Historias del bandidaje Cubano (III)


Uno de los episodios más crueles del bandolerismo fue el protagonizado por Abelardo Rodríguez. Este individuo nació en la jurisdicción de Holguín en octubre de 1868, y al igual que muchos otros campesinos, se unió a las fuerzas libertadoras e integró una de las numerosas guerrillas que llevaban a cabo una eficiente guerra irregular frente al ejercito español. 

En su caso, cada prisionero que capturaba era ejecutado sin miramientos. Abelardo se destacaba por su crueldad excesiva. Pero su odio era especial contra los civiles canarios, los que en un número considerable prestaron sus servicios a la causa de la metrópoli. Por ejemplo, una buena parte la integraban las tristemente célebres guerrillas, de manera que bien pudo haber sido una razón de ese odio por estos emigrantes. 

No era secreto para nadie la implacable persecución a que eran sometidos los rebeldes por estas fuerzas guerrilleras auxiliares del ejército español. En ocasiones, estas unidades eran más eficientes que las propias columnas del ejército regular y un ejemplo claro se vio en Guantánamo con los temidos "Indios de Yateras", tropas compuestas por descendientes de indígenas Taínos.

Acostumbrados al clima y conociendo las tácticas de los insurrectos, les perseguían implacablemente e incluso, muchas veces arremetían contra las mujeres y niños que sorprendían en los campamentos. Eran implacables asesinos. Aún así, la mayoría no respondían ni bando cubano ni al español, si no el de la crueldad. De todos aquellos resentidos, frustrados, y sedientos de sangre, se nutrió la banda de Abelardo Rodriguez.
--En su caso cada prisionero que capturaba, era ejecutado sin miramientos. Abelardo se destacaba por su crueldad excesiva. Pero su odio era especialmente cruel contra los civiles canarios.--
Una partida de soldados españoles le sorprendió durmiendo en casa de una querida, y en medio de la confusión del tiroteo consiguió llegar al bosque. En la huida, al girar la cabeza para ver si le perseguían, una rama de un árbol le pegó en la cabeza y le hizo perder el conocimiento siendo capturado. En un juicio repleto de testigos acusadores, Abelardo fue condenado a muerte por fusilamiento.

Resulta muy saludable rescatar aquellas historias casi perdidas, y que a diferencia de las que conocemos no son tan románticas que digamos, incluso hasta el hartazgo. Hay que evitar la pérdida histórica de todos estos personajes que han seguido marginados después de muertos. En un final, si México tenía a un héroe como Pancho Villa, ¿por qué Cuba no iba a tener a un Matagás, un Gallo Sosa, un Lengue Romero o un Manuel García?.

LA MALDAD DEL GENERAL ROBERTO BERMUDEZ NO SE PUDO NI OCULTAR

Hemos dejado para ultimo al general de brigada Roberto Bermúdez López-Ramos. Con este, y como se suele decir, "se rompió el molde". Lo de este despiadado asesino no se pudo ni ocultar siquiera, aunque para muchos sigue siendo considerado como uno de los más valientes generales mambises de su época. Fue un favorito de Antonio Maceo. El lugarteniente veía por sus ojos. 

De hecho lo ascendió a coronel, aun sabiendo que se trataba del más frío, sádico y sanguinario de los asesinos. Se decía que Maceo le debía la vida en el combate de las Taironas, de ahí que para quitárselo de encima y no tener que tomar medidas drásticas con él, se lo entregó al generalísimo Máximo Gómez con el pretexto de que: "No puedo con él".

Luego de fingir una enfermedad y escribir una carta que nuca pudo enviar al general Mayía Rodríguez, el 12 de agosto de 1898, en Las Charcas, Las Villas, el generalísimo le dio su merecido e irónicamente a solo 24 horas antes de que España claudicara ante el ejército de EEUU. 

En aquella carta, Bermudez se quejaba de ser víctima de calumnias, alegando incluso que si el ejercito libertador mataba... ¿Por qué él no?. Al respecto Gómez dijo: “El cubano verá en este proceso que el patriotismo debe estar hermanado con la virtud, que no basta con ser patriota y que hay que ser también buen ciudadano”.

Un hecho notable en la vida de este asesino.

Debido a las bajas sufridas, el generalísimo Máximo Gómez se vio en la necesidad de readmitir en el ejercito a todos aquellos mambises que se habían presentado ante las autoridades Españolas, algunos de ellos, los que tuvieron la fatalidad de ser recibidos por Bermúdez, terminaron colgados de un árbol con alambre de púas (Concertinas). Entre ellos el coronel "Cayito" Álvarez, quien ya había acordado con Gómez su reincorporación.

Entonces se dijo que el origen de muchas de sus innecesarias muertes, estaba dado por fuertes resentimiento e incontrolables celos, sobre todo a raíz de la muerte de su padrino Maceo. Bermúdez llegó a reclamar el mando del sexto cuerpo de ejército, pero esa responsabilidad recayó en el también general Pedro Díaz quien tomó el mando inmediatamente. Fue Gómez, en persona, quien dirigió el pelotón de fusileros en las Trilladeras, en Santi espíritus.

Bandidos como Estanislao y Regino Alfonso; José Álvarez Arteaga, Andrés Fraga, Manuel García Ponce, Desiderio Matos, el Tuerto; José F. Rodríguez y otros, ofrendaron su vida - digamos por la independencia de Cuba - mientras que estuvieron integrados en el ejercito, con graduación de oficiales y jefes. Otros como Pedro Delgado, Faustino García, Nicasio Mirabal, José Sosa Alfonso o Casimiro Sotolongo, sobrevivieron a la contienda. Dos de ellos, Pedro (Perico) Delgado y Nicasio Mirabal, alcanzaron grados de generales.

SIERRA MAESTRA

El mejor ejemplo de este bandidaje rural lo fue sin dudas el guajiro de la sierra maestra, Crescencio Pérez Montano. En lo más intrincado de ese macizo montañoso, esta especie de cangaceiro de la marihuana encontró el lugar perfecto donde esconderse y cometer sus fechorías.

El viejo bandido le abrió sus puertas de esa Sierra a Fidel Castro, e incluso sus numerosos y cobardes hijos combatieron, si se puede decir así, a su lado. Lo de cobardes lo afirmó el propio guerrillero argentino Ernesto Guevara, mientras que el comandante Guillermo García aseguró también que "huían como conejos". Sin embargo la prensa Castrista define a su padre como un excelso "líder campesino". Los delincuentes son delincuentes, pero no patriotas.

Muy pocos conocen la historia de Cuba, la verdadera, como la conoce el investigador e hispanista británico Hugh Thomas, y este señala a Crescencio como un asesino y cabeza pensante de la producción y venta de drogas ilegales. Agrega además, de ser padre de ochenta hijos ilegítimos, y que bajo su mando tenía el control de por lo menos cien campesinos prófugos de la justicia cubana. No nos extraña que Fidel Castro se haya encontrado tan a gusto bajo su protección. Incluso fue tanta el hambre que le calmó, que elevó su legado a "fundador de la revolución".

En resumen, hay que evitar la pérdida histórica de todos estos personajes que, debido a sus historiales han sido marginados por una historia plagada de manipulación, mentiras y ocultamientos. En un final, si México tuvo a un héroe como el tenebroso Pancho Villa, ¿por qué Cuba no iba a tener a un Matagás, un Gallo Sosa, un Lengue Romero o un Manuel García, rey de los campos de Cuba?. 

Maldita Hemeroteca

Fuentes: "Bandolerismo en Cuba. Acerca del estado de la cuestión" // “El bandolerismo en la provincia de Santa Clara de Cuba y su represión durante el gobierno del Capitán General Camilo García de Polavieja (1890-1892)”. // Balboa Navarro, Imilcy "La protesta rural en Cuba: resistencia cotidiana, bandolerismo y revolución (1878-1902)". Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2003. 
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