FAMILIA FERNÁNDEZ - MIRANDA: Los suegros gallegos de Fulgencio Batista
Batista junto a sus hijos José, Aleida, hija de su anterior matrimonio con Elisa Godinez, su esposa Marta Fernández y su hijo Bobby, el mas chico en Pompano Beach, Florida |
Emelina Miranda Casais marchó a Cuba para estudiar. Era de una familia acomodada de Vilameá (A Pontenova) y dos tías con buena posición en La Habana la llevaron para educarla en el prestigioso Colegio de las Ursulinas. Por su parte Ramiro Fernández Ledo llegó en 1910 desde Chantada, (San Fiz de Asma) y se hizo mecánico mientras compaginaba su oficio con el de chófer del autobús del colegio. Ahí se conocieron.
Batista se hizo cargo de los gastos de hospital de la muchacha e iba a visitarla todos los días. El amor prendió y él dejó a Elisa Godínez, con la que llevaba casado veinte años y tenía tres hijos, para casarse en 1945 con Marta, la hija de los gallegos a la que le doblaba la edad.
Marta figuró en el Guiness World of Records en 1962 como una de las mujeres más ricas del mundo.
El matrimonio de Marta con Batista cambió la suerte de su familia que se entregó con fervor al batistato. Y eso que el padre, Ramiro, regresó a España en 1937 para defender la República cuando su hermano Ramón fue detenido e inhabilitado por los franquistas. Al llegar, él mismo fue encarcelado dos meses en Lugo antes de que le obligaran a volver a Cuba.
Cuando Batista dio el golpe de Estado el 10 de marzo de 1952, la casa de Emelina sirvió para recluir a los detenidos. Y el propio Ramiro se quedó en Kuquine, la finca del dictador, con un pelotón para defender la familia y los bienes en caso de que sucediera algún problema.
Roberto fue nombrado por Batista Ministro de Deportes y Jefe de su escolta personal. Fue dueño de hoteles y restaurantes, socio de Codeco, la constructora que ejecutaba obras del gobierno y accionista de clubes, sociedades y casinos.
En octubre de 1957, el Concello de Ribadeo, presidido por Pancho Maseda, nombró a Marta Hija Adoptiva por ser su madre «natural de este antiguo Condado» y por «sus atenciones y caridades con los hijos de esta Comarca en Cuba». No fue el único homenaje a la familia. En julio de 1953, su madre, Emelina, fue homenajeada por el Centro Gallego de Madrid con una cena en el Hotel Ritz.
En su papel de primera dama, Marta realizó obras sociales y complementó la labor política de su marido con un estilo próximo y sensible que hizo que fuese llamada, al estilo Eva Perón, Marta del Pueblo… Y en el plano personal participó en varias sociedades mercantiles y empresas que la llevaron a ser una de las mujeres más ricas del mundo a fines de los años 50. Sus hermanos medraron a su sombra.
Roberto fue nombrado por Batista Ministro de Deportes y Jefe de su escolta personal. Fue dueño de hoteles y restaurantes, socio de Codeco, la constructora que ejecutaba obras del gobierno y accionista de clubes, sociedades y casinos.
Su hermana Cecilia se casó con Rafael Saladrigas Hevia, hijo de Carlos Saladrigas Zayas, ex primer ministro constitucional y Ministro en la Dictadura. Rafael era ingeniero y Batista lo nombró Secretario de Obras Públicas. Su otra hermana, Lilia, se casó con Carlos Salas Humara, Ministro de Sanidad en 1957.
Homenajes en España
Asistieron un joven Fraga Iribarne; el presidente de la Diputación de A Coruña, Diego Delicado; el alcalde de Betanzos, Tomás Dapena; Lobo Montero, entre otros. Los Fernández Miranda mantuvieron los vínculos y contactos con Galicia. Visitaron Ribadeo y Chantada y tuvieron casa en A Coruña. Emelina murió en Madrid en 1968, Batista en Marbella en 1973 y Marta en West Palm Beach, Florida, EEUU, el siete de octubre del 2006, aunque como todos en esa familia fue sepultada en Madrid junto a su esposo Fulgencio.
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