miércoles, 23 de octubre de 2024

La botella de Teté.


En el siglo XX se conoció como "botella" en Cuba, a la persona que tenía un empleo por el cual cobraba pero sin asistir al trabajo. El clásico chanchullo de toda la vida. Y aunque era común en la república, todo indica que se sigue practicando en la dictadura comunista.

Por ejemplo, no conocíamos que en las fuerzas armadas de Cuba había una "generala". Se llama, aunque no sabemos si sigue viva, Delsa Esther Puebla Viltres, pero sus más allegados la conocen como "Teté Puebla". Es la única mujer en la historia de nuestro país con tan alto entorchado, un grado que ni siquiera alcanzaron las más consagradas y valientes mambisas en la guerra de independencia. Esta, en cambio, "no le ha tirado un hollejo a un Chino", como se suele decir.

Pero en su impresionante curriculum vitae aparece que estuvo al frente de un plan agrícola, nada menos, conocido como "Guaicanamar" en Jaruco, ni sabemos en que consiste ni si existe, probablemente no, tampoco hace falta conociendo como está la agricultura, y posteriormente le encomendaron "la honrosa tarea" de dirigir la atención a los combatientes y a los familiares de los caídos en defensa de la Revolución y el internacionalismo. ¡Menuda responsabilidad!

Total, que a juzgar por lo que está sucediendo en la isla con los veteranos de África, porque los "anti batistianos" casi no quedan, el cargo de "Teté Puebla" o no funciona, o el menor de los casos ni existe ya. De hecho, hace tan solo unos meses el observatorio Cubano de Derechos Humanos denunció la crítica situación por la que atraviesan cientos de ex combatientes que estuvieron en las guerras civiles de Angola y Etiopía.

No se trata de que sean pobres, en definitiva pobres los hay en todos lados, incluso aquí en España existen poco más de tres millones de personas que cuentan con ayudas, refugios y alimentación totalmente gratis para subsistir, pero en el caso Cubano es que viven totalmente olvidados, mientras que la generala Teté sigue cobrando su dineral entre otras prebendas.

El veterano Abel Mendoza Peña, de Camagüey, vivía en la calle, así como el franco tirador Severino Moreira y el paracaidista Jacinto Villafruela, encima mutilado. Son cientos, quizás miles, los que se jugaron la vida por el capricho del gobernante en jefe, y hoy no tienen ni que llevarse a la boca. El más impactante de todos fue Ángel Pacheco Soublet, que según apuntó la web "Cibercuba" en 2022, cometió suicidio al ser multado por vender viandas en una carretilla.

Otro caso extremo fue el del piloto de aviones de guerra rusos MIG jubilado, Jesús Martínez. Un comunista convencido, que su fanatismo llegó al extremo de volverse loco. Residía en un pequeño apartamento próximo al popular cruce de 41 y 42, en el municipio Playa, al oeste de la capital.

Estaba casado con su esposa de nacionalidad Rusa y tenía una hija. En cambio su demencia llegó al extremo de espiar a su propia familia y a sus vecinos, como los conocidos disidentes Oscar Chepe y Miriam Leiva, a los cuales asediaba y enviaba informes a la Seguridad del Estado porque escuchaban la emisora "Radio Martí". Su familia lo abandono, y Jesús murió completamente pobre de un derrame cerebral.

Aun se desconoce el monto del dinero que el régimen castrista dilapidó en las guerras civiles de Angola y Etiopía. No había nadie, ni actualmente tampoco, que se atreva a pedirles explicaciones. Con el tiempo, el país se fue sumergiendo en la debacle económica y por consiguiente la mayoría de aquellos veteranos se fueron convirtiéndose en desechos humanos. 

Luego del fracaso del llamado "reordenamiento" promulgado por el títere que impusieron en el gobierno, llegó el paquetazo de reformas salariales y por consiguiente la inflación vertiginosa y galopante, de manera que no es de extrañar que casi todos, la mayoría en la tercera edad, se encuentren o muertos, o viviendo en la más absoluta indigencia. ¿La generala?, ni sabemos su paradero, ni nos interesa tampoco.

Maldita Hemeroteca

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