El racismo en Cuba es mas viejo que matusalén
Qué una gran parte de nuestros lideres independentistas eran racistas, no es secreto para nadie. Lo prueba el hecho constatado de la abrumadora marginalidad a que fueron sometidos aquellos negros, la mayoría ex esclavos, incorporados al Ejército Libertador Cubano.
El problema es que no existe suficiente bibliografía disponible para tratar el tema con mas seriedad y rigor, de ahí que la historia se haya encargado de enmascararlo mediante la narrativa de hechos militares, conquistas y fracasos locales, que intentan solapar hechos puntuales. En pocas palabras, que de la interioridad de aquellas tropas desde el punto de vista social, existe muy poco disponible y lo poco que hay es un tabú que no quieren ni conviene recordarlo.
Algunas de las fuentes más recurridas por los historiadores para calcular el número total de mambises que participan en la Guerra de 1895 son: el Índice alfabético y defunciones del Ejército Libertador de Cuba, publicado en 1901, y los libros de registros de las unidades mambisas, todos elaborados en los meses finales de la insurrección.
Por otro lado las planillas de pagos tras el fin de la dominación española, de la autoría del general polaco Carlos Roloff Mialofsky y su ayudante Gerardo Farrest y que fueron editados oficialmente por el general y gobernador de Cuba Leonard Wood, tampoco se hace referencia al tema del color de la piel de aquellos combatientes.
El profesor del departamento de historia de la universidad de Oviedo en Asturias, Ismael Sarmiento Ramírez, fuente de nuestro post de hoy, aseguró que el racismo a que eran sometidos los soldados rasos, la mayoría de la infantería, como al resto de la masa desarmada que conformaba el sustrato de la fuerza auxiliar del Ejército mambí, fue un hecho que está constatado.
"Digamos los oficios de convoyeros, jolongueros, asistentes, forrajeadores, agricultores y de servicios subalternos, eran trabajo de tipo exclusivo para los negros y por eso es más difícil de detectar, ejemplificar, y hasta llegar a considerar, como un mal que convivió de forma perenne en las filas de los revolucionarios cubanos durante las tres guerras", aseguró este profesor.
Agregó además, que a pesar de que haya existido en Cuba una revolución que en teoría debió superar todos estos problemas, no es secreto para nadie que el racismo sigue existiendo, y por tanto es lógico este sea un tema extremadamente susceptible de tratar por los historiadores locales.
El académico y curador de arte de la universidad de Harvard, Alejandro de la Fuente, deja claro algo que los que somos cubanos y hemos vivido en Cuba sabemos perfectamente: "Cuba no es ese infierno racial que describen algunos de los detractores del gobierno, pero tampoco es el paraíso racial que preconizan las autoridades cubanas, los eruditos oficiales y los observadores afines".
Retomando el tema Guerra, no fue hasta 1908, el año que fue creado el Partido Independiente de Color (PIC), que se supo por primera vez en sus publicaciones un estimado de la composición racial del ejército independentista, incluso cuando ellos habían aportado hasta el 85% del total de los soldados que integraron aquel ejército.
Po otro lado el historiador Rafael Fermoselle plantea que en la guerra del 1895, la necesaria como le llamó José Martí, alrededor del 40% de los generales y coroneles eran de la raza negra, sin embargo en la administración civil había menos del 2%. Y es de aquí de donde queríamos partir, ya que de esta lacra social no escapó ni el mismísimo lugar teniente general Antonio Maceo y Grajales, un hombre que tenía más críticos y detractores en aquel ejército que cicatrices en su cuerpo.
Lo que resulta increíble es que hoy, a 155 años de aquella guerras libertadoras, el racismo en Cuba sigue siendo el mismo problema social de siempre, adaptado siempre a los tiempos que se viven. Vayamos por parte. No hay mas que ver como han sido todos los gobiernos de nuestra democracia que, con la excepción de los 2 periodos de Fulgencio Batista que era mestizo, todos los demás fueron predominantemente blancos.
Por otro lado los ministros, alcaldes y demás funcionarios de la raza negra fueron contados con los dedos de la mano. O es que acaso vamos a ignorar que tanto el intento de Evaristo Estenoz y de Pedro Ivonet por crear un partido de color, así como el levantamiento que protagonizaron en 1912 fue "por amor al arte". Su aplastamiento fue brutal. Las fuentes calculan que más de 3000 negros fueron dados de baja de este plano existencial. Y si no, que se lo pregunten al hijo de José Martí, que fue uno de los que ejecutó ordenes en aquella masacre.
Solo dos negros se distinguen en el régimen de los Castro: el presidente de la Asamblea Nacional, Esteban Lazo, y el vicepresidente del Consejo de Estado, Salvador Valdés. El resto tiene que conformarse con la periferia, ósea los deportes o la música, o en el peor de los casos integrar las fuerzas represivas.
Igual es cierto que el negro - por lo general - se mantuvo ajeno a los aconteceres de la rebeldía nacional posterior al golpe de estado de 1952, e incluso tanto en México como entre los primero integrantes de la guerrilla en la Sierra Maestra, apenas habían alzados de esa raza. Para colmo le han hecho creer al pueblo que los negros se lo deben todo a la Revolución.
El pánico y la inculpación al negro, unido a la demanda del agradecimiento eterno que éste debe profesar a quienes les han ayudado "a progresar" supuestamente en su lucha hacia la igualdad social, siempre ha estado presente en el discurso populista de esa dictadura. Incluso nos atreveríamos a decir que es por eso que se muestran especialmente virulentos con los disidentes de esa raza.
Recordemos que luchadores por los derechos humanos "de color", como les gusta llamarle en Cuba, Orlando Zapata Tamayo y Pablo Moya murieron de una huelga de hambre que el gobierno cubano se mostró particularmente despreocupado por su fatal desenlace. Incluso los únicos tres jóvenes Cubanos que han sido fusilados por robarse una lancha para escapar hacia Estados Unidos en la que nadie salió siquiera herido, eran negros también.
Para muestras un botón: En el discurso de "jubilación" del dictador Raúl Castro, este tuvo la ocurrencia, por no llamarlo de otra manera, de decir lo siguiente: “Ustedes ven que ya hay algunas compañeras y compañeros, poquitos todavía, que son negros, como locutores, tanto de televisión como de la radio, ¿no ven que aparecen algunos ya?. Eso no fue fácil, yo mismo di la instrucción concreta a los responsables de esos organismos”. (¿La diste 50 y pico años después?)
Fuente: Fragmentos sobre el racismo mambí tomados del libro "Mirada crítica a la historiografía cubana en torno a la marginalidad del negro en el Ejército Libertador (1868-1898)".Ismael Sarmiento Ramírez // Universidad de Oviedo, Asturias, profesor titular. // Alejandro de la Fuente. Una nación para todos. Raza, desigualdad y política en Cuba. 1900-2000, Madrid, Ed. Colibrí.