miércoles, 24 de agosto de 2022

La muerte de José y el fantasmagórico sueño de Antonio Maceo

Muerte de Maceo. Obra del pintor cubano Armando Menocal

El combate de "Loma del Gato" tuvo lugar un día como hoy, 5 de julio de 1896. En este lugar, que se encuentra en la provincia de Santiago de Cuba, se produjo este enfrentamiento entre el Mayor General del Ejército Libertador, José Maceo Grajales y el también General del ejército español , Tirso Albert.

Este combate revista importancia en la historia de Cuba, ya que fue donde cayó el hermano del lugarteniente general Antonio Maceo, general José Marcelino. Alrededor de las 12 del día, mientras recorría la posición que ocupaba su escolta de caballería dando órdenes y aliento, surgió el plomo que le perforó el cráneo, derribándolo de su caballo.

Al producirse la mortal herida, acude el teniente Salvador Durruty miembro de su escolta, el que recibe un balazo que le impide cumplir el propósito de recoger el cuerpo de su jefe; acto seguido el coronel José Justo León, con otro número de su escolta logran terciarlo en el caballo y separarlo del lugar, ordena cortar un palo para confeccionar una hamaca, con la que fue trasladado por el camino que conduce desde Loma del Gato hasta Ti Arriba.

En el trayecto, precisamente en la finca “El Aguacate” es asistido por su médico, el doctor Porfirio Valiente del Monte, quien sondeó la herida y extrajo la bala que se veía superficialmente, declarando que ésta era mortal. Posteriormente es trasladado a la finca “La Soledad”, propiedad de Madame Lombar, madre de Elvira Cape, donde entre las 3 y 4 de la tarde se produce su muerte.

Existen algunas contradicciones en cuanto al lugar y hora de su muerte. Un documento publicado en 1939 y que está avalado por datos aportados por el Coronel José Justo León y Brito, capitán José Palacio y el teniente Salvador Durruty, se expresa que José Maceo expira en el tramo comprendido entre “El Aguacate” y “Soledad de Ti Arriba”. Su médico Porfirio Valiente del Monte dijo que su muerte ocurre en la casa de la finca “La Soledad” a las 4:20 de la tarde aproximadamente.

A PROPÓSITO DE ESTA MUERTE.

Un comentario hecho por el doctor Máximo Zertucha, el que fuera acusado de entregar al titán de bronce a las tropas del general Valeriano Weyler, y que fuera recogido en los apuntes de Miró Argenter es -cuando menos- estremecedor:

"Me dijo que presentía que lo iban a matar.". Un día antes de su muerte, dice a Miró, que estando dormido se le aparecieron en un sueño todos sus hermanos muertos y que lo habían llamado por su nombre. En especial su madre Mariana y este hermano José que le gritaban: "Basta ya de lucha, basta ya de gloria".

Miró agrega que Antonio Maceo se encontraba muy preocupado por no tener noticias de la enfermedad de su esposa en Costa Rica. A todo esto, hay que agregar las preocupaciones que le suponían el saber que Weyler estaba esperando que cruzara la trocha, y en ese sentido se hizo rasurar la barba y el bigote para no ser reconocido.

Miró, que aunque era catalán llegó a ser general de este ejercito libertador Cubano, (nació en Sitges y era hijo de un famoso funcionario de esa ciudad llamado José Miró Armengol) fue de los que no se cortó un pelo a la hora de acusar al doctor Zertucha de entregar a las tropas Españolas, todos aquellos valisos documentos que se encontraban junto al cadáver de Maceo, incluso su reloj. 

¿Cómo saber si fue cierto o no aquella traición?, menos cuando después se le sometió a juicio y se le exoneró de toda culpa, pero lo que sí es cierto, y que no deja de ser muy curioso a la vez, es la existencia de tantos objetos privados de Antonio Maceo en aquel museo balear. 

Hasta su rústica silla, tallada en el tronco de una palma que tenía sus iniciales y una estrella, se llevó el general Weyler para España como trofeo de guerra y que luego, con el paso de los años, fue "cedida en calidad de préstamo" por el gobierno de la socialista Francina Armengol y que el presidente Pedro Sánchez, muy orgulloso él, llevó en su viaje a Cuba de 2018. 

Esta silla pertenecía en propiedad al general Weyler, pero en 1931 su familia optó por cederla al museo de la isla. En específico se encontraba expuesta en uno de los salones del Castillo de Bellver de Palma, pero antes estaba en el Museo Histórico Militar de San Carlos de la misma ciudad, junto a otros valiosos objetos de aquellas guerras y no solo la de Cuba, también de Filipinas.

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