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ESPAÑOLES EN GUANTANAMO

Calle Real en el Guantánamo del siglo XIX. // 

El siglo pasado fue aquel sin duda alguna, en el que empezó
a florecer en Guantánamo, el jardín donde el catalán
sembró su semilla de buen comerciante para establecer una
tienda, convirtiéndose de paso en uno de los primeros pobladores europeos de la comarca.

José Rafart llegó a Guantánamo en 1823 para establecer su tienda, y se cita, además, como en años anteriores se habían establecido otros catalanes de apellidos Riera y Texidor, que fomentaron negocios en un almacén situado al otro lado del río Guaso, y en una industria de fábrica de velas de cera, en el lugar do

La firma C.Brauet y Cía, se estableció en primer término en la esquina de las calles Los Maceo y Bernabé Varona, y mas adelante en un edificio contiguo de la calle Los Maceo, que fue sin duda alguna la calle en la que proliferaron las casas de comercio.

El negocio de la casa Brauet prosperó en grandes proporciones y se ha dado muy recientemente, el caso de que al hacer una reparación en las oficinas de ese local, al desbaratar el cielo raso, se haya descubierto todo un archivo instalado allí, con libros de contabilidad y correspondencia reveladores de la importancia de los negocios que desarrollaba la firma consistentes en almacén de víveres, agencia de seguros, consignataria de buques, banca, comisiones y agencia consular de varios países.

El personal que laboraba alli era mayormente catalán, y se componía entre otros, de Rafael Llopart, 7 Buenaventura Blay 8 y Arturo Misas, 9 que con el tiempo iban pasando de empleados a interesados y de interesados a gerentes. A medida que prosperaban los negocios de C.Brauet y Cía, se agrandaba el campo de las actividades mercantiles de Guantánamo y fluían las ferreterías, los almacenes de víveres, tiendas de ropa, bodegas, almacenes de madera y materiales de construcción, etc.

Tren de Tartana de la Guantánamo y Western Railroad Company en 1902. Hacían tres viajes desde Guantánamo a San Luis, y tenían los talleres en la estación de San Justo.

Así se multiplicaba la presencia de los que emigraban hacia estas tierras, catalanes o no, y se hacia ostensible la necesidad de crear una sociedad que reuniera a todos estos extranjeros sin familia constituida, y los ayudara en caso de enfermedad. Son los gerentes de C.Brauet y Cía, los Sres. Buenaventura Blay y Arturo Misas.

Estos comerciantes fundan, casi a fines de siglo, la “Asociación Benéfica del Comercio de Guantánamo” que edifica un sanatorio o Casa de Salud en la calle Carlos M. de Céspedes entre las de Prado y Aguilera, manzana completada por la calle Beneficencia, quedando así establecido un sistema mutualista beneficioso para todos los dependientes de comercio que se asociaban recibiendo asistencia médica por una módica cuota.

La inauguración de esta Casa de Salud se festejó en la ciudad con regocijo y para cooperar a esa celebración se levantó un Arco de Triunfo en la calle los Maceo y Bernabé Varona, precisamente en la esquina de la casa Brauet, con lo que se demuestra la enorme y desinteresada participación de los componentes de esta firma en esa significativa obra humanitaria.

Para decorar interiormente los salones de esa Casa de Salud, se trajeron especialmente cortinajes y cuadros desde Barcelona, y la puerta de entrada estaba custodiada por dos figuras que representaban la Industria y el Comercio, lamentablemente no conservadas hasta hoy.

La calle Carlos M. de Céspedes había sido denominada anteriormente calle Rafael Llopart, por haber este desempeñado la Alcaldía de Guantánamo, durante cuyo mandato se construyó un puente sobre el río Guaso, a la entrada del vecino poblado de Jamaica, con lo que se facilitaron el tránsito y las comunicaciones entre ambos poblados. Es digno de mención el hecho de que para las comunicaciones entre Guantánamo y Jamaica, existió un tren de tartanas de los hermanos Rifá que transportaba pasajeros. 

Españoles en Guantánamo: Familia Puerto 1948.

La tartana es un vehículo de dos ruedas tirado por caballos, con techo de lona y asientos laterales, de uso muy común en Cataluña y otras regiones como Valencia, y que ha llegado a ser motivo de mención en novelas como la del escritor valenciano Vicente Blasco Ibañez que se tituló “Arroz y tartana” para dar a entender que poseer uno de estos vehículos, era signo de persona bien acomodada económicamente.

A la muerte de Cristóbal Brauet, le sucedieron los gerentes Marimón Bosch y Cía, tanto para la casa de Guantánamo como para la principal de Santiago de Cuba hasta su disolución, para que cada uno de ellos atendiera mas adecuadamente sus propios negocios en los ingenios Marimón y Esperanza, y en el caso especial del señor Marimón, una casa de banca en La Habana.

El siglo avanza y Guantánamo atrae por su riqueza a otros catalanes que fueron fundadores de casas comerciales, en las que se mezclan los nombres de Gaudencio Boti y Cristóbal Brauet, entre otros.

Maldita Hemeroteca

Tomado de "Presencia de Catalanes en Guantánamo".
Grup d’Estudis Sitgetans.