El desaparecido programa humorístico de la televisión cubana, "Vivir del cuento", toda una oda a la miseria de cada lunes, debería hacer un ultimo intento con la anunciada muerte de la libreta de establecimiento, esa que tanto ha venerado el protagonista desde hace más de quince años. Pero más allá del programa, lo que realmente preocupa es que con la desaparición de la cartilla, sin una oferta que garantice la existencia y liberación de los alimentos a un precio asequible, mucha gente se la verá más negra todavía. Tras seis décadas de impuesta, todavía son muchos los pobres cubanos que dependen de la miseria que le reparte esa panda de malhechores en el poder. Esas magras raciones siguen siendo "el pan de cada mes" para mucha gente, sobre todo los que ni tienen quien le ayude desde fuera, ni la manera de incrementar sus ingresos para hacerle frente a la subida que vendrá.
No es un invento cubano. En España - conocida como cartilla de racionamiento igual - la hubo en las horas difíciles y desoladoras del 1939, y no una como en Cuba, eran dos, una para la carne y la otra para el resto de los productos, e incluso la población estaba dividida en adultos, mujeres, niños y adultos mayores. Tambien, como pasa en cuba, generó el café mezclado con arvejos, el contrabando o "bolsa negra, conocido aquí como estraperlo. Así estuvo por espacio de trece años, hasta que en abril de 1952 dijo adiós para siempre.
Por Jorge García
Maldita Hemeroteca