sábado, 5 de octubre de 2024

Díaz Lanz, técnicamente el primer balsero Cubano

Cmdte Pedro Díaz Lanz.
Testificando en el senado. //
En junio del 2008 el periódico "El Nacional", de República Dominicana, publicaba la noticia del suicidio del piloto y ex comandante cubano Pedro Luis Díaz Lanz. 

Con 81 años, Díaz Lanz se pegaba un balazo en el pecho en la ciudad de Miami, donde residía. En la Cuba castrista llegó a ser el primer jefe de la Fuerza Aérea en enero de 1959, y luego se convirtió en uno de los primeros desertores al oponerse a la deriva comunista de su hasta entonces líder.

Nació el 8 de noviembre de 1926, y tras el golpe militar de Fulgencio Batista conoció a Frank País, líder de la resistencia urbana en Santiago de Cuba. Poco después entró en contacto con Fidel Castro, quien lo designó para la estratégica misión de introducir armas clandestinas desde el extranjero. Gran parte de las armas que se entregaron a los frentes del Ejército Rebelde durante la última etapa del alzamiento, fueron facilitadas por las operaciones aéreas organizadas y pilotadas por Díaz Lanz.

El 29 de junio de 1959, asumió en una comparecencia bastante teatral ante los medios de comunicación, la jefatura de las fuerzas aéreas revolucionarias, tras una ausencia de varias semanas a causa de una infección tifoidea, adquirida por consumo de agua contaminada a raíz de un accidente aéreo acaecido en la Ciénaga de Zapata.

Ya para entonces empezaban a correr ciertos rumores sobre su posible defenestración política, pues no en vano - como afirmaba la prensa- el antiguo piloto se encontraba entre el grupo de comandantes de Castro que se oponía con más firmeza a la participación de militantes con ideas comunistas dentro de las fuerzas armadas.

Ese mismo día firmó en Varadero su carta de dimisión dirigida al presidente provisional Manuel Urrutia, y basó su comportamiento en el hecho de sentirse desautorizado por el comandante Juan Almeida, quien le habla comunicado -unos minutos después de su comparecencia -, que a partir de ese momento había sido nombrado responsable de las fuerzas aéreas por orden expresa de Fidel Castro. 

Sorí Marín, fusilado, Lanz, F. Castro y
piloto Roberto Verdaguer.

Lanz envió copias de su carta a los medios de comunicación, antes de remitírsela al presidente Urrutia que le fue entregada al día siguiente, el 30 de junio. En horas de la noche del propio día 30, se produjo una gran agitación en la sede de las fuerzas aéreas en Ciudad Libertad. Allí acudieron el comandante en jefe Fidel Castro, su hermano Raul, Camilo Cienfuegos, Universo Sánchez y, naturalmente, Juan Almeida que, durante la ausencia de Lanz enfermo, había acometido la tarea de reorganizar o, mejor dicho, depurar el sector aéreo.

Almeida dio paso al show habitual. Aseguró que la acusación de comunismo era un mero ardid, por lo demás típico de todos los desafectos que no habían conseguido carta blanca para robar y hacer de las suyas, tras el advenimiento de la Revolución. Lanz, que de tonto no tenía ni un pelo, comprendió en ese momento que su vida corría serio peligro y que había llegado la hora de partir a como diera lugar.

Lo consiguió a bordo de un bote de velas, en unión de su segunda esposa y 3 de sus seis hijos, convirtiéndose técnicamente en los primeros balseros cubanos que cruzaban el peligroso estrecho de la Florida en dirección a Estados Unidos. No pasó mucho tiempo para su regreso, pues el 21 de octubre de 1959 sobrevoló Cuba arrojando desde una avioneta que pilotaba un millón y medio de copias de la Carta Abierta al Pueblo de Cuba donde denunciaba la traición que venía perpetrando Fidel Castro a los verdaderos ideales de aquella revolución. 

Se puede asegurar con total exactitud, que Lanz fue el primer alto militar castrista que desertó de aquel recién creado gobierno y ejercito verde oliva. Como dato curioso diremos que un día antes de aquel vuelo, se había producido otra renuncia, la del comandante Hubert Matos por el mismo motivo, denunciar y alertar de la penetración comunista en el Ejército Rebelde y en el Gobierno de la nación. A diferencia de Lanz, el comandante Matos no corrió la misma suerte y fue condenado a 20 años de prisión. 

Maldita Hemeroteca.

Nota: El subcomité de Seguridad Interna del Senado de los Estados Unidos le sometió a un interrogatorio sobre una denuncia hecha por Lanz acerca del adoctrinamiento comunista que recibían miembros del Ejército Cubano, de cara a una supuesta expedición para invadir la República Dominicana.

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