miércoles, 9 de agosto de 2023

La historia del hombre del saco


No sabríamos decir si los niños de los demás países hispanos experimentaron lo mismo, pero al menos en Cuba la mayoría de los padres intentaban hacernos entender que vendría a buscarnos "el hombre del saco", si continuábamos siendo necios desobedientes y majaderos.

Muchos creen que este siniestro personaje ha estado a medio camino entre la realidad y la ficción, pero sepa que fue tan cierto, como sangriento y trist. Pero ¿dónde surgió esta frase amenazadora y "persuasiva" de nuestros padres?. En este caso la historia se remonta a principios del siglo XX en el pueblo de Gador, España. 

Se trata de un municipio de Almería, en Andalucía, sur de España, donde un tal Francisco Leona Romero, de profesión barbero, había cometido un hecho de sangre con un niño al cual había raptado y metido supuestamente en un saco, de ahí su siniestro y amenazador sobrenombre.

El tal Leona era curandero además, y para curar la tuberculosis "de uno de sus pacientes" de nombre Francisco Ortega González, más conocido como "El Moruno", le recomendó beber la sangre caliente de un niño y untarse sus mantecas sobre el pecho, un sangriento ritual por el cual cobró 3000 pesetas. Entonces por aquellos lugares del sur de España se confiaba más en lo que dijera un curandero o un santero, que en lo que podía hacer la propia medicina. 

Por tanto el 28 de junio de 1910, la vida de un despistado niño de nombre Bernardo González Parra, de siete años y natural de la Rioja, terminó metido en un saco. Del trabajo se encargó un joven al que llamaban "El Tonto", de nombre Julio Hernández, que accedió a secuestrarlo con la promesa del pago de 50 pesetas para comprarse una escopeta. 

Reportaje grafico del infanticidio

Leona y su paciente tuberculoso realizaron el ritual –que nunca llegó a curarlo como es lógico– y llevaron los restos del niño, otra vez en el saco, a las Pocicas, una zona distante a 4 kilómetros del pueblo. A partir de aquí, la cosa como que no quedó muy clara que digamos. Parece que al final Pedro Julio "el tonto" terminó acudiendo a la Guardia Civil, porque Leona no llegó a pagarle la plata acordada.

El cadáver del niño, cubierto de matojos y destrozado con múltiples heridas que indicaban rituales de brujería o vampirismo, fue encontrado en el barranco del Pilar. Para la guardia civil fue fácil esclarecer los hechos, sobre todo teniendo en cuenta a lo que se dedicaban los sospechosos, de manera que Francisco Leona, como Pedro Julio "el Tonto" y su madre Agustina Rodríguez, conocida como la curandera, e incluso el tísico Francisco Ortega, fueron condenados a morir en el garrote vil. 

Sin embargo Leona murió en la cárcel envenenado, al parecer se temía que se le fuera la lengua antes y se supieran más casos que habían desaparecido misteriosamente, y donde estarían involucrada supuestamente gente importante de la comarca. Por su parte al Tonto se le conmutó la sentencia debido a sus problemas mentales, mientras que Agustina y sus cómplices, su marido y su otro hijo José Hernández, fueron condenados a 16 años de prisión, una pena que no cumplieron del todo debido a que la República comunista les puso en libertad posteriormente. 

Desde entonces el barranco del Pilar en Las Pocicas, localidad perteneciente al Valle del Almanzora y a 120 km de la capital provincial Almería, quedó marcado para siempre por este sangriento hecho, que hasta los mismos residentes se han encargado de "olvidar" para siempre.

¿Cómo llegó a Cuba por fin?. 

Evidente que por la prensa española e internacional que circulaba en la isla, "Mundo Gráfico" fue de las que le dedicó una amplia cobertura, además por los propios españoles residentes que se encargaron de divulgarla. Así pasó con "el coco", "el saca mantecas" o tan real como la vampira de Barcelona, Enriqueta Martí y Ripollés, otra asesina de niños que estando a la espera de su sentencia, fue ajusticiada - dicen - por la propia población carcelaria.

Maldita Hemeroteca 

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