miércoles, 14 de septiembre de 2022

La deuda con los hermanos Gutiérrez Menoyo

Magnifica foto donde se aprecia a Eloy con barba y a su izquierda el comandante norteamericano William Morgan. Entonces no imaginaban el futuro que les aguardaba

Había una vez un comandante llamado Eloy Gutiérrez Menoyo, que pasó 22 años en la cárcel cubanas por rebelarse contra la dictadura de Fidel Castro. Y aunque al igual que el tirano se alzó en los montes contra el entonces régimen imperante, no pertenecía al mismo grupo castrista llamado "26 de Julio". 

Este madrileño de nacimiento, que eligió morir en Cuba en calidad de disidente pacífico, pertenecía al directorio revolucionario; y su hermano Carlos fue el hombre que dirigió el 13 de Marzo de 1957 la operación mas intrépida y valiente contra el régimen de Fulgencio Batista, el asalto al palacio presidencial. 

Solicitando los permisos para radicarse en Cuba. Eloy fue muy criticado por una buena parte del exilio que no vio con buenos ojos este paso "pacífico" ante la dictadura.

Nacidos en Madrid, Carlos en el 1924 y diez años después Eloy, fueron hijos de una familia de republicanos que emigró a Cuba tras la guerra civil. Ambos pertenecían al PSOE y, como podrá imaginar, tuvieron que escapar hacia la perla del caribe ante el triunfo del bando nacionalista. Aunque a los 23 años Eloy se alzó en armas contra la dictadura de Batista, antes, cuando su hermano murió en aquella operación, era un simple pero exitoso empresario, dueño de un bar en la Habana llamado el "Eloy´s Club". 

La muerte de su hermano fue el detonante para que Eloy tomara el rumbo de la revolución definitivamente, pero eso sí, jamás quiso ni el menor de los "tikitikis" con el tirano barbudo. Aún así, en el mes de diciembre de 1958, Castro le envió a su jenízaro favorito, el argentino Guevara, para que el directorio comandado por Eloy se "acoplara" al 26 de julio como única fuerza libertadora de Cuba. 

Menoyo se pasó por la bragueta de su uniforme la presencia de aquel intimidante asesino, y tras dejar bien claro la posición del directorio en aquellos montes, por el bien de Cuba accedió a la unidad. Otra cosa eran los planes que tenía en su cabeza el tiranosaurio en jefe. Rápidamente Menoyo se percató de la deriva comunista de aquel proceso y, por el honor de su hermano y de él mismo, se opuso abiertamente a la mal llamada "revolución". 

No solo él, uno de sus mas fieles comandantes en la toma de Cienfuegos, el norteamericano William Morgan, fusilado por Castro posteriormente en 1961, se opusieron tenazmente. Con suerte Eloy escapó hacia Miami en una lancha. Allí fundó "Alfa 66", el grupo anticastrista que más atentados y sabotajes realizó en aquellos años y, el 28 de diciembre de 1964, logró desembarcar en la playa de Baracoa en la Habana. Allí permaneció escondido hasta que la chivatería, unida a las fuerzas represivas que ya para entonces se mostraban muy eficientes, le dieron caza un mes después cuando esperaba el momento propicio para alzarse de nuevo. 

A su regreso a Cuba en 1993

Esta acción le trajo como consecuencia 30 años de cárcel de los que solo cumplió 22, y la casi pérdida de un ojo por un "amable bayonetazo". No, y se pudo dar por dichoso que aquel sicario de la pampa, el mismo al que en diciembre de 1958 le gritó en su cara, "¡¡Si tu firmas Che yo firmo Gallego y pal carajo!!" no le cobró la cuenta pendiente. 

Por gestiones del presidente  español Felipe González, Menoyo pudo salir de la cárcel rumbo a España y de ahí hacia Miami de nuevo. En 1993 intentó - por las buenas - hacer entender a Castro la necesidad de democratizar la isla a través de métodos pacíficos, liderando esta vez su nuevo grupo "Cambio Cubano". 

Incluso Castro le dispensó unos minutos, quizás para congraciarse con Madrid, y Menoyo aprovechó para hacerle su propuesta. Cito: “Si yo me hubiera dejado llevar por el revanchismo le habría reprochado que él me jodió la vida, y probablemente me habría respondido justificándose con el pasado. Pero no. ‘No vamos a hablar del pasado, no tiene sentido; hablemos del futuro’, le dijo”. 

ILUSO. 

Su majestad Castro I jamás le respondió y allí, en la Habana, murió un 26 de octubre de 2012 esperando una respuesta. Eso sí, se negó a marchar de Cuba y nadie pudo impedírselo y ese fue, quizás, su único triunfo contra aquella dictadura que lleva ya 63 años "jodiéndole la vida" al resto de los Cubanos que dicho sea de paso, estamos y estaremos en deuda con todos estos hombres que en su día se la jugaron y murieron por un futuro mejor.

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