Miguel de Tacón y Rosique, tirano o benefactor de la sociedad Cubana
Miguel de Tacón y Rosique, grande de España, fue gobernador y capitán general de la isla de Cuba en el año en 1834. Tacón desembarcó en La Habana el 1 de junio, hace 188 años, y la situación que encontró en la isla era - cuando menos - insostenible socialmente.
Pero vamos por partes.
Entre las cosas buenas que tuvo su mandato estuvo la instauración del ferrocarril de La Habana a Güines (27,371 km), inaugurado el 19 de noviembre de 1837, que fue el primero en todo el reino de España e incluso, diez años antes que el de la propia Península. Además realizó mejoras en el puerto, el acueducto de agua potable, la cárcel pública moderna así como creó una nueva red de mercados.
Edificó un gran teatro que llevó su nombre (Teatro Tacón), igual que el gran paseo, hoy Gran Teatro de la Habana. Pavimentó las calles, mejoró el alumbrado público, la red de cloacas. Creó el cuerpo de bomberos y de serenos entre otras muchas mejoras. También modernizó ciudades y villas que mejoraron mucho el urbanismo; e incrementó sustancialmente la renta pública.
Sin embargo para algunos fue un déspota. Más que nada porque limpió el país de toda esa delincuencia que la asolaba. Tenga en cuenta que en esos años los asaltos y los asesinatos en plena vía pública estaban a la orden del día. La Habana estaba repleta de perros callejeros que buscaban comida desesperadamente y los comerciantes debían ir a los bancos escoltados por la policía.
La Habana repleta de animales domésticos callejeros |
Tacón acabó con la corrupción policial, barrió con la delincuencia, controló a los vagos y maleantes, prohibió el uso de armas por parte de los civiles, y a la menor sospecha de delito los enviaba a la cárcel. Si eso es ser déspota, pues ya nos dirá usted como es que se protege entonces a una sociedad.
No es menos cierto que fue implacable en la política. Sobre todo con todo aquel que mostrara rasgos de separatismo. De hecho el 13 de septiembre de 1834 sometió a ese castigo al intelectual bayamés José Antonio Saco, aunque para Saco el destierro en Madrid le permitió entender la democracia de otra forma a como la tenía concebida. De hecho allí fundó el Club de los Habaneros, transformándose de separatista en reformista e incluso, llegó a ser un anexionista en toda regla.
Al respecto, he aquí lo que dijo:
"Contemplando lo que Cuba es bajo el gobierno español, y lo que sería incorporada en los Estados Unidos, parece que todo cubano debiera desear ardientemente la anexión".
Hay de todo como en la viña del señor. Los hubo como el propio José Antonio Saco que lo calificó como... "Servil en España y Tirano en Cuba". En cambio Hespel D´Harpoville, en su libro "La Reine das Antilles" lo señala de este manera: "España le debe a dos hombres la isla de Cuba. A Colón, por que fue quien la descubrió, y a Tacón porque la civilizó".
Por su labor fue premiado con el título de "Vizconde de Bayamo" y "Duque de la Unión de Cuba". Como quiera que lo mire, los Cubanos, sobre todo los de bien, tendrían mucho más que agradecerle a Tacón que criticarle.
Lo que sucede es que en estos casos la historia la escriben y la cuentan los que ganan, y como les da la gana. Tacón, ya enfermo y cansado por su labor en Cuba, pidió un relevo que le fue concedido. Abandonó la isla el 22 de abril de 1838, retirándose a vivir en otra isla, la de Mallorca.