantes a principios del siglo XXI, se estima que al menos un 30 % se haya decidido abandonar la isla. De hecho, el régimen Castro - Canelista suspendió el censo que estaba pautado cada diez años y que tocaba hacerlo en 2023, con tal de no darse de bruces con la nueva y escalofriante realidad migratioria.
Encuentre más estadísticas en Statista
Encuentre más estadísticas en Statista