viernes, 27 de mayo de 2022

De cuando el palacio de los gritos se quedó mudo para siempre


Uno de los deportes que creció con la República y desapareció con su muerte en 1959 fue la pelota vasca o cesta punta, popularmente conocido como Jai Alai.

El Jai Alai fue llevado a Cuba por los vascos en el año 1898, pero no fue hasta el 7 de mayo de 1901 que nació el primer templo de la pelota vasca en el Nuevo Mundo, cuando se inauguró en La Habana el Frontón Jai Alai en la famosa esquina de Concordia y Lucena. La obra no tardó en ganarse el nombre de ”El Palacio de los Gritos”, e impulsada por el vasco Basilio Sarazqueta atrajo a numerosos pelotaris del más alto nivel.

Sin embargo llegó la destrucción vestida de verde oliva llamada "Revolución" y, en el año 1962, se cerró definitivamente el frontón Jai-Alai de la Habana, el templo de este deporte que llevaba abierto desde que fuera inaugurado el 3 de marzo de 1901 en la confluencia de las calles Concordia y Lucena, en pleno corazón de la Habana.

Uno de sus principales promotores fue Luis Mazzantini, matador guipuzcoano de biografía novelesca que enamoró a Sarah Bernhardt, que cambió el traje corto por el esmoquin y construyó un frontón de 64 metros de cancha a tan solo cuatro manzanas del Malecón habanero.

Tenga en cuenta una cosa, que entre 1930 y 1950 este centro fue el frontón más importante del mundo. Las veladas en el Jai Alai alternaban la emoción y la etiqueta. «El hecho de pagar una localidad no exime de mostrarse educado», se leía en la pared izquierda de la cancha. Aún así vencía la pasión.

Allí animaban tanto las finísimas, bellas y arrogantes damas como los caballeros de bigote y canotier. El fragor de sus apuestas llegaba a tal punto, que el frontón de Concordia pasó a conocerse como "El Palacio de los Gritos". Esta modalidad deportiva se extendió con tanta fuerza en Cuba, que se convirtió en locura.


Ya lo era en Navarra, Guipúzcoa, Madrid, (frontones Jai Alai, Fiesta Alegre, Central, Recoletos), y en otras ciudades de la geografía española como Bilbao, Logroño etc, hasta que logra cruzar el charco, aunque según las crónicas de la época a los isleños les gustaba mas la cesta-punta.

Entre los emigrantes que llevaron el deporte a la isla ninguno fue tan popular como el bilbaíno Luis Gardoy, «príncipe vasco de la chistera» a quien apodaban Macala. Una noche de 1903, con el partido empatado a 29 y esperando el saque del rival, el Palacio de los Gritos estalló en un clamor con una frase que triunfaría en la Isla: «¡Aire, Macala!»

Ahora el palacio está en ruinas y su entorno colonizado por la industria precaria de la lucha por la vida. Se han adosado viviendas a una de sus fachadas tipo "albergues" en ese perverso panorama que adorna la Habana de estos tiempos. Atrás quedaban los días en que aquellas calles de Belascoain, Salud, San Rafael transitaban los cestitas considerados como verdaderas estrellas del momento.

Memorias // Condensado de correo.es.

Nota: Ese Jai-Alai fue el primero de una serie de frontones que fueron apareciendo en La Habana y que ayudaron a convertir a la Pelota Vasca en uno de los dos “deportes nacionales” de Cuba, junto al beisbol. Uno de esos frontones, La Bombonera, tenia la particularidad de que los partidos eran jugados por mujeres que eran contratadas en su mayoría en el País Vasco.


Este frontón tenía 140 ventanas y puertas para que la aireación fuese completa en sus 1.800 asientos. Era el frontón para juego femenino más grande y más costoso del mundo. El día de la inauguración, en los años 20, se oyeron el himno nacional cubano y el Gernikako Arbola.

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