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JOSE MARCELINO MACEO: El PAPILLÓN CUBANO

Iglesia de la Purísima Concepción de la isla de Isabel II (Islas Chafarinas), en 1893. //

Vamos hacer un recuento de las tres fugas de José Maceo. La del verano de 1879, huida e inicio de una nueva insurrección anticolonial en la Cuba oriental.

La de agosto de 1882, que le llevó al Gibraltar británico tras escapar de su deportación administrativa y carcelaria en las islas Chafarinas. Y la de octubre de 1884, su furtiva travesía entre Mallorca y la Argelia francesa, que le libró, definitivamente, de cuatro largos años de castigo.

Lo de José Maceo fue algo así como la historia del marinero francés Henri Charrière, acusado injustamente del asesinato de un proxeneta, en cuanto al tesón, empeño y valentía se refiere por supuesto. Y a diferencia del famoso "Papillón" cuya veracidad de su historia ha sido puesta en duda, las del general José Marcelino Maceo y Grajales (1849-1896) sí fueron totalmente ciertas y documentadas además.

UN POCO DE HISTORIA ANTES:

El diez de Febrero de 1878 se produce la capitulación masiva de mambises conocida como la paz del Zanjón, y aunque es cierto que diez años de alzamientos no consiguieron el objetivo, se siguió conspirando pese al golpe moral y donde muchos líderes independentistas quedaron fuera de juego. 

Si la llama de rebeldía volvió a brotar, se debió en gran parte al tesón e intransigencia del general holguinero Calixto García Iñiguez, que llegó de su exilio en España resuelto a no abandonar la lucha.

Entre 1878 y 1879, bajo su dirección se fundan treinta clubes clandestinos que quedaron bajo la presidencia del Brigadier Ángel Mestre, así como la formación de un Club Central subordinado al Comité Revolucionario radicado en Nueva York, que tenía la finalidad de extender la rebeldía hacia toda la isla. Sin embargo, rápidamente fueron controlados por la inteligencia Española que, con la detención de Silverio del Prado, se precipitó todo. 

De manera que el 24 de agosto de 1879 en San Lorenzo, Holguín, el mayor general Belisario Grave de Peralta, el teniente coronel Cornelio Rojas, los comandantes Remigio Almaguer y Luís Echevarría, más unos 200 hombres, se levantaron en armas el veinticuatro de agosto de 1879, rebelión que se vio frustrada nuevamente el tres de diciembre de 1880.

En total se rindieron 5,381 rebeldes, luego de sufrir 170 muertos, 109 heridos y 307 prisioneros. Fracasó básicamente porque el levantamiento no logró aglutinar a los máximos lideres del 68, sumado a la escasez de recursos, la efectiva campaña racista que desató España entre los autonomistas, y que de nuevo se hizo sentir el regionalismo y las rencillas entre los caudillos, destacando la ya existente entre Calixto y Maceo, al ser nombrando Gregorio Benítez como nuevo lugarteniente.

Reos en Chafarinas
Y si a todo eso le sumamos que no existía una estructura central - ni divisiones ni regimientos - que aquello de ejercito tenía muy poco, el fracaso estaba más que anunciado. 

Cuan duro sería aquel levantamiento, que para el mes de junio de 1880 aquellos hombres descalzos, hambrientos, exhaustos y desanimados, comenzaron a rendirse de nuevo y sin importarles siquiera las deportaciones. Así las cosas, para el mes de diciembre las presentaciones se producen en masa. 

Observe algo muy curiosos, cuando se rendían las "vacas sagradas", digamos los Maceo, Cebreco, Flor o Máximo Gomez, entonces se trataba de "un exilio fecundo", ahora en el caso de que claudicaran otros, entonces era traición. Total que el acuerdo con España consistía en rendirse y entregar las armas, a cambio no se tendría en cuenta el delito de sublevación y se les permitiría la salida hacia el extranjero pagando España los costes del viaje.

Sin embargo en el caso del llamado "León de Oriente" fue una farsa. Ya embarcados, Maceo y su gente fueron interceptados en alta mar por el cañonero Bazán y llevados a Puerto Rico. De allí, el tres de agosto de 1880 y en calidad de reos, partieron hacia la cárcel española en la isla de Chafarinas. Ese fue un gran error de España, pues esta traición terminó por minar la confianza de los Cubanos. 

Eso se vio perfectamente cuando abocados ya al ataque de la armada norteamericana en 1898, el entonces capitán general Ramón Blanco Erenas le propuso a Máximo Gómez "unirse contra el invasor", recibiendo un rotundo no por respuesta. Aunque ya para entonces el generalísimo esperaba la intervención yankee como "agua de mayo".
Entre los presos destacados que cumplieron condena en el archipiélago se encuentra Emilio Bacardí Moreau, líder independentista cubano y heredero de las destilerías Bacardí. El carácter estratégico y aislado de las islas ofrecían un entorno controlado y de difícil acceso.
Entre aquellos ciento once mambises deportados por el general Camilo García Polavieja, gobernador de Oriente, se encontraba José Maceo tras haber claudicado en Guantánamo. En una carta del tres de junio de 1880, el brigadier Luis Pando le comunicó al general Polavieja que en el campamento "Celina" se le habían «presentado» formalmente trescientas noventa y cuatro personas.

Que al frente se encontraban «los titulados generales Guillermo Moncada, brigadier José Maceo y teniente coronel Quintín Bandera», que portaban setenta armas de fuego y el correspondiente número de municiones». En este grupo de capitulados se encontraban otros lideres como el falso doctor y coronel Jose Celedonio Rodriguez y el brigadier José Rogelio Castillo. 

El general Polavieja aceptó la rendición a la par que urdió un traicionero plan, engañar a los presentados con un supuesto viaje a Jamaica como exiliados políticos, sin tener en cuenta que entre los embarcados habían treinta y tres mujeres y veinte niños en calidad de pacíficos.

Barrio del Raval, Santa Catalina, Palma de Mallorca, en esos años.

LAS FUGAS 

Luego de dos años y medio en la cárcel de Chafarinas, en 1882 se dispone el traslado de José Maceo y algunos de sus hombres al penal de Hacho en Ceuta. La travesía se hizo en el vapor correo "Ciudad de Cádiz" en unión de su esposa Cecilia López Osorio y el niño Elisardo Maceo López, de doce años.

Es ahí cuando se produce la primera fuga desde la misma bahía de Cádiz en el falucho "San Antonio" (embarcación pequeña con un solo mástil) llegando a Marruecos donde se entrevista con el cónsul de EEUU y recibe un permiso. 

Fue interceptado en la frontera con Gibraltar e internado nuevamente en los calabozos de mayor rigor en Hacho, Ceuta, con capacidad para 300 reos divididos en tres clases: 

1-) Los políticos, llegados de las colonias de ultramar y convictos de la Península.
2-) Los incorregibles y forzados, los autores de hechos graves, 
3-) soldados con delitos militares y sobrantes del penal principal. (Allí estuvo internado el asesino en serie y célebre "saca mantecas" Manuel Blanco Romasanta).

En la segunda fuga, esta más audaz aún, Maceo pudo llegar desde Argelia el 17 de agosto de 1882 donde fue ayudado por independentistas españoles, arribando al Gibraltar Británico en el vapor "Hércules". Había sido condenado a cuatro años, y aprovechando el traslado en el tramo entre Mallorca y Argelia, consiguió llegar en unión de otros seis reos.

El veinte de agosto cruzó la frontera del Peñón de Gibraltar solicitando el asilo político a las autoridades Inglesas, basándose en el engaño sufrido por parte de España. El hecho de haber sido deportado tras firmar una capitulación incumplida con el brigadier Luis Pando, hizo que las autoridades británicas le dieran seguimiento a su caso.

Encima utilizar como señuelo a un tal ciudadano británico de nombre William Masson, supuesto arrendatario del vapor "Thomas Brook" fondeado en Caimanera y donde debían haber sido transportados hacia Jamaica, fue motivo suficiente. Aquí un fragmento de una carta de José a su hermano Antonio, exiliado en Jamaica, fechada el 21 de septiembre de 1882:

"Te participo que el 15 de agosto [de 1882] me fugué de la provincia de Cádiz con Cecilia, Lola, Elizardo y la hija de Lola, dos cubanos más y yo. Salimos en un barquito y llegamos a Tánger. De ese lugar marchamos a Gibraltar, llegando el 20 [de agosto].

La policía inglesa nos entregó al gobierno español en la Línea, punto que divide el territorio inglés del español, sin embargo le manifestamos que éramos [prófugos] políticos y que no debía entregarnos, toda vez que nos íbamos a refugiar a [en] aquel lugar[,] pues llegamos en hora que la ley nos favorecía[,] A las cuatro y media de la tarde llegamos y a las seis se tira el cañonazo para cerrar la plaza".

 Según el registro de deportados de la isla de Chafarinas, la señora que hace referencia en la carta era Cecilia López Osorio, su mujer de 41 años, analfabeta y costurera de profesión, el hijo de ambos, Elisardo Maceo López, de 12 años, además la cuñada Lola, Dolores Alcántara, de 19, que  acompañaba a otro niño de nombre Rafael Maceo, más un bebito recién nacido en los primeros días de 1882. Sin embargo en extrañas circunstancias fueron entregados nuevamente a las autoridades españolas

MENTIRAS 

Es aquí donde se produce un capítulo en su vida que la historiografía oficialista "suele resbalar y darle un esquinazo". Para empezar algunos historiadores mienten al decir que desde la cárcel de Pamplona escapó a New York, cuando no fue así en realidad.

Lo cierto es que gran parte del año 1884, nueve meses para ser exactos, José Maceo, Cecilia López y el niño Elisardo Maceo López, residieron en el barrio del Raval, en Santa Catalina‍, isla de las Palmas, en régimen de libertad bajo palabra ("under parole").

Así aparece reflejado en la sesión del siete de febrero de 1884 en la cámara de los comunes del parlamento del británico, y donde el diputado irlandés, James O'Kelly, jugó un papel clave en todo eso. Incluso suelen llamarle "amigo de Cuba", otra farsa, ya que a este irlandés solo le motivaba el diferendo que existía entre el Reino Unido y España. 

En el acta firmada el 25 de enero del 1884, Maceo se comprometía a no abandonar la Palma sin permiso gubernativo, con la obligación de presentarse diariamente en la Inspección de orden público. Con lo cual no existe evidencia recogida que haya pisado la cárcel en Pamplona, o al menos si lo hizo fue por muy breve tiempo.

Sí estuvo recluido en la prisión de Estella, en esa misma ciudad, la que sigue funcionando en la actualidad. Además en ese penal gozó de condiciones muy ventajosas. Presionado por Inglaterra, y según dictámenes de la convención de Ginebra de 1864, fue internado en condición de prisionero de guerra con lo cual se le reconoció su grado militar y se le permitió la compañía de su esposa e hijos en una vivienda y no una celda. 

Y porque decimos que no era una celda, pues en aquella prisión había una gran cantidad de alojamientos destinados al efecto, donde incluso sus amigos tendrían libre acceso para visitarlo. Fue un error de España dejarlo suelto en las Islas Baleares.

En medio de la connotación inglesa que provocó su caso, sobre todo por la presencia de mujeres y niños, en diciembre de 1883 coincidió que en Madrid se produce un cambio de gobierno y el nuevo presidente del consejo de ministros, Don José de Posada Herrera, tomó la determinación de enviarlos a las Islas Baleares, con la promesa de vivir un régimen de exilio vigilado.

LLEGADA A LAS ISLAS BALEARES 

El 15 de enero de 1884, a bordo del vapor correo "Menorca", Maceo llegó al puerto de Mahón, isla de Menorca, junto con su esposa, un hijo y dos guardias civiles que les custodiaban. En principio iba ser internado en el penal de Mahón; y según publicó la prensa balear, el propio Maceo había solicitado fijar su residencia en la ciudad de Palma [isla de Mallorca] lo que le fue concedido, volviendo embarcar el 23 de enero junto con su esposa e hijo hacia esa isla.

Ya lo había pronosticado el propio gobernador civil de Navarra, don Martín Huarte-Mendicoa, cuando en carta al ministro de ultramar Gaspar Núñez le escribió muy molesto: 

"Vaya ejemplo que han dado. Suéltenlo y déjenlo vivir en libertad sin molestarle, y verán como aparecerá en los Estados Unidos". 

Dicho y hecho. José Maceo protagoniza su tercera y ultima fuga desde el barrio del Raval el 22 de octubre de 1884, y así lo reflejó el periódico liberal "El Balear", de Palma de Mallorca, en un articulo fechado el 20 de noviembre de 1884 en la segunda página:
Jose Maceo
"José Maceo escapó de las autoridades españolas por tercera vez en octubre de 1884.
En compañía de Cecilia, Elisardo y otros dos deportados cubanos, ( se referían a Jose Celedonio y el brigadier José Rogelio Castillo). Navegaron furtivamente desde Palma de Mallorca hasta las costas de Argelia entre el 19 y el 23 de octubre de 1884.
 
Habían transcurrido nueve meses desde su llegada a la capital Balear para residir en régimen de libertad vigilada, bajo palabra de honor de no abandonar Palma sin permiso gubernativo, así como «presentarse diariamente en la Inspección de orden público»

Tras protagonizar su tercera fuga, Jose Maceo llegó a New York donde se encontró con su hermano Antonio, cincuenta y cinco meses después de haberse entregado en Guantánamo. 

Tras navegar de Argel a Marsella y de Burdeos a los Estados Unidos en los días finales de 1884, llega finalmente a Jamaica donde residía su madre Mariana Grajales, (+1893) tardando casi cinco años tras pisar tres continentes y cubrir una distancia de 190 millas náuticas.

Cinco meses después ya estaba en Puerto Limón, en Costa Rica, de donde partió el día veintitrés de marzo en el vapor Adirondack llegando el veintinueve a la la isla Fortuna, en Bahamas.

De allí, en la goleta "Honor", se embarcaron el día treinta los mayores generales Antonio Maceo, su hermano José Maceo y Flor Crombet, los coroneles Agustín Cebreco y el colombiano Adolfo Peña, los tenientes coroneles Silverio Sánchez Figueras, Patricio Corona, Arcid Duverger Lafargue y el dominicano José M. Arseno, más un grupo de veteranos.

Diario "El Balear", de noviembre del 1884,
cuando daba a conocer la fuga de José Maceo.// 

El desembarco se produjo el día uno de abril de 1896 por la desembocadura del río "Duaba", y de inmediato fueron perseguidos y hostigados por el implacable regimiento de voluntarios de indígenas taínos, "Indios de Yateras" y sus eficaces exploradores al mando del gaditano Pedro Garrido Romero, el intrépido jefe de las escuadras de voluntarios de Santa Catalina del Guaso, que mantuvo el control de Guantánamo hasta finalizada la guerra.

Fue el mismo que enfrentó a José y a su hermano Antonio en la batalla de Jobito el trece de mayo de 1895, donde rompió un cerco de dos mil rebeldes cubanos. Por esa acción le fue concedida la Cruz de San Fernando, tal y como aparece publicado en el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra con fecha del siete de febrero de 1898.

Garrido murió de fiebre amarilla y se encuentra sepultado en el cementerio de Guantánamo, donde viven actualmente varios de sus descendientes. En fin que la rocambolesca historia de José Maceo llegó a su fin, cuando el cinco de julio de 1896 recibió un balazo - justo en la cabeza - en un combate en la zona de "Loma del Gato", en Alto Songo, provincia de Santiago de Cuba. 

Dicen que murió lleno de ira y frustración, no solo hacia los españoles, si no porque le había sido negado el acenso al puesto de lugarteniente de Oriente, concedido en favor del general Calixto García, una decisión que le había puesto tan furioso que hasta llegó a renunciar a la jefatura del primer cuerpo del ejercito. Tenía apenas cuarenta y siete años.

SUS RESTOS

Sus restos recorrieron un azaroso camino similar a su vida. Le constan cinco, el primero tras su muerte en “La Soledad”, en la finca “La Cristina”, a unos catorce kilómetros. Temiendo una profanación, esa misma noche sus más fieles colaboradores lo desentierran y lo trasladan hasta Campo Rico, en Santiago de Cuba, permaneciendo sepultado allí hasta septiembre de 1902.

El nueve de octubre es de nuevo exhumado, y junto con los restos de otros siete oficiales fue trasladado al cementerio de Santa Ifigenia. Al inicio de 1944 se realiza una nueva exhumación y traslado al Panteón de las Fuerzas Armadas.

Sin embargo, permanecieron en la oficina del administrador del cementerio por falta de fondos para la construcción del panteón. Finalmente, el siete de diciembre de 1945, se le hace el quinto entierro en el monumento a los Héroes de Santa Ifigenia donde reposó al fin.

En lo personal, su esposa legítima fue la señora Elena González Núñez, con la que tuvo un hijo que con los años se convirtió en el Dr José de la Concepción Maceo González, gobernador de la provincia de Oriente, alcalde de Palma Soriano; y representante a la Cámara en 1940.

Pero José Maceo tuvo cuatro mujeres más. Teresa Pérez Nicot, con la que tuvo dos hijos, Pilar y Alberto; Patricinia Patro Rizo Necolarde, madre de Elizardo Maceo Rizo; Agripina "la Negra" Barroso Lazo, con la que tuvo el niño José Maceo Barroso; y Cecilia López que con ella no tuvo descendencia.

En 1954 el gobierno de Fulgencio Batista reclamó la devolución de los restos de su hermano Rafael Maceo y Grajales, los que fueron exhumados junto con los del coronel Juan Cintra Domínguez, también muerto en la prisión de Chafarinas, y trasladados a Cuba en enero del 1955.

Maldita Hemeroteca.

Fuentes: Garcia-Balaña Albert / Universidad de Pompeo Fabra, Barcelona // José Maceo a Antonio Maceo (prisión del monte Hacho, Ceuta, 21-‍09-1882). Hemeroteca Digital. Biblioteca Virtual de España. Prensa Histórica.
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