En 1990, Rickey Henderson sobrepasaba las bases robadas históricas de Ty Cobb. // |
Ya era el rey de las bases robadas en una sola temporada y estaba en camino de lograr el récord de su carrera. Pero para Rickey Henderson, el pináculo de su carrera llegó el 20 de noviembre de 1990, cuando fue nombrado MVP de la Liga Americana.
A los 31 años, Henderson ya había registrado su mejor racha de temporadas cuando venía liderando el joven circuito en bases robadas año por año, excepto en 1980. Ese tramo incluyó su legendaria campaña de 1982, cuando robó 130 bases para establecer una marca de una sola temporada que aún no ha sido superada.
Pero en 1990, Henderson lo hizo todo por el equipo de Oakland que ese año era el mejor de la liga. Lideró la liga en carreras anotadas con 119, un porcentaje de embasamiento de .439 más los 65 robos que de hecho, fue la cantidad más baja hasta la fecha en una temporada completa, pero aún así fueron 22 más que las que robó Steve Sax, de los New York Yankees, el segundo clasificado.
Rickey Henderson lideró su liga en bases robadas en 12 ocasiones; y alcanzó un récord de 1.406 bases robadas en completo en toda su carrera. Era el primer bate por excelencia, a pesar de que las modas han cambiado en este sentido, y las 2.295 carreras anotadas, que también son un récord imbatido, es la prueba inequívoca.
Dicho esto...
Ahora observe esto.
No voy a jugar con ventaja a favor de Rickey porque ese 1990 haya sido el MVP, de hecho lo compararé con Sohei Ohtani que ganó el mismo galardón en la Nacional y además con la mejor campaña del dominicano Juan Soto, que hasta este año jamás había superado los 35 jonrones en una temporada.
Ya hemos visto como los Mets le pagaron tanto dinero, se trata de un chico joven y talentoso, pero si nos vamos a una de las herramientas más útiles que existen para aquilatar el valor ofensivo de un jugador, el OPS, (On Base Plus Slugging) diseñado por los analistas Pete Palmer y Dick Cramer, la historia que narra el quisqueyano es otra muy diferente.
El OPS, que suma la posibilidad de embasarse - no importa como - más las bases que alcanza una vez que conecta la pelota, o sea el slugging, nos demostrará algo bien interesante. Por ejemplo, el OPS de Soto este año fue el segundo mejor de su carrera con 989, (tiene uno superior de la temporada 2020 acortada por el coronavirus) y otro de 999 alcanzado al siguiente año, pero tomaremos este porque es el resultado de su mejor temporada productiva en sentido general.
Por otro lado, el OPS de Sohei Ohtani 2024 fue de 1036, y sus 54 jonrones más las 59 bases robadas, le hicieron ser merecedor del premio jugador MVP de la liga Nacional. Su WAR, que fue superior también al de Soto, fue 9,2 por 7,2 del dominicano. Pero en cambio, si nos vamos a la temporada 1990 de Rickey Henderson, MVP del joven circuito, vemos que sus métricas, OPS y WAR, fueron superiores a las de estos dos jugadores, a pesar incluso de que terminó conectando 26 jonrones menos que Ohtani y 13 menos que Soto.
Las cifras de Rickey 1990 fueron realmente impresionantes. No existen palabras para aquilatar su entrega ese año. Su 1016 en el OPS y su WAR de 9,9 como resultado de las 65 bases que se robó, pulverizan cualquier intento de comparación y demuestran además, el valor que tenía en este deporte. Sin temor a equivocarnos, no hubo jamás en el beisbol un jugador tan peligroso como Rickey Henderson, que en paz descanse. Fue un verdadero dolor de cabeza tanto para lanzadores como para los managers, si de ofensiva es de lo que estamos hablando.
Por Jorge García
Maldita Hemeroteca