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LA ISLA DE DOÑA JOSEFA EMBIL Y QUESADA


Pocos lugares en la capital cubana guardan un aire de misterio y evocación como el conocido bosque de Isla Josefina, un espacio verde enclavado en el municipio Plaza de la Revolución que, más allá de su densa vegetación, encierra una historia vinculada al linaje colonial y a los vaivenes del tiempo.

En concreto se trata de una zona conocida popularmente como el Bosque de La Habana, una franja de la ribera del río Almendares de setecientas hectáreas al oeste de la ciudad, que pese a la contaminación del río se conserva a duras penas en estado natural. Fue bautizado por la tiranía como "Parque Metropolitano de La Habana.

Y si bien existen en la capital otros paisajes parecidos, digamos la ensenada Portier - Lamas, el valle del río Tarará, la ensenada de Tiscornia, el rincón de Guanabo o ensenada de Sibarimar y la laguna Cobre - Itabo en Santa María del Mar, la Isla Josefina es la más conocida y visitada, -a pesar del aroma irrespirable-, y en eso favorece que se encuentra en el corazón de la Capital de muy fácil acceso.

En la finca Josefina, o Isla Josefina como quiera usted llamarle, se pueden ver todavía las ruinas de lo que un día fue la exótica mansión de la señora Josefa.

En los años 1920, bajo el gobierno de Gerardo Machado, (Otra vez Machado sí) invitó al urbanista francés Jean-Claude Nicolas Forestier (conservador de parques en París) para modernizar La Habana. De hecho fue suyo el proyecto del piso de la catedral y del capitolio nacional, así como el diseño además del Parque de la Fraternidad Americana, por mucho que el castrismo le haya acortado en nombre.

De su idea nació un Gran Parque Nacional junto al río Almendares, influenciando el urbanismo habanero (como el Prado y el Parque Central). Aunque no se materializó inmediatamente, en los años 1930 se creó en su lugar el que fuera conocido como el "Bosque de La Habana" y nueve de esas hectáreas era propiedad de Doña Josefa.

Otro dato de interés es que la única isla con el nivel más bajo que el río Almendares, de ahí su densa vegetación tropical en ambas orillas del río. Actualmente una orilla pertenece al municipios Plaza y la otra a Playa, ambos creados por la dictadura. Ambos custodian a su vez dos de las urbanizaciones más modernas del país, el reparto Kholy y el de Nuevo Vedado, en este ultimo, con una superficie de casi diez hectáreas, vivió muchos años el sátrapa Raúl Castro.

¿QUIEN FUE JOSEFA EMBIL?

Josefa Juana Gabriela de Embil y Quesada (Habana 11 de mayo de 1864 - ?) fue una destacada figura de la alta sociedad Camagüeyana en la primera mitad del siglo XX, conocida por su elegancia, belleza y filantropía y que había contraído matrimonio el veintisiete de junio de 1889 con el Dr Federico Kholy y Salva.

Este apellido Kholy desciende de la familia Kholy - Schneider, de ascendencia suiza asentada en la Habana. Uno de sus tres hijos, Don Miguel Kohly y Embil, se casó con doña María Dolores de la Torre y Soublette, hija del Doctor Francisco de la Torre y Bassave que para más datos fue magistrado del tribunal supremo de justicia Cubano.

Total, que Josefa era propietaria de la Isla Josefina, ese cayo privado en la bahía de La Habana que fue nombrado en su honor, donde poseía una lujosa residencia que se convirtió en un símbolo de la opulencia que aparece frecuentemente en álbumes nostálgicos y fotografías históricas de la época.

No hay mas que ver como su nombre completo, por cierto Josefa, no Josefina, refleja la tradición hispano-cubana de apellidos compuestos y rimbombantes. Como le sucedió a toda esa casta social que alcanzó los años 50´s, el dictador Fidel Castro les despojó de todo, sin embargo luego supo sacarle $$$$$$$ muy buen provecho a su origen aristocrático al insoportablemente apestoso "Bosque de la Habana".


Un dato curioso e histórico a la vez. Fue allí que la poetiza Dulce María Loynaz, entonces casada con su primo y primer esposo y a su vez pariente de Josefa, Enrique de Quesada y Loynaz, leyó por primera vez su poema dedicado a la ribera del Almendares, titulado "Al Almendares", durante una de sus frecuentes y exóticas reuniones que coincidieron esa vez con la visita a Cuba del poeta Granadino Federico García Lorca.

Por nuestra parte poco más podemos aportar. La ultima vez que estuvimos por allí han pasado más de cuarenta años, no obstante creemos que su recuerdo aun perdura, lo mismo para los que aun la visitan, que en la memoria de los que se resisten en creer que aquella exótica belleza siga siendo una pequeña parte de la historia social de un país que brilló con luz propia en el siglo XIX y hasta la mitad del XX.

DATOS DE INTERÉS

Por ultimo unos datos sobre las vías de acceso y la flora y fauna que allí habitaba, no sabemos ahora, y que se componía de ochenta y siete especies, sesenta y nueve de las cuales son forestales y el resto herbáceas.


En cuanto a la fauna, se reportan sesenta y cinco especies de aves, con veinticuatro familias; veintisiete especies de reptiles, dieciocho de las cuales son endémicas; nueve especies de anfibios, con tres familias; once especies de peces de agua dulce, representadas por cuatro familias; e igual numero de mamíferos, de los cuales tres son endémicas.

ACCESO

Su acceso principal es por la calle 49, mejor conocida como Calle del Bosque, que pasa bajo el enorme puente al final de la calle 23, aunque se puede acceder también desde el reparto Nuevo Vedado por la calle 30 y también por la Avenida del Zoológico o avenida 26, atravezando el Puente de Piedra sobre el río.

ADEMÁS... Dentro del Bosque se encuentran varios centros recreativos como el Parque Almendares, El Parque Forestal, el Anfiteatro del Almendares, Los Jardines de La Tropical y Los Jardines de La Polar, estos dos últimos en áreas de antiguas cerveceras. Hay varios lugares de interés como el Mirador, los restos de la Presa El Husillo y los canales del Acueducto de Fernando VII.



Maldita Hemeroteca
Fuente: Francisco Xavier de Santa Cruz y Mallen, Conde de San Juan de Jaruco: "Nueve tomos de Historia de las familias Cubanas". 1940