Kate Warne, la primera mujer detective en el mundo
Allan Pinkerton sentado y con un puro en la mano, mientras que Kate Warne señalada con el círculo rojo |
Kate Warne ha sido considerada como la primera mujer detective del mundo. Hay que remontarse a 1850 cuando los hermanos Allan y Robert Pinkerton fundaron la primera agencia de detectives del planeta en Chicago, La Agencia Nacional de Detectives Pinkerton.
Seis años más tarde, una joven viuda de 23 años llamada Angie M. Warne acudió a la sede central para pedir trabajo, por lo que Allan se dispuso a prepararle el contrato como administrativa. Se quedó perplejo cuando la joven confesó que quería ser detective.
A pesar de las reticencias de Robert que no quería mujeres en la empresa, Allan escuchó los dos argumentos que terminaron por convencerle: "Las mujeres son las que menos sospechas acarrean y las que consiguen que los hombres hablen más de la cuenta".
La contrató.
Tenía una gran habilidad para disfrazarse e imitar diferentes acentos que le permitían adquirir las identidades necesarias para llevar a buen puerto sus casos. Uno de ellos fue el del envenenamiento del capitán Summer a manos de su hermana Annie Thayer.
Se documentó sobre la vida de ambos, se disfrazó de adivina y engatusó a Annie convenciéndola de que sabía datos de su pasado gracias al poder de su mente. El clima creado entre ella propició que Thayer se incriminara a sí misma en el intento de asesinato.
Sin embargo, Kate Warne hizo historia tras salvar la vida de Abraham Lincoln cuando el 11 de febrero de 1861 iba a ser víctima de un atentado.
El decimosexto presidente electo de Estados Unidos era un personaje tremendamente incómodo en los estados sureños, ya que durante su campaña electoral hizo hincapié en la abolición de la esclavitud.
El decimosexto presidente electo de Estados Unidos era un personaje tremendamente incómodo en los estados sureños, ya que durante su campaña electoral hizo hincapié en la abolición de la esclavitud.
Esta situación le generó incontables enemigos. En los salones de la alta sociedad y en los bares de las principales ciudades empezó a correr el rumor sobre el asesinato del mandatario. Ante semejante atrocidad, como presidente de la empresa de ferrocarriles de la costa este, Samuel Felton alertó a Pinkerton de los hechos.
Kate Warne |
Este caso se lo encargó a Kate Warne, que bajo el seudónimo de Mrs. Cherry frecuentó el elitista circuito de la 'jet set' de Baltimore, donde se reunían periódicamente las grandes personalidades de los 15 estados esclavistas. En dos semanas fue capaz de averiguar todos los detalles sobre el intento de magnicidio.
En poco tiempo ideó un plan infalible. Warne se hizo pasar por la hermana y cuidadora de Lincoln, a quien habían disfrazado y caracterizado como un inválido, reservaron uno de los vagones del tren nocturno y regresaron a Washington sanos y salvos.
Finalmente, el 4 de marzo de ese mismo año, Lincoln fue investido presidente.
Finalmente, el 4 de marzo de ese mismo año, Lincoln fue investido presidente.
Mientras la cruenta Guerra de Secesión seguía su curso, Warne se convirtió en mano derecha de Pinkerton, que creó la Pinkerton's Female Detective Bureau, la división femenina en la que Warne se encargó de adiestrar a otras mujeres. La noche del 14 de abril de 1865 se consumó el magnicidio.
Cinco días después del fin de la guerra y, por consiguiente, de la liberación de esclavos en los campos de algodón y tabaco, el actor John Wilkes Booth disparó a Lincoln durante la representación de Nuestro primo americano en el Teatro Ford de Washington. El presidente fue el primer inquilino de la Casa Blanca en ser asesinado.
Warne prosiguió su trabajo hasta que una neumonía acabó prematuramente con su vida a los 35 años en 1868. En su biografía, Allan Pinkerton describe a esta mujer que sentó un precedente social como "la mejor entre las mejores, dominante, clara, de rasgos expresivos
(...) Esbelta, de pelo castaño, graciosa en sus movimientos y dueña de sí misma. Sus rasgos, aunque no se les hubiera podido llamar bellos, tenían un arrojo decididamente intelectual. Su cara era honesta, por lo que cualquiera que se encontrase en problemas la elegía instintivamente como confidente".
Luis Fernando Romo // Elmundo.es