| Ruinas del Hotel Trotcha que a decir del poeta Julián del Casal, en 1890 estuvo a la altura de los mejores de Europa. |
El Trotcha, como la mayoría de los capitalinos le llamaban a este antiquísimo hotel, o lo que quedaba de el, estuvo emplazado en la intersección de las calles Calzada y 2, en El Vedado, la Habana. (Tengo entendido que acabó por caerse lo poco que quedaba en pie, tras el paso del huracán Irma en 2017)
“Dentro de este sitio encantador, se han levantado, en los últimos años, numerosos edificios, construidos a la moderna y de diversas proporciones. El más grande de todos es el salón Trotcha, nombre igual al de su propietario. En los primeros años ha sido el punto de reunión de los temporadistas, y se ha convertido en un magnífico hotel, semejante a los de Niza, Cannes, San Sebastián y otras ciudades balnearias”.
Buenaventura (Bonaventura) Trotcha y Fornaguera nació el dieciocho de febrero de 1833 en Arenys de Mar, Barcelona, Cataluña, España. Murió el cuatro de mayo de 1910 en La Habana, Cuba, a la edad de setenta y siete años, y fue sepultado en el habanero Cementerio de Colón.
El catalán Bonaventura Ventura Trotcha y Fornaguera fue uno de aquellos miles de españoles que emigraron a Cuba en la segunda mitad del siglo XIX. A su llegada a la isla en 1850, este empresario dedicó sus primeros años al comercio. A partir de 1880 cambia de actividad y se dedica a la compra de terrenos donde, posteriormente, edificaba y vendía a familias adineradas.
En 1886 construye un salón nombrado Salón Trotcha, que posteriormente pasó a ser el Hotel Trotcha. En sus inicios, era un salón que por sus novedosas características constructivas y su agradable ambientación, atrapó la atención de la sociedad habanera de la época que, por demás, sucumbía al naciente esplendor del nuevo barrio en que estaba edificado, el Vedado.
La urbanización y edificación de este barrio iba aparejada con su desarrollo, con lo cual aumentaba también la afluencia de visitantes y la necesidad de nuevos comercios, restaurantes y hoteles. Es de suponer que estas fueron las razones que llevaron a Don Ventura a construir dos plantas para hospedaje y restaurante sobre el existente salón, quedando reconvertido el lugar en el Hotel Trotcha. Aquí una crónica escrita por el poeta Julián del Casal:
La llegada del siglo XX no excluyó a Cuba de lo que podría llamarse modernidad y desarrollo, con lo cual se hizo necesaria una segunda ampliación del edificio. La nueva construcción se denominó El Edén y se emplazó en el terreno aledaño al hotel, siendo considerada una edificación que resaltaba por su arquitectura.
Transcurridos dos años, en 1904, se acomete una tercera y última ampliación en la que ya se utilizan materiales más sólidos. Las tres nuevas plantas construidas constituyen el área más elegante del Gran Hotel Trotcha, y recibe el nombre de Washington, con su esplendorosa escalera central, sus agradables estancias y sus cuidados jardines.
La década de 1930 fue una época de crisis para el país. El gobierno de Gerardo Machado desde su instauración había llevado a la sociedad cubana a extremos impensables, en que no sólo la clase obrera se vio brutalmente afectada, también una parte de la clase pudiente sufrió el efecto del “Machadato”.
En agosto de 1933 cae el gobierno de Machado tras un despliegue de huelgas y de sentimiento revolucionario. La situación seguía siendo difícil para los cubanos, y de cierta manera esto desarrolló un sentimiento nacionalista que fue en aumento.
El nuevo gobierno de Grau San Martín se hace eco, y con una clara intención de beneficio propio promulga la Ley del 50%, que establecía que todo empresario extranjero debía emplear a cubanos y extranjeros a partes iguales, y que no sólo afectaba en lo empresarial; también se vieron afectados simples trabajadores. Es curioso cómo se repiten las situaciones, aunque el enfoque varía en algunos aspectos.
En la actualidad las inversiones extranjeras entran por un rasante muy similar en cuanto a los porcentajes, e incluso se establecen condiciones para las empresas con empleados extranjeros propios en plantilla, pautando incluso sus relaciones con el resto de los trabajadores.
Volviendo a nuestra historia, es probable que el señor Trotcha cayese en bancarrota a causa de la crisis, o que otras razones incluso hasta políticas influyesen en el declive del hotel. Lo cierto es que El Trotcha dejó de ser el gran hotel de otros tiempos para convertirse en una casa de huéspedes. No hubo recuperación posible.
En 1986 un fuego terminó por hacerlo casi desaparecer, hasta que el nueve de septiembre de 2017 la isla fue azotada por un potente huracán de nombre "Irma". Los fuertes vientos y la lluvia, y las inundaciones propias de la zona, hicieron caer lo que quedaba de la estructura del portal de entrada del otrora Salón Trotcha.
| Trotcha |
Cronología ilustrada: Urban Living Lab.
Artículo de Guillermo Torres
1886 – Salón Trotcha. Se construye este salón que alcanza gran éxito y se convierte en un sitio de moda para la sociedad habanera.
1890 – Como resultado de la acogida del salón y del auge y desarrollo del barrio del Vedado, se construyen, a manera de ampliación, dos pisos en los altos del salón (20 habitaciones, una suite, servicios sanitarios, baños comunes, cocina y restaurante bar), dando origen al Hotel Trotcha.
Constructivamente, la cubierta se fabricó de madera acabada con tejas francesas, y las ventanas exteriores del nivel principal tenían vitrales de medio punto y cristales de colores, resguardadas por barandas de hierro fundido de 90 cm de altura que formaban pequeños balcones. El falso techo se hizo de barrotillo (listones de madera enyesados). El jardín rodeaba toda la edificación.
1902 – Se decide realizar una segunda ampliación del hotel y se construye un nuevo bloque en el terreno contiguo. Consta de dos plantas en madera con una arquitectura muy poco común en la ciudad, y un corredor a todo lo largo de la fachada con barandas de hierro forjado de gran elaboración. A esta sección se le nombra El Edén.
1904 – Se lleva a cabo la tercera y última ampliación. Consistió en una nueva edificación de tres plantas a la que se le llamó Washington y se construyó con muros de carga de ladrillos de 40 cm de grosor. Los entrepisos y la cubierta se resolvieron con el sistema de viga por losa.
En la parte central del bloque se alzó la escalera que conducía a los pasillos de acceso a los niveles segundo y tercero. El Gran Hotel Trotcha funcionó como tal hasta la crisis de la década de 1930, a partir de la cual se convirtió en una casa de huéspedes de sesenta habitaciones.
1986 – Un fuego devastador destruye totalmente la edificación, quedando solamente en pie el portal de la entrada principal precedido por cuatro columnas, y los dos pilares que daban acceso secundario al hotel y, finalmente, en 2017 la fuerza del huracán Irma terminó por tumbar lo poco que quedaba.
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