domingo, 1 de septiembre de 2024

Doña Eulalia de Borbón, embajadora de buena voluntad en Cuba

Sanctispiritus en el siglo XIX

En 1867 dos villas Cubanas, Sanctispiritus y Campo Florido,  alcanzaron mejoras sociopolíticas bastante sustanciales. Eso fue gracias a la reina de España, Isabel II, que les concedió categoría de ciudades. El 27 de Mayo de 1867, así lo recoge los archivos Españoles, se le concedió primero a "Sancti Spíritus" y, un año después y casualmente el mismo día, a la localidad de Campo Florido.

Esta ultima se llamó en un principio "San José de la Granja", y más tarde se conoció como "Campo Florido". Se encuentra situado al Este de la capital, en los límites de los poblados de "Jaruco" y "Santa Cruz del Norte". Allí se asentaba el caserío que dio nombre a la popular playa de "Guanabo", una de las mejores de la costa norte de Cuba. Campo Florido pertenece hoy al municipio Habana del Este, así le llaman en Cuba con el castrismo, y dista a unos 5 Km aproximadamente del pueblo de Guanabo, y a 16 de la villa de Guanabacoa.

Exista cierta imprecisión con la primera, ya que algunos historiadores en la isla señalan que la villa del Yayabo, como también se le conoce a Santi espíritus, fue declarada el día 12. Nosotros, y como no podía ser de otra forma, damos crédito a la primera por supuesto. La existencia de condiciones mínimas como su gran extensión, y por contar con la concentración del 33% de la población total Cubana, fueron requisitos suficientes para ser reconocida como tal.

Dicho esto...

Corría el año 1893, y dicen que Práxedes Mateo Sagasta, sucesor de Antonio Cánovas como presidente del consejo de ministro de España, y con el fin de templar los ánimos políticos que se vivían entonces en la llamada "Siempre Fiel Isla de Cuba", envió por unos días de embajadora a la Habana a la infanta doña Eulalia de Borbón, considerada como la primera "feminista" que hubo en España.

En aquel clima conservadurista que vivía ese país en los finales del siglo XIX, la infanta Doña Eulalia, la hija menor de la reina, !andaba a su aire". De hecho durante esta visita a la Habana en 1893, se le vio vistiendo ropas de colores "que recordaban" la bandera Cubana rebelde. Para entonces, la tercera guerra del 1895 se encontraba ya en su apogeo organizativo, y España lo sabía perfectamente.

Treinta años de exilio en Francia

Doña Eulalia era la hija menor de la prolífica monarca Isabel II, a la que el novelista canario Benito Pérez Galdós denominó «La de los tristes destinos». Isabel fue reina de España entre los años 1833 y 1868, fecha en la que fue destronada por la llamada «Revolución Gloriosa o septembrina» que dio paso al llamado sexenio democrático, que abarcó desde el 1868 hasta el 1874.

¿Lo de prolífica?, bueno porque oficialmente se embarazó en 12 ocasiones, aunque algunos de sus hijos nacieron muertos y otros no llegaron ni a nacer. Solo cinco de esos críos lograron superar la etapa de la niñez. Además de eso, fue una reina bastante curiosa, digamos así, debido a su vida un tanto "alegre y divertida". 

De hecho el narrador Sevillano Gustavo Adolfo Becquer y su hermano Valeriano, anti monárquicos por supuesto, la pusieron "a caer de un burro" en una publicación satírica de 1870. Bajo seudónimos, estos dos conservadores publicaron una serie de láminas con dibujos tipo pornográficos, donde se veía a esta reina teniendo sexo desenfrenado hasta con animales. (Aquí las imágenes). Al parecer la doña no perdonaba galán que se interpusiera en su camino. 

Se decía que la supuesta promiscuidad era como su personal venganza por haberla casado obligadamente con su primo Don Francisco de Asís de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, duque de Cádiz, un  homosexual, o afeminado al que llamaban "Paquita" y no la del barrio precisamente, mientras que otros "El Natilla" e incluso "El Mariquito". 

Con este singular primo la reina se casó el 10 de octubre de 1846, y dicen que el primer día de la luna de miel la reina dijo: "Llevaba puesto mas encajes que yo". Una copla de moda decía así: "Gran problema hay en la corte, averiguar si el consorte cuando acude al escusado, mea de pie o sentado". 

Y es que al parecer el orificio de salida de su pene, no estaba en el mismo lado que el de la mayoría de los mortales, si no por debajo del glande, lo que se conoce como "Hipospadia", de manera que lo de orinar sentado era por necesidad.

Eulalia de borbón

Sobre este viaje a Cuba, de camino a los Estados Unidos, Eulalia le escribió a su madre una carta donde decía esto...

"No puedes figurarte hasta qué punto La Habana y yo formamos un solo cuerpo y un solo pensamiento. "Calor aparte" - es una "ciudad única, espléndida, galante", hecha "a las elegancias europeas y al señorío criollo".

Y agregaba:

"Cuando llegué al Palacio del Capitán General -construcción de purísimo estilo colonial que me sorprendió por su severo lujo- tuve que cambiarme aquel traje díscolo, revolucionario e inquietante, que me estaba vedado de usar en Cuba".

Palacio de los Capitanes Generales, residencia de Doña Eulalia en su visita a la Habana

Al partir hacia EEUU dijo:

"Al partir, mi corazón se ha apretado como si nunca más tuviera que volver a pisar esta tierra tan fecunda, este país encantador donde los sentimientos son tan vivaces como las plantas y los árboles. Me ha parecido que dejaba detrás de mí algo de mí misma".

Sepa amable lector, que la infanta Eulalia había tenido ciertos contactos con el mayor general Calixto García que no fueron del agrado de muchos. Por esos años Calixto se encontraba deportado y viviendo con su familia en Madrid. "El viejo gruñón", como le llamaban sus soldados, se había salvado "en tablitas" luego de rajarse un tiro en la cara. Calixto puso a la monarca al día de la situación política que se vivía la isla.

Es que la relación de Calixto con España fue un tanto rara. No se conoce un general mambí que sintiera tanto apego por la Madre Patria. Y mira que fue artífice de la invasión norteamericana a Santiago de Cuba, pero comprobado está que fue amigo personal del general Manuel de Salamanca y Negrete, quien había sido nombrado capitán general de la isla en 1887, como también de Ramón Blanco Erenas, quien se mantuvo en Cuba en ese cargo hasta la capitulación de Santiago de Cuba. 

Infanta Eulalia sentada con su esposo el Duque de Galliera. Detrás Alejandro Rodríguez Arias, capitán general y gobernador de la isla de Cuba, durante la visita que hizo la infanta a La Habana en mayo de 1893.

Retornando a la visita de Eulalia, hay que decir que ya en Cuba se sentía cierto olor a pólvora nuevamente. Y tanto, que en tan solo dos años comenzaría otra guerra, la tercera, la llamada necesaria, la organizada por José Martí, la que dio al traste con todo apenas tres años después.

Se supone que Doña Eulalia no imaginó jamás que fuera Calixto - precisamente - el organizador de aquella invasión y no solo eso, que con sus tropas consiguió tácticas de distracción, para que los marines entraran "como Pedro por su casa". En 1898 España perdía a la que hasta entonces habían llamado "La siempre fiel isla de Cuba", que ya no lo era ni lo fue nunca más. 

Aunque el amor del Cubano por la madre patria siempre estuvo ahí, y lo sigue estando. Terminado su corto periplo por la Habana, Doña Eulalia viajó a los Estados Unidos y fíjese como son las cosas, allí se convirtió en el primer miembro de la realeza Española que pisaba la Casa Blanca, invitada a un banquete oficial por el presidente estadounidense Glover Cleveland.

Campo Florido

Eulalia regresó a Francia y fue acogida en principio por Napoleón III, residiendo en el castillo de Enrique IV en Pau, para trasladarse después al palacio de Basilewskque que más tarde recibió el nombre de palacio de Castilla, en París. 

En la mañana del 9 de abril de 1904, fallecía en su residencia debido a complicaciones bronco-pulmonares producidas por una gripe. Sus restos fueron trasladados al Escorial, en España, para darles más tarde sepultura en el Panteón de los Reyes. Eulalia fue la primera infanta que visitó Cuba en 1893. 

Tuvieron que pasar 40 años para que otro miembro de aquella nobleza Española pisara Cuba de nuevo. En este caso Alfonso de Borbón y Battenberg, que ya para entonces había renunciado al trono por el amor de una Cubana Doña Edelmira San Pedro, de quien se divorció en 1937 para casarse con otra Habanera, Marta Rocafort. Alfonso murió en Miami en un accidente de tráfico. (Era hemofílico)

Años después, su hermano menor, el conde de Barcelona, Juan de Borbón y Battenberg, quien por cierto era el abuelo paterno de su majestad Felipe VI, estuvo de visita en la Habana en 1948. Y bueno como ya sabemos, el entonces rey Juan Carlos I, hoy "Rey Emérito", y su esposa la reina Sofía, estuvieron en 1999 para asistir a la IX Cumbre Iberoamericana, mientras que Felipe VI y la reina Letizia visitaron la Habana en el 2019.

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