Guantánamo, era como llamaban los primitivos habitantes de la porción oriental de Cuba a un río, una bahía, un poblado y a su región colindante, enclavados en el cacicazgo indio de Bayatiquirí o Baitiquirí, también llamado Baiquirí y Bayaquitirí.
El 29 de abril de 1494 el Almirante Cristóbal Colón, en su segundo viaje a América, descubre la hermosa bahía y lleno de admiración le pone por nombre Puerto Grande. En marzo de 1740 el Almirante inglés Edward Vernon entra en la bahía de Guantánamo, se establece en ella y dispone la construcción de una población a la que le nombre de Cumberland, en honor del Duque de Cumberland el hermano del Rey Jorge II.
En julio de 1741 invade con el General Wentsworth con unos cinco mil hombres el territorio de Cuba (Santiago de Cuba) con suerte tan adversa, que en noviembre del propio año se retiran de toda la región Guantanamera. En esta contienda bélica contra los ingleses, se destacan los tiradores del ya antiguo poblado de Tiguabos, dirigidos por el capitán Pedro Guerrero.
En 1797 el Brigadier Joaquín de Santa Cruz y Cárdenas, Conde de Jaruco y de Santa Cruz de Mopox, recibió del Gobernador General de la Isla el encargo de reconocer el territorio con el objetivo de colonizarlo, pero su muerte repentina el seis de abril de 1807, impide la gestión.
En 1819 el Gobierno Central envía un nuevo emisario, el Coronel Juan Pío de la Cruz, quien encontró por la zona de la hacienda Santa Catalina una buena producción de café y tabaco, en parte, debida a la presencia de industriales franceses emigrados desde Santo Domingo. Las autoridades coloniales, ganadas por el informe favorable elevado a ellas por el Coronel de la Cruz, hicieron repartir, en 1822, solares a colonos de buena conducta y con familias.
Además, se erigió un modesto templo, auxiliar de la Parroquia de San Anselmo de Tiguabos, bajo la advocación de Santa Catalina de Ricci o Rizzi, lo que fue sancionado muchos años después, el 29 de diciembre de 1893, por el Gobernador General D. Juan de Pezuela, Conde de Cheste. La población que surgió en los contornos de dicha iglesia fue bautizada como Santa Catalina del Guaso o de Guantánamo.
En 1836 el Arzobispo de Santiago de Cuba, Cirilo de Alameda y Brea, elevó el templo a Parroquia que llegó a Vicaría Foránea en 1843, y diecisiete años más tarde a Parroquia de Ascenso. En 1843 se le concedió a la zona la categoría de Tenencia de Gobierno, con el nombre de El Saltadero.
Al pueblo cabecera se le conocía con el nombre de Santa Catalina del Saltadero o Santa Catalina del Guaso. La aduana y otras dependencias radicaban en el caserío de Cerro Guayabo o Caimanera, a orillas de la bahía, habilitándose en 1845 el puerto para el comercio extranjero.
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| La familia Pérez. (Periquito Pérez) |
Al pueblo cabecera se le conocía con el nombre de Santa Catalina del Saltadero o Santa Catalina del Guaso. La aduana y otras dependencias radicaban en el caserío de Cerro Guayabo o Caimanera, a orillas de la bahía, habilitándose en 1845 el puerto para el comercio extranjero.
En 1847 se reconstruye la iglesia con mayores dimensiones y mejor arquitectura a expensas del vecindario, del Arzobispado de Santiago de Cuba y de varios hacendados pudientes, contaba entonces el pueblo cabecera con veintinueve casas de mampostería, cuarenta y seis de embarrado y guano donde vivían novecientos trece habitantes, comenzando desde esa fecha su verdadero progreso.
Fin de la primera parte

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