Los "Juicios de Anton" o juicios de los aviadores, fueron dos procesos jurídicos consecutivos llevados a cabo por un tribunal revolucionario o castrista, contra un grupo de militares del ejército de Fulgencio Batista en Santiago de Cuba, a muy pocos días de la caída del anterior régimen.
Un total de 43 miembros de la Fuerza Aérea de Cuba (FAE) batistiana, 19 pilotos, 19 artilleros y 5 mecánicos de aeronaves, fueron acusados de "crímenes de lesa humanidad" en la Sierra Maestra y llevados a juicio entre febrero y marzo de 1959.
Este juicio había sido presidido por el comandante rebelde Félix Lugerio Pena Díaz, mientras que como vocales actuaron el Dr. Adalberto J. Parúas y el también comandante Antonio Michel Yabor, que por sentencia les habían absuelto de toda responsabilidad.
El 3 de marzo, Fidel Castro, quien reemplazó al liberal José Miró Cardona como primer ministro, decidió que aquella primera sentencia era inválida por sus santos c....¿Como no se dieron cuenta los cubanos en ese preciso momento, que aquel que en teoría los había salvado de la "terrible dictadura de Fulgencio Batista", en realidad era uno peor?.
El nuevo tribunal nombrado por Castro estuvo integrado por el Ministro de Defensa, comandante Augusto Martínez Sánchez que actuó como fiscal, como presidente al comandante Manuel Piñeiro Losada y de vocales los comandantes Pedro Luis Diaz Lanz, el primer balsero cubano, Carlos Iglesias Fonseca, Demetrio Montseni Villa y Belarmino Castilla.
Curiosamente, unas semanas después, el día 14, el presidente del Tribunal, Comandante Félix Lugerio Pena, uno de los jefes de columna que había entrado en Santiago de Cuba, apareció muerto de un balazo dentro de su automóvil estacionado entre la calles 21 y 84 en Marianao. Afortunadamente los vocales, Doctor Adalberto Purúas Toll, (que fue encarcelado seis meses sin juicio) y el comandante Antono Michel Yabor, pudieron hacer el cuento como exiliados en Estados Unidos.
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Partiendo que un Consejo de guerra es un procedimiento judicial militar de carácter sumario en el cual se dilucida de forma rápida la comisión de un delito, fue en eso lo que convirtió Fidel Castro aquel primer juicio.
¿Cómo lo hizo?, pues desde 1896 existía en la República en Armas de Cuba una ley procesal que autorizaba a los fiscales a convocar otro juicio si así lo que creían necesario.
De hecho en la localidad de Antón, próxima a Jimaguayú en el Camaguey de entonces, se juzgó a un cabo mambí de las fuerzas de Oriente, y al capitán Jesús González y al subdelegado de Hacienda en Ciego de Ávila, José Hernández, por delitos relacionados al abuso de poder. El generalísimo Máximo Gómez ordenó la formación del citado Consejo de Guerra con arreglo a la legislación vigente.
Castro cogió tal impulso, que el 29 de octubre de 1959 presentó una Reforma Constitucional (Constitución de 1940) en la que comenzó a tipificar algunos delitos como "contra-revolucionarios" fueran juzgados por los Tribunales Revolucionarios conforme a lo establecido en el Libro I, Título IV de esa Ley Procesal de la República de Cuba en Armas de 28 de julio de 1896.
De hecho en la localidad de Antón, próxima a Jimaguayú en el Camaguey de entonces, se juzgó a un cabo mambí de las fuerzas de Oriente, y al capitán Jesús González y al subdelegado de Hacienda en Ciego de Ávila, José Hernández, por delitos relacionados al abuso de poder. El generalísimo Máximo Gómez ordenó la formación del citado Consejo de Guerra con arreglo a la legislación vigente.
Castro cogió tal impulso, que el 29 de octubre de 1959 presentó una Reforma Constitucional (Constitución de 1940) en la que comenzó a tipificar algunos delitos como "contra-revolucionarios" fueran juzgados por los Tribunales Revolucionarios conforme a lo establecido en el Libro I, Título IV de esa Ley Procesal de la República de Cuba en Armas de 28 de julio de 1896.
Pero retronando a la historia de hoy, Castro, investido en el espíritu del Chino viejo, dictó tambien la Ley No 664 que autorizaba la confiscación de bienes en todos los casos de delitos contrarrevolucionarios y de actividades conspirativas contra la revolución, para todas aquellas personas que estando viviendo en el extranjero cometieran el delito.
Sin embargo, poco se habla de los bombardeos que efectuaron ellos mismos contra un cuartel del ejercito situado en la Maya en Sagua de Tánamo, y que contaba con una guarnición de 200 soldados asediados desde hacía días por los rebeldes. En noviembre del 1958 un avión modelo "Vought OS2U-3 Kingfisher", piloteado por el piloto Silva Tablada y llevando como artillero a Leonel Paján, despegó de Mayarí Arriba con muy malas intenciones.
La nave empleada en aquella acción, bautizada como "Operación A-001", iba artillado con dos bombas de demolición que no estallaron, pero sí lo hicieron las que soltaron al día siguiente que, del destrozo que causaron, decretaron la rendición inmediata del cuartel. ¿Y Entonces?. Podrían asegurar los alzados la precisión de esas bombas que, por suerte dieron en el blanco. ¿Pilotos buenos y pilotos malos?.
Aquel día el embaucador en jefe, el traidor de sueños revolucionarios, se disfrazó de generalísimo y dictó su particular sentencia. La misma que siguió aplicando durante toda su puñetera vida y que llevó al paredón y a la cárcel a cientos, quizás miles de Cubanos.
Maldita Hemeroteca
NOTA:
LA SENTENCIA DE LOS AVIADRORES
Los Comandante Luis Rojas González, Capitanes José de la Peña y Virgilio García Cuellar, así como el Primer Teniente Juan Bermúdez Esquivel, fueron condenados a treinta años de prisión.
A veinte años Alejandro Irragorri León, Alberto Lambert Mosqueda, Mario López Delgado, a quince años Sergio Betancourt Núñez, Romelio Cartas Fernández, José M Rodríguez Arregui, a doce años Aldo Águila González, José Barroso Figueredo, Gumersindo Varela Sánchez.
A diez Wilfredo Mas Machado, Narciso Pérez Gutiérrez, a siete años Carlos Canals Rabasa, a cinco Raúl A López López, Jesús O’Farril, a cuatro Guido Valdés Obregón, a tres José Figueiras Conde, Rafael Rivero Mitjans, quedando absueltos Osvaldo Rodríguez Martin, Ángel P Alonso y José M Castillo.
LA HUIDA
Meses después, el 29 de julio, el comandante Pedro Luis Diaz Lanz, ex jefe de la fuerza aérea castrista, junto a dos compañeros y su familia, se convirtieron técnicamente en los primeros balseros cubanos cuando huyeron hacia Miami en una pequeña embarcación.










