El asedio de EEUU a los petroleros fantasmas rusos e iraníes que entran en Venezuela a cargar crudo o descargar combustible ha obligado a varios de los buques implicados a modificar sus rutas para evitar el cerco de la flota militar norteamericana.
Algunos de estos viejos barcos se acercan a aguas cercanas a Canarias, como es el caso del Agate, petrolero sancionado por la Administración Trump y por la Unión Europea (UE) que se encuentra en alta mar, al sur de Tenerife desde hace varios días.
Según las últimas informaciones que se han conocido, este buque transportaba nafta -derivado del refinado de petróleo similar a la gasolina- destinado a Venezuela, sorteando las sanciones y la vigilancia de la Armada norteamericana que navega entre el Caribe y las aguas cercanas al país sudamericano.
El petrolero Agate tiene varias sanciones internacionales: en la lista negra del París-Tokyo MoU -sin bandera hasta el mes de junio o con pabellón falso- y en la lista de banderas señaladas por US Coast Guard -guardia costera de Estados Unidos-.
Forma parte de los buques darkfleet -flota oscura o fantasma- que navegan por el mundo y que están en la diana del Gobierno de EEUU por surcar el Atlántico como parte del tráfico ilegal de petróleo con origen o destino en Venezuela. El barco está en aguas internacionales pero en la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de España, que abarca el sur y oeste de Canarias.
La pasada semana el presidente Donald Trump dio una vuelta más de tuerca a su asedio al régimen del presidente venezolano Nicolás Maduro con el bloqueo de todos los petroleros sancionados con origen o destino en el país sudamericano, apuntando a la principal fuente de ingresos del régimen chavista.
El Agate, de bandera angoleña, que cargó en Rusia y había estado navegando hacia el Caribe, cambió de dirección el viernes. Según su trayectoria, este buque salió del puerto turco de Estambul el pasado ocho de diciembre en dirección al Caribe pero no llegó a su destino, igual que otros barcos, ante la presión que ejercen los buques de guerra de EEUU, que ya han apresado a dos petroleros.
Este cambio de rumbo lo ha llevado a recalar a esta zona del Atlántico, concretamente en aguas internacionales al sur de Tenerife pero que están dentro de la ZEE de España. El buque, con bandera angoleña, tiene varias sanciones y forma parte de la flota fantasma del régimen de Putin.
Otro petrolero sancionado, el Boltaris, de bandera de Benín, que transportaba unos 300.000 barriles de nafta rusa con destino a Venezuela, dio media vuelta a principios de mes y se dirigió a Europa sin haber descargado. Igualmente, otros buques también se habían redirigido a otros destinos en el Caribe con el fin de librarse de la persecución de los barcos de EEUU.
La presencia de la llamada flota fantasma rusa se ha convertido en una constante en los mares del mundo desde que se iniciaron las sanciones contra Rusia tras la invasión de Ucrania. Se trata de viejos petroleros con banderas de conveniencia, sin seguro y con sistemas de navegación que esquivan la vigilancia y los radares.
Se estima que hay más de un millar de buques de estas características navegando y escapando al control de Europa y EEUU. Pero las cosas han cambiado en los últimos meses ante la presión a la que está siendo sometido el régimen chavista por la Administración Trump. El régimen de Maduro suministra crudo a Rusia a cambio de la ayuda de Putin al chavismo para hacer frente al acoso norteamericano.
Condensado de:
La Opinión de Tenerife





