lunes, 25 de julio de 2022

Las Fernandinas marcada por la traición

Almacén donde fueron escondidas las armas

El coronel Fernando López de Queralta, otro de los patriotas cubanos de la guerra del 1868 que su nombre ha estado envuelto en la nube de la traición, a raíz de los sucesos ocurridos en Fernandina y que hoy se cumplen 128 de su fracaso.

Fuentes de Cuba apuntan a una "indiscreción suya" con esa habitual forma de justificarlo todo, siempre y cuando sea de su conveniencia. Sin embargo para alguien como José Martí, no hubo dudas de que fue el delator de su plan para invadir la isla con tres fuerzas diferentes. Esta supuesta traición puede considerarse como uno de los golpes mas duros que recibió el independentismo Cubano en todas sus etapas.

A finales de 1984 los patriotas cubanos necesitaban entrar en acción, y José Martí, junto al polaco Carlos Roloff Mialofsky y Serafín Sánchez Valdivia, preparan una gran expedición con pertrechos para el comienzo de esta guerra. En el vapor Lagonda, que se encontraba bajo el mando del general Flor Crombet, vendría Antonio Maceo, su hermano José y unos 200 hombres.

En el vapor Armadis, en el cual este supuesto traidor debía recoger a Roloff y a Serafín en Costa Rica, vendría con una cantidad de hombres semejante, en tanto que el Baracoa, al mando de José Martí y acompañado del general Máximo Gómez, coronel José Mayía Rodríguez y el comandante Enrique Collazo, cargaría la mayor cantidad de hombres que diversas fuentes cifraron en unos 300.

Todo estaba planeado hasta que se fue al garete. Sería bueno señalar que antes de este fracaso ya los planes venían sufriendo algunos tropiezos, como por ejemplo este sujeto desobedeció a Martí con el cargamento de pertrechos militares que debía ser transportado camuflados por tren, sin embargo Queralta sintió miedo y lo declaró como armas en la aduana, retrasando su entrega en casi dos semanas.

Puede que Martí le tuviera ojerizas por esto, pero existen otros sucesos que pudieran señalarlo como el traidor. Por ejemplo un fragmento de la carta que le escribiera el propio Martí a su gran amigo el periodista José Dolores Poyo Estenoz, patriota radicado en la ciudad de Ibor, en Tampa, le señala como tal:

"No temas de mi, sé padecer y renovar. La cobardía, o más, de un hombre inepto, se nos clavó de arrancada en la hora grande. Renaceremos".

Igual de sospechosa fue la decisión de este coronel en no participar en la guerra después de esto, con lo cual es otro de los puntos fuertes que le apuntan. De hecho ni siquiera regresó a Cuba, pues se quedó viviendo en los EEUU por si acaso. También existe la posibilidad de que debido a estas diferencias no quisiera tener relación alguna con nada que fuera organizado por el apóstol. Todo puede suceder.

En fin, que como sabemos que casi todo lo que escribió de esta guerra y de Cuba en general, (incluso de Fidel Castro), fue a misa, confrontamos al investigador y doctorado en historia en la universidad de Virginia Occidental, Antonio Rafael de la Cova, y este plantea que hubo ciertas dudas que Queralta haya sido definitivamente un traidor.

De hecho durante su investigación afloraron algunos errores cometidos por el propio José Martí, que pueden que a la larga hayan sido decisivos en este fracaso. Sobre todo teniendo en cuenta que España tenía contratado a uno de los mejores espías de ese momento, Allan Pinkerton y su efectiva agencia.

Es un hecho que España invirtió una pequeña fortuna en detectives privados para seguir los pasos del escritor y político José Martí (1853-1895) durante su exilio de 1880 en Nueva York. Las Cuentas de gastos de vigilancia de la legación española en Washington ofrecen un pormenorizado resumen de las sumas que las autoridades diplomáticas pagaron a la mítica agencia Pinkerton.

El objetivo era controlar a Martí por la peligrosidad que tenía. El historiador francés Paul Estrade también lo asegura en su artículo "La Pinkerton contra Martí", una obra tan rica en información que hasta detalla las 23 botellas de vino que compró el detective que vigiló al líder cubano entre el 21 de abril y el 22 de agosto de 1880. (La Vanguardia // Domingo Marchena 9 de Febrero del 2020)

Pero regresando a de la Cova, este asegura que entre los posibles errores que cometió el apóstol estuvo la obligación de tener que confiar en el comerciante naval norteamericano Nathaniel Borden, que aunque prestó sus almacenes para la causa Cubana, al final terminó confesando en aduanas de que se trataba el dichoso cargamento.

Otro error de Martí fue inscribirse con su nombre al llegar a Fernandina, hospedándose en la habitación No 1 de la casa de huéspedes "Florida House Inn", y aunque después usó el falso de "E.D.Mantell", hasta un tonto hilaría los cabos sobre quien era realmente el personaje que deambulaba por aquellos muelles.

Total que el día 12 las autoridades norteamericanas confiscan el Lagonda donde se trasportarían a Cuba las armas y, gracias a gestiones del prestigioso abogado Horacio Rubens, el cargamento fue recuperado en New York,el 25 de enero de 1895 y enviadas a Delaware, quedando a la espera de ser trasladadas en otra ocasión.

Aclarar que Borden se mantuvo firme asegurando que las armas guardadas en su almacén eran suyas. En un final se trataba de un hombre de negocios muy conocido. Felizmente y gracias a las gestiones del delegado del partido en EEUU Tomas Estrada Palma, se consiguió el barco James Woodall, rebautizado como el José Martí, y las armas llegaron a Cuba el día 24 de julio de 1895 por las costas de Punta Caney, en la ensenada de Tayabacoa en Sancti Espíritus.

Dos meses después de la muerte del apóstol, un total de 153 hombres encabezados por los mayores generales Carlos Roloff, Serafín Sánchez y Mayía Rodríguez, llegaron por fin a Cuba cargados de 300 fusiles, 300 000 tiros, 300 machetes y 650 libras de dinamita, medicinas y demás pertrechos.

En carta a su esposa Pepa Pina, (Josefa María de las Mercedes Pina) el general Serafín Sánchez le describía así el momento: “Nunca se ha hecho una expedición a Cuba con más felicidad que la nuestra. El entusiasmo aquí es grande por nuestra llegada y pronto la reacción se verá impotente (…)”.

Nota 1:

Un hecho que demuestra la firmeza y el amor a la patria de estos hombres y mujeres. A los 4 meses de casado, Serafin abandona a su esposa rumbo a la fracasada guerra chiquita. Pasado dos años logran reunirse en EEUU y de nuevo se separan al llamado de la Patria.

Serafín cae en combate de un balazo el 18 de noviembre de 1896 en la batalla de "Paso de las Damas", Las Villas, y Pepa no regresa a Cuba por muchos años viviendo en Cayo Hueso. Murió en la Habana en septiembre del 1930, aun guardando luto, y sus restos descansan en Arroyo Blanco, en Jatibonico.

Nota 2:

Sobre Poyo, en la imagen sentado y con bastón, que fue muchos años director del periódico Yara, nos gustaría decir que, aunque no la pasó muy bien económicamente en la república a su regreso a Cuba libre, se propuso recaudar los fondos necesarios para erigir el monumento a su gran amigo, el cual se develó en el Parque Central que todos los habaneros, y cubanos en general, hemos visto uno que otro día.

Esta estatua a José Martí fue develada el 24 de febrero de 1905 y Poyo, en conjunto con el responsable del proyecto, Emilio Núñez, reunieron entre los donantes los 4,600 dólares y los 607 pesos en plata española necesarios para hacerlo realidad. Murió en 1911. Había que decirlo.

Memorias. // Fuentes citadas.

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