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HUGO DUPOTEY: El pez muere por la boca

Universidad de la Habana. // 

En los años 40 ocurrió en Cuba una revuelta de sargentos, que fue apoyada por el político y futuro presidente de la república, el doctor Ramón Grau San Martín, que puso fin al mandato del presidente Gerardo Machado y Morales. En este derrocamiento también participaron elementos muy peligrosos y violentos, todos bajo la etiqueta de "revolucionarios". 

Chicos muy majaderos que no se andaban con cuentos, como Antonio Guiteras, José Noguerol Conde, Andrés Prieto Quince, Miguel Echegarrúa, Ñaño González Andino, Antonio Morín Dopico, Mario Sáenz de Burohag y Hugo Dupotey Nicot, el protagonista de este relato, oriundo de Santiago de Cuba. Al parecer este Dupotey era guapo, no de cara, de valor como se dice en Cuba, sin embargo tenía un jodido defecto, le gustaba alardear y peor aún, gritar de lo que había sido capaz a los cuatro vientos.

Y como el dicho dice que en boca cerrada no entran moscas, por eso mismo fue baleado la noche del 11 de marzo de 1946 con apenas 31 años de edad. Aunque era de la tierra caliente, el susodicho vivía en calle 18 y 7ma, reparto Almendares en Marianao, hoy municipio Playa, y esa fatal noche se encontraba compartiendo con varios amigos en el Club Palermo, situado en la esquina de San Miguel e Industrias.

Cuando Dupotey se dio dos tragos y se le calentó el palique, comenzó a narrar sus actividades anti machadistas e incluso, alardeó de como una vez le había salvado la vida al senador Eduardo Chibás en Holguín. Al parecer uno de los presentes se cansó de sus historias, de las cuales no se creyó ninguna y el guapetón, herido en su amor propio, intentó agredirlo aunque la sangre no llegó al río.

Integrantes del bonche estudiantil en una estación de policía

Sin embargo la calma no fue suficiente, y aún molesto porque habían puesto en entredicho su valor y su hombría, Dupotey cometió el peor error de su vida. Los invitó a todos al bar Club Criollo del Hotel Sevilla, que era propiedad del mafioso millonario y ex jugador profesional uruguayo de origen italiano, Amleto Battisti, conocido como el rey de los casinos de la Habana, donde solían asistir varios de estos elementos del boche universitario. Como dato curioso, le diremos que este bar fue el primero en toda la Habana que contó con aire acondicionado. 

El bonche, o bonchistas, era como se denominaba a estos grupos de gánsteres disfrazados de estudiantes, que lo mismo falseaban notas, agredían y extorsionaban a profesores con el fin de controlar los centros educacionales, sobre la base de acciones delictivas amparadas por políticos profesionales. Eran los llamados «revolucionarios de la vieja guardia en contra de Machado», digamos elementos del directorio estudiantil, los Menocalista, los Marianista, los comunistas y sobre todo los violentos terroristas del ABC, todos compañeros de armas de Dupotey que, según él, corroborarían la veracidad de sus historias. Cubano al fin.

El problema fue que Dupotey no contaba que aquella noche, en un extremo de la barra, se encontraban el capitán de la dirección central de la policía secreta, Eufemio Fernández Ortega, el comandante de la policía y jefe del Servicio de inteligencia y actividades enemigas, Mario Salabarría y su chofer Alfredo Aguerrebere, así como otro miembro del buró de actividades enemigas de nombre Eustaquio Soto Carmenate.

No se sabe si por el efecto del alcohol o sus ínfulas de guapo, pero cuando Dupotey notó la presencia de Eufemio comenzó a insultarlo. Recordó que tres meses antes, por la infidencia de un vecino, Eufemio Fernández había dirigido un registro en su domicilio intentando capturar a un fugitivo de la justicia y peligroso bonchista, el señor José Noguerol Conde, quien afortunadamente pudo escapar.
 
Vista del hotel Sevilla.

Este Noguerol había sido condenado a 30 años de privación de libertad por participar en el asesinato el 15 de agosto de 1940 del profesor universitario Ramiro Valdés Daussá, luego de que este fuera designado nuevo jefe de la policía universitaria con Manolo Castro como su ayudante. Sin embargo consiguió escapar de la sala de penados del hospital Calixto García, y al parecer al extranjero. (No lo tenemos muy claro)

Ocho años después, el 22 de febrero de 1948, en la calle San Rafael y Consulado, frente al cine Resumen, rebautizado después como Cinecito, asesinaron al líder estudiantil de la FEU Manolo Castro, suceso que apuntó hacia la rencilla entre Salabarría y Emilio Tro en la sangrienta matanza del reparto Orfila en Marianao, ocurrida en septiembre del año anterior. Y aunque Fidel Castro estuvo entre los sospechosos de este asesinato, fue encontrado muy cerca de los hechos, al final fue exonerado.

En su lugar fue acusado y sentenciado a 20 años de prisión al ahijado del presidente Grau San Martín, Gustavo Ortíz Faez. Pero retornando a la historia del guapo Dupotey, todo indica que debido a su intoxicado estado no calculó bien con quienes se estaba metiendo. En un principio Eufemio notó su estado y mantuvo la calma, pero las ofensas fueron subiendo de tono. El chófer Aguerrebere intentó calmarlo, y entonces el exaltado dirigió hacia a él su incontenible ataque.

Desgraciadamente para Dupotey aquel chófer no tenía la misma paciencia de Eufemio, y ni corto ni perezoso le hizo varios tiros con su pistola calibre 45, disparos que acompañaron los efectuados por el policía Carmenate y que, sumados en total, hicieron 16 impactos directos en la anatomía de aquel guapetón que al cielo se marchó junto con toda su verborrea.

Maldita Hemeroteca 
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