martes, 23 de agosto de 2022

La Guerra Chiquita, un fracaso como su propio nombre lo indica

Desencanto, la ausencia de importantes jefes, la falta de recursos y el nulo apoyo del exterior, dieron al traste con esta nueva intentona Cubana por lograr su independencia de España

Por estos días del año 1879, un grupo de mambises que no se acogieron a la paz del Zanjón iniciaron lo que se llamó como la "Guerra Chiquita", una segunda intentona por lograr la libertad de Cuba que estuvo condenada al fracaso desde el mismo momento en que había sido planeada y que finalizó ese mismo año.

Por mucho que se diga y se disfrace, no hay como ir a la propia fuente para ver la verdad de lo sucedido. Y para eso el propio generalísimo Máximo Gómez lo dejó plasmado en su diario de campaña anotando lo siguiente: 

 Se nota una desmoralización completa y los ánimos todos están sobrecogidos; tanto por las operaciones constantes del enemigo como por la división de los propios cubanos”. 

Basado en esta descomposición, el general Campos supo aprovechar, mediante hábiles maniobras políticas, convencer a las fuerzas rebeldes que la guerra no conduciría a nada. Aunque en principio Gómez rechazó la capitulación, al mismo tiempo le manifestó a Campos que si bien él había luchado con el pueblo cubano por lograr su independencia, no sería ahora un obstáculo de una (y así mismo lo describe) bochornosa capitulación que todos parecían desear. 

La ausencia en Cuba de jefes militares de gran importancia para la dirección de la lucha, como por ejemplo Antonio Maceo, quien salió el 9 de mayo rumbo a Jamaica sin ningún contratiempo y con el salvo conducto ofrecido por el propio Martínez Campos. Situación parecida con la de Calixto García. 

Todo eso sumado a la carencia de armamentos y municiones, a la cero ayuda exterior de unos cubanos en el exilio de Estados Unidos que ya no estaban dispuestos a seguir dando plata y recursos para causas perdidas, condicionaron el desaliento de las pocas tropas que aun permanecían alzadas en los campos cubanos.

Así mismo eran combatientes que tras la Gran Guerra de los 10 años ya no estaban dispuestos a embarcarse en una nueva lucha contra un ejército español que no se había dispersado y que en ese momento disponía de todos los recursos necesarios para aplastar esa nueva intentona. Por otro lado los principales dirigentes del levantamiento en Occidente fueron apresados, y en el resto de la nación muchos líderes, entre ellos el propio Calixto García, se vieron forzados a capitular.

Destacar también que el general Martínez Campos hizo tentadoras ofertas de dinero y posiciones al generalísimo Máximo Gómez que este rechazó de cuajo. Lo único que aceptó el Dominicano fue el barco que lo trasladaría a la isla de Jamaica, a lo cual accedió el oficial español. De hecho se tuvo que poner a labrar la tierra para poder mantener a su familia. 

Idéntica situación se dio con el general Antonio Maceo, que pese a que fue de los pocos que se mantuvieron alzados en la manigua después del Zanjón, "Martinete", como el mismo le llamaba burlonamente al general Campos, no solo le permitió abandonar la isla, si no que le ofreció también los medios para hacerlo.  

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