Doña Emilia Casanova: Una vida consagrada a la libertad de Cuba
Con la "Liga de las Hijas de Cuba", Emilia creo la primera organización política de mujeres exiliadas por la independencia de Cuba. |
Si repasara un libro de historia Cubano, de estos que han sido publicados por la dictadura, encontrará que las mujeres que se destacaron en la lucha insurreccional durante el siglo XIX siempre fueron las mismas.
Que si Mariana Grajales o su nuera Cabrales, que si Ana Betancourt, que Bernarda Toro, Clemencia Gómez o Marta Abreu y poco más, sin embargo hubieron algunas que se destacaron igual, o más que estas, por ejemplo Doña Emilia Casanova de Villaverde, que a nuestro modo de ver lo que consiguió hacer esta separatista no lo consiguió ninguna.
Esta cardenense no solo se destacó, es que fue de las primeras que se dedicó en cuerpo y alma a la libertad de Cuba, bueno, por lo menos independizarla de España, porque con tal de lograrlo utilizó métodos que no suelen gustar mucho y a pesar de que era el anhelo de la mayoría en aquella mitad del siglo XIX, separar a Cuba de España pero anexarla a los Estados Unidos.
... Ah amigo.
Por suerte hay bibliografía "peligrosa" que si hace referencia directa a esta patriota, hija de un empresario Gomero (Islas Canarias) Inocencio Casanova, dueño del ingenio "La Armonía", al que el gobierno español le había incautado sus bienes en la Isla por su apoyo al proceso libertario cubano. Emilia era la esposa de uno de los más grandes novelistas y activistas políticos cubanos de aquella época, Don Cirilo Villaverde, autor de la icónica novela "Cecilia Valdés o la Loma del Ángel".
No resulta fácil conseguir información de Cuba en 1850, sin embargo se sabe que desde muy joven se comprometió con la independencia de Cuba, mucho antes de que Carlos Manuel de Céspedes se decidiera, de hecho hizo suya la bandera que enarboló el anexionista venezolano Narciso López, 15 años antes por lo menos.
Gracias a las múltiples cartas que escribió y que están recogidas en sus apuntes biográficos de la universidad de Chapell, en Carolina del Norte, EEUU, hoy se conoce que a tal efecto en enero de 1869 fundó una sociedad femenina para apoyar la causa Cubana, la "Liga de las Hijas de Cuba", llegando a presentar proyectos en el Congreso norteamericano y utilizando cuantos medios estuvieron a su alcance para conseguir la ansiada anexión.
----“Era yo niña todavía, cuando en una mañana de mayo, el bravo Narciso López plantó delante de la ventana de mi casa en Cárdenas la bandera que había ideado para simbolizar la libertad e independencia de Cuba. Me pareció tan bella, y grande el hombre que la enarbolaba, que desde ese momento juré en mi interior consagrar mi vida a ese fin sagrado y noble.” (Carta a la feminista, escritora y poetiza argentina Juana Manso)
Y créalo, la doña llegó a conversar con las más prominentes personalidades hispanoamericanas y europeas para lograrlo, como el presidente Ulysses Grant y su secretario de estado Hamilton Fish. Sin embargo por este motivo en el ranking castrista de las mujeres patriotas del siglo XIX, Emilia no ocupa un lugar cimero.
Con solo investigar un poco en su vida verá que muy efectiva recaudando dinero y apoyo en los EEUU, hasta sus joyas las puso al servicio de la causa, mientras que por otro lado enviaba infinidad de cartas buscando simpatías y aportes. Además, tenía una columna reservada en el periódico "América Latina" de New York, donde publicaba sus artículos y de paso alentaba a futuros simpatizantes.
Cuan preocupante fue para España esta mujer, que de todas las independentistas de aquella época resultó la más atacada por la prensa, en especial "El Moro Musa" y "Don Junípero", que a partir de 1858 centraba su ataque en los desafectos cubanos desatando una campaña propagandística en especial contra de esta señora, y donde el afamado caricaturista bilbaíno radicado en Cuba, Víctor Patricio Landaluze, se cebaba de lo lindo.
Como firmes defensores de la causa española, estos semanarios publicaban artículos pro españoles e insertaban viñetas de carácter jocoso y satírico referidas a cualquiera que consideraran un desafecto a la corona española, haciéndose más virulenta a partir de la revolución del 1868 y contra Carlos Manuel de Céspedes en especial, al que tachaban de "Sultán de Bayamo".
Aquellos lideres y colaboradores Cubanos eran ridiculizados por el dibujante voluntario, que ha sido considerado como el pionero de la viñeta humorística cubana, con una obra que estuvo presente en una treintena de periódicos y revistas de entonces. Emilia era tan efectiva en su labor pro separatista, que llegó incluso a entrevistarse con el presidente de Estados Unidos, Ulysses S. Grant, en plena Casa Blanca.
Fue a raíz de que su padre, Inocencio que desde 1870 era ciudadano estadounidense naturalizado y que poseía propiedades en el "West Farm" de New York (hoy el Bronx) había sido capturado por los Españoles para tratar de intimidarla por medio del chantaje. El presidente Grant quedó muy impresionado con ella y no solo la ayudó en la liberación de su padre, consiguió que Emilia y su hermana Carmen le acompañaran en New York el 25 de febrero de 1871 cuando fue expulsado de Cuba.
Fíjese quien fue este Inocencio y su amor por el ideal independentista, que fue capaz de edificar, a iniciativa de su hija, los túneles que conectaban su mansión con el canal de Long Island para el embarque de pertrechos para Cuba. De allí salieron no pocas expediciones durante la Guerra de los Diez Años. No obstante le fue decomisado el ingenio y las tierras que tenía en Cárdenas, Matanzas.
Un año después Emilia repitió el viaje. Era el año 1871 y las autoridades españolas habían encarcelado a varios estudiantes de la facultad de medicina acusados de profanar la tumba del periodista asturiano Don Gonzalo de Castañón, muerto en un duelo en Tampa con un colega de profesión Cubano. Esa vez Emilia no tuvo la misma suerte, pues 8 de aquellos estudiantes fueron injustamente fusilados.
Caricatura de Emilia de 1859 |
Pero no todo fue romance con los Estados Unidos. En otro de sus viajes se presentó en el congreso para condenar el trato inhumano con los esclavos en Cuba. Emilia estaba decepcionada de que el gobierno estadounidense continuara apoyando el dominio colonial español, en lugar de ayudar a Cuba a independizarse.
En aquel congreso proporcionó evidencias que probaban que entre los años 1820 hasta 1850, Estados Unidos se había opuesto a los esfuerzos para poner fin a la esclavitud en Cuba, una época en la que la esclavitud también era legal en Estados Unidos. Gracias a ese apoyo, España le mantenía bajos los precios a lo que EEUU importaba desde de Cuba.
La evidencia confirmó que Washington se opuso a las revoluciones cubanas anteriores al 68, entre otras cosas porque temían que una revolución de ese tipo pusiera fin a la esclavitud en la isla. Sin embargo sus poderosos argumentos y pruebas no influyeron en el Congreso, ya que económicamente a los Estados Unidos le resultaba muy ventajoso apoyar a una isla controlada por los españoles.
Emilia y su esposo Cirilo continuaron trabajando juntos durante el levantamiento del 68, organizando el contrabando de armas y municiones.
En 1873 uno de los barcos con esas armas fue capturado por los españoles, y algunos de sus tripulantes fueron encarcelados y otros ejecutados. Dado que el barco había navegado bajo una bandera estadounidense, Washington se mostró indignado con las fuerzas separatistas.
En 1873 uno de los barcos con esas armas fue capturado por los españoles, y algunos de sus tripulantes fueron encarcelados y otros ejecutados. Dado que el barco había navegado bajo una bandera estadounidense, Washington se mostró indignado con las fuerzas separatistas.
Durante la Guerra de los Diez Años la casa de los Villaverde en Manhattan fue un importante lugar de reunión para la comunidad Cubana en el exilio. Durante la crisis de 1873, un reportero del "New York Times" visitó la casa y encontró allí reunidos a muchos partidarios, y de todos ellos Emilia se había convertido en la líder indiscutible de ese movimiento.
La Guerra de los Diez Años terminó en 1878. La creciente falta de recursos y las luchas internas entre los líderes cubanos terminaron por debilitar la oposición. Los patriotas cubanos se vieron obligados a firmar el tratado de paz con España, confirmando con ello que la isla seguiría tal y como estaba. Habían entregado las armas sin conseguir la victoria.
Sin embargo el matrimonio, y otros muchos exiliados cubanos, continuaron apoyando la lucha por la independencia hasta que en 1894 muere Cirilo Villaverde en Nueva York. Emilia regresó a Cuba con su cuerpo para cumplir el deseo de su esposo de ser enterrado allí, e inmediatamente regresó a Nueva York después del entierro.
Sus restos fueron inhumados en el cementerio de Saint Raymond de Nueva York, pero su deseo fue ser enterrada en La Habana junto a su esposo. Su hijo Narciso cumplió su voluntad en 1944. Solo agregar que a la muerte de Martí - quien era el que siempre resaltaba las proezas de las mujeres en ese ámbito - las noticias sobre las patriotas fueron desaparecieron dentro de una sociedad enteramente patriarcal, aun cuando en Cayo Hueso habían 1500 mujeres que pertenecían al partido revolucionario Cubano.
Es más, previo y durante la guerra del 68, ninguno de estos nombres les dirá nada a la mayoría, sin embargo María de Jesús Ortegosa, Martina
Lorda Ortegosa, Teresa Mendoza y Mercedes Valdés Consuegra estuvieron
involucradas en el movimiento conspirativo en Villa Clara, haciendo disímiles trabajos de espionaje.
Lorda Ortegosa, Teresa Mendoza y Mercedes Valdés Consuegra estuvieron
involucradas en el movimiento conspirativo en Villa Clara, haciendo disímiles trabajos de espionaje.
Como Inés Morrillo por ejemplo, una agente secreta al servicio del mayor general polaco Carlos Roloff, que por su trabajo fue capturada y condenada a muerte, sin embargo le conmutaron la pena y se mantuvo presa en "la Casa de Recogidas", (Prisión de Mujeres de la Habana) hasta que fue firmada la paz del Zanjón.
Heroínas como Eva Adán y Betancourt de Rodríguez, Rafaela Rodríguez de Rodríguez, Angela Malvina Silva, Caridad Agüero Betancourt, Candelaria
Cabrera y Calzada, Gabriela de Varona Miranda, Leonor y Concepción García Iñiguez, Angela Malvina Silva, Rosario Morales de los Reyes, Isabel Pérez Cabrera de García, Rosalía García de Osuna, Clotilde Sánchez, Josefina Sarduy, Concha Agramonte, María Aguilar Borrero, Ana Cabrera y Calzada de Pérez, Manuela Cancino, Pastora González, Francisca
Marrero, Inés Morillo, Belén Pérez o Cecilia Porras Pita, es que son muchas las patriotas cubanas desconocidas.
Cabrera y Calzada, Gabriela de Varona Miranda, Leonor y Concepción García Iñiguez, Angela Malvina Silva, Rosario Morales de los Reyes, Isabel Pérez Cabrera de García, Rosalía García de Osuna, Clotilde Sánchez, Josefina Sarduy, Concha Agramonte, María Aguilar Borrero, Ana Cabrera y Calzada de Pérez, Manuela Cancino, Pastora González, Francisca
Marrero, Inés Morillo, Belén Pérez o Cecilia Porras Pita, es que son muchas las patriotas cubanas desconocidas.