viernes, 17 de noviembre de 2023

Historia de listos y tontos útiles

R Alexander Wiley
El 18 de abril de 1959, apenas 4 meses de haber huido Fulgencio Batista y triunfado la Revolución encabezada por Fidel Castro, el principal periódico Cubano entonces, "El Diario de la Marina" publicaba un artículo a raíz de la gira de once días que hiciera Fidel Castro a los Estados Unidos.

En este artículo, que llevaba la firma del enviado especial Enrique Grau Esteban, se daba por sentado que no había nada porque preocuparse de cara al futuro político de la isla. Como sabemos, Washington había ido separando del golpista Batista, y consideraban a Castro como el nuevo fichaje.

“Quiero dejar claro a la población de Estados Unidos que he venido aquí con un sentimiento sincero de amistad. Quiero decir la verdad y aclarar muchas cosas que se han dicho sobre la revolución”, dijo Castro en un discurso en el Club Nacional de Prensa, en Washington. Al respecto, el enviado del Diario de la Marina publicaba lo siguiente: 

"El día de ayer, que ha sido extraordinariamente satisfactorio, era el más importante de todo el viaje del doctor Fidel Castro. Tanto la reunión que sostuvo con los senadores norteamericanos como el almuerzo y su comparecencia ante la Asociación Americana de Editores de Periódicos, tienen una favorable e importante trascendencia para Cuba.

La prensa norteamericana en general, a excepción de algunos pocos columnistas, se mostró favorable al doctor Fidel Castro. Dos de los programas de televisión de mayor rating en todos los Estados Unidos y los noticieros de Columbia Broadcasting y de la NBC, elogiaron anoche al premier cubano, expresando que ganó otra gran batalla en los Estados Unidos, y que el balance del día fue totalmente favorable".

Venido arriba, el señor Grau afirmaba que tanto el “New York Herald Tribune”, como el “The Washington Post”, entre otros periódicos, habían publicado amplias informaciones favorables al doctor Fidel Castro, con grabado a tres columnas en la cabeza de la primera plana y todo.

Dem. J. William Fullbright
Por otro lado el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, el demócrata J. William Fullbright, dijo más tarde a los periodistas que la declaración de Castro y la franca respuesta que dio a las preguntas que se le hicieron fueron “muy tranquilizadoras”.

“Si le interpreté correctamente, y creo que lo hice, creo que son muy tranquilizadoras para la perspectiva del futuro de Cuba", manifestó Fullbright. Por otro lado, el republicano Alexander Wiley, miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores de la alta cámara, refiriéndose a las acusaciones que suponen tendencias comunistas a Castro, las calificó de “hojarasca y patrañas”. 

“Estoy convencido de los sinceros sentimientos democráticos de Castro”, agregó Wiley".

Finalmente el dirigente republicano del senado, Everett Dirksen, dijo que Castro había asegurado a la Comisión que no tenía proyecto alguno de confiscar propiedades, “excepto las de los criminales de guerra”. Pero la nota graciosa del día la dio el senador Georges Smathers, un perito en asuntos latinoamericanos, que hizo sobre Castro la siguiente observación: “Es tan brillante como orador que debía estar en el Senado”


No obstante el presidente Dwigth D. Eisenhower declinó entrevistarse con él, no quiso ni verlo, no así el vice presidente Richard Nixon que terminó creyendo que el barbudo verde oliva miraba hacia los Estados Unidos en busca de soluciones. 

Al respecto, el más listo de la clase remachó, para beneplácito de algunos de los allí presentes..

"...Ya he dicho en forma muy clara que no somos comunistas”. No soy comunista y no creo que los comunistas tengan posibilidad algún en Cuba debido al programa de gobierno de la Revolución. Prueba de que la revolución cubana no es comunista, lo constituye el hecho de que la Iglesia Católica la apoya.

La Sociedad Norteamericana de Editores de Periódicos me invitó y como dije, era un honor muy grande para mi, ya que esta era una institución reconocidísima y también porque soy un hombre que le presta mucha atención a la opinión pública y que cree mucho en las libertades.

Nunca temeré conversar con el pueblo, los editores o cualquier otra persona, porque nuestro idioma de gobierno es sistema de opinión publica, y porque en Cuba hemos demostrado que el que tiene la opinión publica nunca tiene necesidad de utilizar otro sistema de gobierno", aseguró Fidel Castro y agregó...

Castro en el club de la prensa en Washington

"Hay un derecho que el pueblo necesita, el derecho a trabajar, a vivir, a comer. Uno de los errores de la democracia es que hablamos de esas libertades y no del derecho del pueblo a vivir y a comer".

Hay que entender que solo habían pasado 4 meses del triunfo de la revolución y Castro, que en ese momento no contaba con los apoyos de nadie, los buscaba en el vecino de norte mientras ganaba tiempo. Como había dicho una vez el general y estratega chino Sun Tzu en "El arte de la guerra", "todo conflicto bélico se basa en el engaño", y en eso Castro ya tenía entrenamiento de sobra.

Recordemos como había dado muestras de su ingenio como embustero, cuando en 1957 "se la metió doblada" al periodista de The New York Times, Mr Herbert Matthews, cuando este le visitó en la Sierra. A decir verdad, no sabemos si se la dejó meter, pero lo cierto es que le hizo pasar de noche varias veces por delante a 17 de los hijos del mariguanero Crescencio Pérez Montano que, según el historiador británico Hugh Tomas, era buscado por asesinato.

Como de tétrica habrá sido su historia y la de los 80 y pico de hijos que dicen tenía regados en aquella Sierra, que jamás, oiga bien, jamás en 64 años se supo nada de ellos. Ni siquiera el día de su muerte en 1986, se "profundizó" mucho en el tema. 

Maldita Hemeroteca 

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