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LA CASA DE BENEFICIENCIA DE LA HABANA


La Real Sociedad Económica y Patriótica de Amigos del País de La Habana influyó notablemente en el ánimo de los distinguidos marqueses de Cárdenas de Monte Hermoso, y de Casa Peñalver, condesa de San Juan de Jaruco y del ilustre Obispo don Luis de Peñalver y Cárdenas (parientes todos), para el establecimiento de una Casa de Beneficencia.

El 17 de marzo de 1792 varias antiguas y nobles familias del país se sumaron y solicitaron fundar a sus expensas este filantrópico establecimiento, el cual existió administrado eficientemente para beneficio de los niños abandonados y para orgullo de la República Cubana. 

Fue el general mambí y presidente cubano, Ing Mario García Menocal, quien la dotó de recursos durante la república y, en 1914, la convirtió en una institución amparada por el estado.

Para construir el edificio del asilo, el generoso obispo de Peñalver empezó por comprar varios solares situados frente a la desaparecida caleta de San Lázaro, iniciando al mismo tiempo la primera suscripción con una fuerte suma que dio a la naciente institución y que fue seguida por otras fuertes donaciones hechas por la condesa de San Juan de Jaruco, marqueses de Arcos, Cárdenas de Monte Hermoso, Casa Peñalver, Real Socorro, Jústiz de Santa Ana y Villalta, y por don Mateo Pedroso y Florencia, regidor perpetuo y alcalde ordinario de La Habana. 

Aspecto de la casa materna a finales del siglo XIX

En otras suscripciones que se llevaron a cabo más tarde, también aparecen en una larga relación, los primeros nombres de la Isla. También contribuyó notablemente a la fundación el capitán general vasco Luis de las Casas y Aragorri, que a la sazón gobernaba la isla y desempeñaba también el cargo de presidente de la Real Sociedad Patriótica del Habana. El general encargó la construcción del edificio a don Francisco Wambitelli, comandante de Ingenieros de la Plaza. Finalmente pudo inaugurarse el ocho de diciembre de 1794.

Como se desconocía la procedencia de aquellos niños cuando llegaban a la Casa Cuna carecían de apellido, de manera que fray Gerónimo Valdés decidió darles el suyo. Desde entonces todos aquellos niños desamparados se apellidaban Valdés.

A fines de 1823 la situación económica de la Casa de Beneficencia se había agravado considerablemente, pues sus pequeños ingresos no le permitían sufragar los gastos que ocasionaban los numerosos huérfanos que habían ingresado en el asilo.

Entonces el capitán general Francisco Dionisio Vives que percatado de la triste situación, organizó una rápida recolecta popular. Creó un impuesto de un real de plata fuerte sobre cada barril de harina que se introdujese en el mercado. Con estos auxilios y con una consignación que estableció en cada sorteo ordinario de la lotería, pudo el asilo pagar sus deudas y continuar funcionando.

El caritativo general, además de aumentar así los recursos fijos de la Beneficencia, recurrió a diversas suscripciones y arbitrios pasajeros que permitieron ampliar el edificio, destinando las nuevas construcciones para otras finalidades como fueron: una escuela para varones, la que se inauguró en 1827, un departamento para mujeres dementes y otro para la reclusión de mendigos. 


A fines de la década de 1950, el gobierno de Fulgencio Batista compró el edificio con la finalidad de construir la sede del Banco Nacional. Se imponía buscar un nuevo sitio para el alojamiento de los niños, y se decidió entonces instalarlos en lo que había sido el Instituto Cívico Militar en Ceiba del Agua; un lugar amplio, salubre y apropiado para el desarrollo de la niñez y el esparcimiento. Se le dio el nombre de Hogar Granma a la nueva instalación.

La vida en Cuba iba mejorando y la maternidad sin legalizaciones ni papeles dejaba de ser deshonrosa, de manera que las mujeres, que en Cuba eran dueñas de la vida y destinos, entraban en capacidad para atender a los hijos, incluso aquellas que los asumían como madres solteras. La situación mejoró tanto, que bastaron entonces unas pocas casas para acoger a niños sin amparo filial. 

El edificio de la Beneficencia fue demolido y se empezó la construcción del Banco antes citado. Un día esa obra se paralizó cuando ya se habían construido inmensas bóvedas para guardar los caudales de la nación, pero todo quedó en solo planes. Batista fue derrocado el uno de enero de 1959, y con la llegada del Castrismo el edificio pasó a ser el Hospital Hermanos Ameijeiras, lugar donde falleciera, en el año 2010, el disidente Orlando Zapata como consecuencia de una huelga de hambre.

NOTA:

El VI Conde de Jaruco fue Francisco Xavier de Santa Cruz y Mallen Santa Cruz y del Prado, nacido en El Vedado, La Habana, el 7 de agosto de 1889 y casado con María del Carmen Antonia Goicoechea y Duradoña, nacida en La Habana en 1898

Eminente intelectual; autor de la “Historia de las Familias Cubanas”, obra cumbre de la genealogía en toda América, considerada por la Revista “Hidalguía” como el más extenso estudio que se ha hecho en América Latina, admirada por los más profundos estudiosos del tema en América y Europa.

Fue embajador en Cuba de la Orden de Malta desde 1949; colaborador de varias publicaciones importantes, miembro de la Academia Cubana de la Historia, miembro de la Real Academia de la Historia en España.

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Maldita Hemeroteca 
Fuente: Extracto de un artículo publicado por el conde San Juan de Jaruco en el Diario de la Marina, el 17 noviembre 1946.