Es en 1595 que se conceden a Cuba por Real Cédula iguales privilegios a los que para el fomento de la industria disfrutaba la Española. En el Cabildo celebrado el 30 de abril de 1576, la primera petición que se hace y la primera licencia que se concede para el establecimiento en el Municipio de La Habana de un ingenio de elaborar azúcar.
El interesado, Jorge Díaz, vecino de la villa La Habana, suplicó que se le concediera: «la tierra que está desde la banda de la Chorrera, la cual linda con la estancia de Sebastián y Juan Guillén y linda con la de Alonso desde la Ciénaga el cerro arriba y desde el mismo cerro vertiente a la mar y todo lo que se halla hasta ella, con el fin de hacer y edificar allí un ingenio de azúcar».
Siguieron otras peticiones, ya individuales ya de varios cabildos, algunas de las cuales fueron informadas favorablemente, pero sin que se llevasen a vías de hecho. La primera solicitud formulada ante el Cabildo habanero, por Jorge Díaz, mereció unánime conformidad de los señores capitulares, por juzgarla «en bien y en pro de esta villa y especialmente para el servicio de Su Majestad y aumento de sus derechos reales», y le concedieron la tierra que pedía.
--Es en 1595 que se conceden a Cuba por Real Cédula iguales privilegios a los que para el fomento de la industria, disfrutaba la Española.--
Al año siguiente, el procurador del Cabildo, Hernando Barreda, llevó a España una petición de los vecinos de La Habana, sobre necesidad y conveniencias de la protección de la Corona, la que en 1597, por una Real Cédula pidió informes al Gobernador Maldonado, en el que se da a conocer que en 1593 había en La Habana algunos pequeños cañaverales, de los que no se hacía azúcar sino miel para consumo de los vecinos.
El azúcar la traen de Santo Domingo, a 6 o más reales la libra, que desde 1595 o 96, han empezado los vecinos a hacer azúcar con trapiches y calderas pequeñas, en cantidad suficiente para el consumo local y exportación a Castilla, Cartagena y Campeche, alcanzando el precio de real y medio la libra, pero que como la gente es tan pobre, no podrá seguir fabricándola si no se le ayuda y socorre.
Pedía a S. M. que se repartieran 40,000 ducados, los que no se repartieron hasta 1602, cuando ya había cesado en su cargo el Gobernador Maldonado Barrionuevo, sucediéndole Don Pedro de Valdés. La distribución empezó en septiembre y terminó en diciembre. Fueron favorecidos 17 ingenios con cantidades de 500 a 4,400 ducados, dando el propietario de cada uno como garantía el ingenio con tierras, casas, enseres, esclavos, ganado, etc.
Según documentos del Archivo de Indias, que ofrece la historiadora yanqui I. A. Wright, en su trabajo "Los orígenes de la industria azucarera de Cuba", publicado en la Reforma Social en abril de 1916, de donde hemos tomado estos últimos datos, esos ingenios de entonces eran muy pequeños, con 28 esclavos los más, y algunos hasta sólo de dos. Algunos de sus dueños eran portugueses, y portugueses también los primeros maestros de azúcar que en ellos trabajaron.
Por Emilio Roig de Leuchsenring
Historiador de la Habana