viernes, 1 de julio de 2022

La rocambolesca y al parecer falseada historia del Corte Inglés


Acaba de cerrar una mítica tienda de El Corte Inglés en la ciudad de Linares, Jaén, tras 18 años de haber sido abierta, lo que constituye un varapalo para las decenas de trabajadores que allí laboran. 

Tenga en cuenta que este centro tenía cinco plantas por departamentos, y garantizaba empleo desde el el año 2002. Aunque se dice que tanto la agencia de viajes como la óptica se mantendrán abiertas. 

LA LEYENDA NEGRA

La historia de esta mítica tienda española recoge que ese nombre viene dado por una pequeña sastrería fundada en 1890 y situada entre las calles Preciados, Carmen y Rompe lanzas, de la capital Madrid. 

Sin embargo, hay un dato que se repite pero que no concuerda con la realidad según parece, pues sitúa a Ramón Areces Rodríguez como dueño desde 1935 de la sastrería, avalado por su tío César Rodríguez que si era un millonario asturiano que se había enriquecido en Cuba en este mismo giro.

Un articulo aparecido en la web Contexto y Acción afirma que ni Areces puso dinero, ni era el dueño tampoco. Ni siquiera estaba en Madrid cuando se fraguó la operación. Fue su tío, Cesar quien lo puso de administrador del inmueble, tal y como hizo en La Habana con otros negocios similares de su propiedad, y que otros primos de Ramón Areces ocuparon iguales puestos. 

En realidad era César Rodríguez quien decidió en junio de 1940 convertir su tienda madrileña en una sociedad mercantil, y así fue entonces que nació El Corte Inglés Sociedad Limitada, una década más tarde transformada en el actual El Corte Inglés Sociedad Anónima. 

 Se trataba de la misma cultura corporativa que César había conocido en Cuba cuando llegó a La Habana a fines del siglo XIX, siendo un adolescente sin recursos, y que le permitió atesorar una gran fortuna, desarrollar sus propios negocios e integrarse en diversos consejos de administración en los sectores del comercio, la industria y la banca en la isla. 

Cuando se fundó El Corte Inglés como sociedad mercantil en 1940, Ramón Areces carecía de recursos para aportar capital. Había regresado de Cuba en contra de su voluntad, y lo había hecho como un emigrante fracasado. No disponía de patrimonio y no tenía ocupación laboral cuando su tío le dio empleo en 1936 en la tienda madrileña. 

Para que pudiera ser su socio en el negocio, César Rodríguez concedió a su sobrino en 1940 un préstamo personal por el importe equivalente al valor de la participación que le permitió suscribir en el capital. 

Se estipuló que a Areces se le retendría parte del salario y los dividendos que le correspondieran por el reparto de beneficios futuros de la sociedad, hasta que hubiese terminado de amortizar el crédito y culminase la devolución total del dinero que le había sido prestado por su tío. 

El millonario asturiano, con domicilio entonces en La Habana, impuso en el mismo instante de la fundación de la sociedad mercantil El Corte Inglés exigencias que le otorgaban amplios poderes sobre su sobrino Ramón Areces. 

César Rodríguez se reservó para sí la presidencia de la sociedad y además impuso cláusulas en los estatutos sociales de El Corte Inglés con limitaciones e incompatibilidades que afectaban a Ramón Areces y a cualquier otro partícipe futuro de la compañía, pero de las que el presidente y fundador quedó liberado. Con ello, César Rodríguez dejó patente su superioridad sobre cualquier otro socio y la plenitud de su poder en la organización sobre su sobrino.

Asegura esta web que la historia de El Corte Inglés empezó a reescribirse y a falsearse de forma gradual a partir de 1966, tras el fallecimiento de César Rodríguez y una vez que Ramón Areces le sucedió como presidente y mayor accionista. A partir de ese momento, Areces y El Corte Inglés comenzaron a difundir versiones dispares, muchas de ellas inveraces y además inverosímiles. 

De vez en vez, en publicaciones internas, en algún comunicado externo y en algunas menciones esporádicas, aún se reconoció durante un tiempo la figura capital de César Rodríguez como fundador y presidente, pero estas alusiones terminaron por desaparecer y Ramón Areces se convirtió --en la versión oficial de la empresa, en los medios de comunicación y en el conocimiento popular-- en hacedor único de El Corte Inglés.

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