El más Bárbaro de los Bárbaros cumple 103 años
Benny junto a otros dos grandes de Cuba, Olga Guillot y al centro Fernando Albuerne. |
Hoy está (donde quiera que esté) de cumpleaños el inmortal Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez, "El Benny", Bartolo o también muy conocido como el "Bárbaro del Ritmo".
Nació en Santa Isabel de las Lajas - provincia de Cienfuegos - hace 103 años, aunque desde Febrero del 1963 no está en este plano existencial que llaman vida. Benny creció en el estrecho sendero marcado entre la ingenuidad campesina y la picardía urbana. Gracias a su voraz precocidad, aprendió de niño a tocar la guitarra y el tres y a cantar incontables piezas de la música tradicional.
Después de algunos años de espigada adolescencia cultivando la tierra y haciendo cualquier labor para el estricto pan ganar; pero sin haber dejado la pasión por las canturías en casa de amigos y en las fiestas de la comarca, este muchacho, al que todavía llamaban por su nombre de pila: Bartolomé, se aventuró allá por 1940 a probar suerte en la Habana, la capital del país.
Sonero intuitivo de voz portentosa, aquel que se dio a conocer inicialmente en el tránsito de los sembrados a las inmediaciones del puerto habanero, con su doméstico y trasnochado instrumento de cuerdas; aquel a quién Matamoros llevó a México con un semblante matizado por la picardía y el asombro; el que se haría solista por excelencia de tantas orquestas mexicanas que terminaban pareciendo suyas; ahora se había creado "su tribu", como él la llamara.
Creó una jazz band, como no ha habido otra igual, donde merced a su gran talento, logró sintetizar toda la riqueza que hasta ese momento tenía el son cubano y lo abrió hacia perspectivas sonoras que aún mantienen vigencia. La Banda Gigante de Beny Moré, que arrancó a sonar para nunca terminar la fiesta, para divertir a los bailadores y brindarle puerto a quienes echan su ancla en el bolero.
Con ella interpretó piezas de su prodigiosa inspiración y de muchísimos compositores que han entrado en la historia de la música caribeña gracias a la voz de clarín de este mulato. Tal prodigio del arte popular se mantuvo en activo hasta la muerte de Beny en 1963; pero gracias a la memoria fonográfica ha trascendido a la indiferencia del tiempo.
Su última presentación ocurrió el domingo 17 de febrero de 1963, en Palmira, Cienfuegos, a unos kilómetros de su pueblo natal. Una presentación llena de leyendas. Se cuenta que tuvo la ruptura de una variz esofágica, consecuencia de la cirrosis hepática que arrastraba desde antes de partir hacia México en 1945.
En esas condiciones, después de vomitar sangre, subió al escenario y cantó como nunca. El doctor Luis Ruiz recordaba que, antes de esa actuación, Benny se llegó hasta Santa Isabel de las Lajas, para encontrarse con su madre y sus familiares y conocer sobre la construcción de la casa, que personalmente estaba atendiendo.
De Palmira regresó urgentemente a La Habana. Benny no quería ingresar en ningún hospital, quería estar en su casa con sus hijos y allí esperar la muerte. El domingo 17 mejoró algo, pero al amanecer del lunes 18 de febrero vuelve a ponerse mal y su médico decide ingresarlo. Benny le dice: "Mi hermano, me cogió la rueda".
Lo montaron en una ambulancia rumbo al Instituto Nacional de Cirugía, antiguo Hospital de Emergencias, en la avenida Carlos III casi esquina a Infanta ya en coma y, A las 9 y 15 de la noche del martes 19 de febrero falleció.
Nos dejó temas como "Bonito y sabroso", por “la feliz noche en que los dos supimos nuestro amor” de su "¡Oh vida!" o por “la pasión que sintió mi corazón cuando te vio junto al mar”, del "Hoy como ayer", “Déjame pensar en el fracaso que tuviste en el ayer", en "Te quedarás" o el no menos popular "Siguaraya", que habla de un árbol sagrado Cubano que alberga a divinidades de la santería. En fin, que aunque hayan pasado 103 años el Bárbaro del ritmo sigue siendo eso, el Bárbaro. (Varias fuentes)
Nació en Santa Isabel de las Lajas - provincia de Cienfuegos - hace 103 años, aunque desde Febrero del 1963 no está en este plano existencial que llaman vida. Benny creció en el estrecho sendero marcado entre la ingenuidad campesina y la picardía urbana. Gracias a su voraz precocidad, aprendió de niño a tocar la guitarra y el tres y a cantar incontables piezas de la música tradicional.
Después de algunos años de espigada adolescencia cultivando la tierra y haciendo cualquier labor para el estricto pan ganar; pero sin haber dejado la pasión por las canturías en casa de amigos y en las fiestas de la comarca, este muchacho, al que todavía llamaban por su nombre de pila: Bartolomé, se aventuró allá por 1940 a probar suerte en la Habana, la capital del país.
Sonero intuitivo de voz portentosa, aquel que se dio a conocer inicialmente en el tránsito de los sembrados a las inmediaciones del puerto habanero, con su doméstico y trasnochado instrumento de cuerdas; aquel a quién Matamoros llevó a México con un semblante matizado por la picardía y el asombro; el que se haría solista por excelencia de tantas orquestas mexicanas que terminaban pareciendo suyas; ahora se había creado "su tribu", como él la llamara.
Creó una jazz band, como no ha habido otra igual, donde merced a su gran talento, logró sintetizar toda la riqueza que hasta ese momento tenía el son cubano y lo abrió hacia perspectivas sonoras que aún mantienen vigencia. La Banda Gigante de Beny Moré, que arrancó a sonar para nunca terminar la fiesta, para divertir a los bailadores y brindarle puerto a quienes echan su ancla en el bolero.
Su última presentación ocurrió el domingo 17 de febrero de 1963, en Palmira, Cienfuegos, a unos kilómetros de su pueblo natal. Una presentación llena de leyendas. Se cuenta que tuvo la ruptura de una variz esofágica, consecuencia de la cirrosis hepática que arrastraba desde antes de partir hacia México en 1945.
En esas condiciones, después de vomitar sangre, subió al escenario y cantó como nunca. El doctor Luis Ruiz recordaba que, antes de esa actuación, Benny se llegó hasta Santa Isabel de las Lajas, para encontrarse con su madre y sus familiares y conocer sobre la construcción de la casa, que personalmente estaba atendiendo.
De Palmira regresó urgentemente a La Habana. Benny no quería ingresar en ningún hospital, quería estar en su casa con sus hijos y allí esperar la muerte. El domingo 17 mejoró algo, pero al amanecer del lunes 18 de febrero vuelve a ponerse mal y su médico decide ingresarlo. Benny le dice: "Mi hermano, me cogió la rueda".
Lo montaron en una ambulancia rumbo al Instituto Nacional de Cirugía, antiguo Hospital de Emergencias, en la avenida Carlos III casi esquina a Infanta ya en coma y, A las 9 y 15 de la noche del martes 19 de febrero falleció.
Nos dejó temas como "Bonito y sabroso", por “la feliz noche en que los dos supimos nuestro amor” de su "¡Oh vida!" o por “la pasión que sintió mi corazón cuando te vio junto al mar”, del "Hoy como ayer", “Déjame pensar en el fracaso que tuviste en el ayer", en "Te quedarás" o el no menos popular "Siguaraya", que habla de un árbol sagrado Cubano que alberga a divinidades de la santería. En fin, que aunque hayan pasado 103 años el Bárbaro del ritmo sigue siendo eso, el Bárbaro. (Varias fuentes)