sábado, 13 de agosto de 2022

Carlos Manuel de Céspedes y Quesada asume la presidencia temporalmente


La crisis del gobierno del general Gerardo Machado y la mediación del Embajador norteamericano Summer Welles, aceptada por algunos grupos revolucionarios y por otros no, dio lugar a una larga serie de actividades políticas que debilitaron al gobierno y alentaron las esperanzas de la oposición.

El día 7 de agosto de 1933, el rumor de que Machado había renunciado provocó manifestaciones públicas en las cercanías del Capitolio y del Palacio Presidencial. Las fuerzas armadas hicieron fuego sobre los manifestantes y hubo varios muertos y numerosos heridos.La reacción en los Estados Unidos fue muy hostil hacia el Gobierno cubano, y la suerte del Presidente Machado quedó echada. 

El Presidente Roosevelt dio por hecho que sólo la renuncia del Jefe del Ejecutivo podía ponerle término a la grave situación existente. 

Una huelga de ómnibus en la Habana, sumado a la sublevación de algunos oficiales y unidades de artillería del Ejército en la Cabaña, Columbia y el castillo de la fuerza, provocaron que el 11 de agosto se produjera su caída irremediablemente y, una vez aceptó su renuncia, se dirigió al aeropuerto de Rancho Boyeros y escapó en avión rumbo a Nassau, las islas Bahamas.

Céspedes con bastón
El hijo del llamado Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes y Quezada, asumía el mando de la nación de forma provisional, hasta que fue derrocado el 4 de Septiembre del 1933

El movimiento iniciado por las clases y los alistados que culminó en la revolución del 4 de Septiembre, alcanzó inmediatamente en lo militar resultados que fueron más allá de lo intentado y lo previsto por sus iniciadores. Estos consideraban a Céspedes y Quezada como un simple continuador de la obra Machadista, por lo que su gobierno duró bien poco.

Céspedes fue derrocado el 4 de septiembre del 1933 por un grupo de soldados, entre los que se encontraban dos personajes que jugarían un papel decisivo en la futura política Cubana, el que llegó a ser mayor general del ejercito José Eleuterio Pedraza y su eterno jefe, el sargento, entonces ascendido a coronel y futuro general, Fulgencio Batista y Zaldívar.

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