martes, 23 de julio de 2024

Capítulos oscuros de la guerra de Independencia Cubana. (Final)


Estas tensiones venían de bien atrás, y de cierta manera estaban marcadas por el racismo imperante entre el sector popular multirracial y los conservadores blancos dentro del movimiento de independencia. Por ejemplo en marzo de 1878 Antonio Maceo y otros líderes rechazaron la paz de Zanjón, sin embargo terminaron por claudicar cuando fracasaron en reunir fuerzas separatistas dentro y fuera de Cuba cuando muchos habían sido forzados al exilio le dijeron que no. 

El racismo, una vez más, tuvo un papel principal en la derrota de aquella Guerra Chiquita, la cual se desató prematuramente en agosto de 1879 y terminó nueve meses después con la caída de las fuerzas rebeldes. El general Calixto García impidió que Maceo encabezase su expedición y tomase el mando de Oriente a partir de la opinión de que el movimiento pudiese ser confundido con una «guerra de razas». 

Desorganizados todavía más por el servicio de espionaje español y por la represión, y careciendo del apoyo de los exiliados cubanos, los insurgentes orientales terminaron por rendirse al ejército español. En carta de Martí a Maceo fechada el 20 de julio de 1882, el apóstol le dice lo siguiente: 

«No tengo tiempo de decirle, General, como a mis ojos no está el problema cubano en la solución política, sino en la social, y como ésta no puede lograrse sino con aquel amor y perdón mutuos de una y otra raza, y aquella prudencia siempre digna y siempre generosa de que sé que su altivo y noble corazón está animado. Para mi es un criminal el que promueva en Cuba odios, o se aproveche de los que existen, Y otro criminal él que pretenda sofocar las aspiraciones legítimas a la vida de una raza buena y prudente que ha sido ya bastante desgraciada».

Gómez vs Maceo:

La última Guerra de Independencia empezó el 24 de febrero de 1895, pero la rebelión fue plenamente exitosa sólo en Oriente, la región con una significativa población de ascendencia africana y una tradición de lucha contra España y en la cual la influencia de Maceo era dominante.

Mientras tanto, José Martí se unió con Máximo Gómez en Montecristi, en la República Dominicana, con el propósito de invadir a Cuba. La tarea de Maceo era de hacer lo mismo con otro grupo de exiliados desde Costa Rica. No obstante Maceo solicitó más fondos de los que Martí distribuyó, lo que motivó que Martí le encargara la expedición de Costa Rica al general Flor Crombet, lo cual lastimó profundamente a Maceo.

De hecho el famoso duelo a muerte entre Flor Crombet y Antonio Maceo, una vez hubiera acabado la guerra, fue fruto de estos mismos encontronazos dialécticos desde la reunión del 16 de julio en Kingston, en la cual Maceo opinó necesario posponer los planes y reorganizar el movimiento-, lo cual fue criticado con tal saña que hasta insinuaciones de "cobarde" se dejaron escuchar. 

Por cierto, testigos de aquel hecho dijeron, insinuaron o como quiera usted llamarle, que Máximo Gómez no hizo ni el más mínimo intento por impedir el duelo, aunque fuera llamando al orden y al sentido común. Es más, Gómez le escribe una carta a la Sra. Limonta, dueña de un hostal donde Maceo y otros cubanos pernoctaron unos días a la espera de la invasión a Cuba, en la cual no se responsabiliza por el cobro de los gastos delegando la responsabilidad en el propio Maceo, sabiendo incluso que la situación económica del Titán era grave. 

En una carta fechada el 31 de agosto de 1886, Maceo le advierte a Gómez: “[…] suplícole no confunda la causa con nuestras personalidades.”. En este libro de García Cisneros, hay publicadas seis cartas de Antonio Maceo dirigidas a Máximo Gómez entre el 19 de agosto y 8 de septiembre de 1886, que son partes de una aguda, lamentable, pero interesante polémica en cuyos textos pueden extraerse frases tan contundentes como éstas:

las intrigas llovían

.
- “A consideración, respeto y subordinación bien entendida nadie me gana.”

.- “Cuando aquí, allá y acullá le han visto mal, ¿quién ha sido el primero en levantar su voz? (para defenderlo).

.- “Mis amigos y (los) de Ud. saben que he influido con todos para sostenerlo en su puesto, y para conseguirlo me he negado a aceptar las indicaciones que en distintos sentidos me han hecho los que nunca han tenido fe en Ud. Y los que la han perdido por virtud de nuestras desgracias.”

.- “Para exigir respeto y consideraciones, es necesario empezar guardándolos. ¿Quería Ud. que le suplicara?. Eso es propio de los reptiles que lo roen a Ud. elogiando su vanidad.”

.- “Tanto debe Cuba a Ud., como Ud. a ella. Allí nos hemos conquistado amparo social, y por eso quiero se me respete; eso nada más quiero.”

.- “Yo tengo el valor moral de mis convicciones para decir con honrada franqueza lo que pienso.” 

.- “[...] todos tenemos el derecho de favorecer la causa de nuestras simpatías, y sobre todo, cuando es dentro de lo legalmente constituido.”

Leyendo esto, se entiende el porque Máximo Gómez reflejó en su Diario lo siguiente:

-“Se [ha] acrecentado en él [en Maceo] un amor propio mal entendido y quizás ha podido creerse que goza de inmunidades ante los intereses de la revolución – y de ahí su conducta altanera en asunto de poca monta.”; y lo califica de “hombre sin inteligencia política”, para finalizar su comentario con un “En el caso presente, y tratándose de Maceo, nada me queda esperar por este jefe que no sea una oposición a todo lo que yo disponga.”

Y bueno en esta otra le señala de dictador sin ambages 

(....) yo desearía, para mi país, un hombre que tenga la
virtud de redimir al pueblo cubano de la soberanía espa-
ñola, sin haber tiranizado a sus redimidos, y que no am-
bicione más fortuna que la conquistada por ese medio. El
que tal haga, llegará a la suprema gloria y completa dicha.

Nada más grande ni honroso para un mortal que inmorta-
lizar su nombre con la bendición de todo un pueblo; pero
desgraciadamente, las perfecciones humanas están muy
lejos de nosotros (...) pero yo, entre la tiranía española que
sufrimos y cualquiera otra que venga para destruir ésta,
estoy por la última; la acepto con todos sus horrores y consecuencias. El día después de nuestra independencia, repararemos las faltas e inconvenientes que ella deja tras de sí: remplacemos, pues, el gobierno español con la soberanía nacional de nuestro pueblo".

En un episodio aparentemente aislado, en el mes de octubre, o de noviembre, de 1885, el coronel Dr. Federico Incháustegui, publicó en El Tribuno, una carta en la insertó juicios de un tal Señor Lara (o Lanza), que Maceo calificó de calumniosos, en su respuesta al médico insurrecto del 19 de noviembre de ese mismo año 1885. En ella, Maceo le dice, además: 

“Ahora bien, en cuanto a las impremeditadas frases que Ud. me dedica, debo hacerle observar, por si se ha olvidado de mi conducta pasada y presente, que mi reputación de caballero, de hombre de honor y honrado, es tan conocida en todo el mundo como bien definida en política.”. Y agrega Maceo:”Hay un campo de honor para Ud. y para mí, yo voy a él. Lo demás que Ud. hace resaltar en su carta queda contestado con el silencio que merece su contenido.”

Es probable, en alto grado, que mucho –o algo siquiera- tenga que ver en estas imputaciones no precisadas, pero harto graves, del Dr. Incháustegui contra Maceo en el 85, aquella actitud de este último, cuando, el 13 de marzo de 1878, intentó el médico, jefe de Sanidad de las fuerzas villareñas, entrevistarse con Maceo para explicar el porqué habían aceptado allí la capitulación del Zanjón.

En 1886 el mayor general Serafín Sánchez también se hizo eco de estas acusaciones contra Maceo, al que dedicó declaraciones tan incómodas como estas: 

.- Que Maceo abandonó a sus fuerzas, después del Zanjón

.- Que Maceo ofendió a Martínez Freire, cuando éste advirtió de la inutilidad de los sacrificios para continuar la guerra; información que –según Serafín- se la dio Paquito Borrero, quien, a su vez, se la oyó a Francisco Pérez Garoz.

.- Que Maceo mandó a capitular desde Jamaica.

.- Que Maceo perdió tiempo en Jamaica, cuando la Guerra Chiquita, que recogió 4 000 pesos allí, en Santo Domingo y Haití, y, al cabo de once meses, recaló en Islas Turcas, para fracasar en su intento de ir a Cuba.

.- Que cuando Antonio Maceo regresó de Santo Domingo a Puerto Plata, sabía ya de las presentaciones de Moncada, José y las fuerzas de éstos; de la sumisión de Calixto, y el embarque al extranjero de él (Serafín), Carrillo y Emilio Núñez.

.- Que así y todo, se fue a Islas Turkas, donde dejó abandonados a sus hombres, que aún (en esa fecha del escrito) lo acusaban.

.- Que durante el Plan Gómez-Maceo recogió 14 000 pesos (luego lo eleva a 20 000).

.- Que cuando mandó a sus comisionados a Guantánamo y Santiago de Cuba, Maceo denunció sus planes a las autoridades españolas, y por eso prendieron a ambos.

.- Que cuando Gómez cayó preso en República Dominicana, Maceo tomó el mando, sin que nadie se lo hubiera dado.

Estas declaraciones de Sanchez, a todas luces, llevaban una mal intencionada intención, siendo aun más un prócer de las Villas, porque los hechos y la historia se han encargado de absolver al Titán de Bronce de semejantes acusaciones. 

No obstante dejamos para final las opiniones contra Maceo vertidas por el abogado Ignacio Belén Pérez a Máximo Gómez, en una ardiente carta fechada el 29 de octubre de 1886 donde le señala de esta forma tan hiriente: 

"Es un vanidoso, se cree “que va a ser rey, como si Cuba fuera Africa”, y de ser capaz de denunciar la expedición que se organice para ir a Cuba, por dinero, y hasta llega a decir: “Yo no lo quiero ni de soldado razo"

Y en otra, el 6 de marzo de 1887, le insinuó a Gómez que el capitán de un buque español se esforzó, en una oportunidad, en hablar exclusivamente con Maceo, insinuando algún tipo de traición o de espionaje por parte de Maceo, y al respecto no se corta un pelo al decir:

“Hay opinión de que se entendió con el gobierno español, vendió la expedición y mató la causa”, y agregaba, como prueba irrefutable: “Vean su modo de vivir que dirá si cuenta con los recursos de no tiene porqué tener. Es un "hombre de odio, venganza y discordia; de ceguera absoluta, un enemigo de todo lo blanco en la Isla, que aspira a la presidencia de Cuba, lo cual sería la mayor calamidad de Cuba, mayor que el gobierno de España.”

"Será buen guapo, pero no un general (...), que es lo mismo que decir es un guapo estúpido”, y finaliza diciéndole a Gómez que el gran negocio de Maceo es que Cuba jamás sea libre, para obtener dinero “a cuenta de ir en expediciones y de otros servicios de semejante naturaleza; sólo le agrada la buena vida y ya Cuba le dio cuanto pudo (él) quitarle."

Y esto no es nada. Difícil sería enumerar las rencillas, inquinas, antipatías, rencores e incluso manías personales, entre aquellos hombres. Lo que si está claro es que aquella manigua no era un jardín del Edén, ni nada que se le parezca. La tesis de Manuel Sanguily apunta a que los problemas raciales, de disciplina, del localismo existente, así como entre el poder ejecutivo y el legislativo, constituyeron la causa de que la lucha heroica que logró mantenerse diez años no terminara en una victoria.

* (Cintio Vitier desmintió el tratamiento de respeto hacia el cadáver de Martí porque no le amortajaron, aunque sí corroboró las palabras de Xandoval)

Fuentes: Aline Helg. "Choque de ideas. Martí-Maceo", Universidad de Texas. // Fuentes de Internet. // Cuba y su Historia // Diarios de Campaña de Martí y Gómez. // "La mejorana" // Jorge Camacho, Universidad del sur de Carolina: "Racismo en la guerra de Cuba 1895-1898" // Fuentes citadas en el mismo post.

 

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