jueves, 1 de septiembre de 2022

Bandoleros o Patriotas: General de brigada Carlos Agüero y Fundora


Este post solo tiene un fin, y es dar a conocer las proezas de un verdadero mambí del que no se habla apenas. 

Nos atreveríamos a asegurar que en Cuba mas del 90% de la ciudadanía, incluso la de Matanzas, no sabe ni de quien se trata este aguerrido hombre que, otros de los más conocidos y reconocidos que batían el cobre en la bastante segura provincia de Oriente o Camagüey, ni siquiera se le asemejaron en valor y audacia.

Cuando el general de brigada del ejercito libertador cubano, Carlos Agüero y Fundora, caía en horas de la noche del día 22 de marzo de 1885, víctima de una traición muy bien orquestada por el Comandante de la Compañía de Reserva de Voluntarios de Calimete, don Manuel Carreño y Fernández, y el sargento de segunda de la guardia Civil del puesto de Cuatro Caminos, don Raymundo Gómez Zamora, las fuerzas insurrectas cubanas perdían a uno de sus hombres más audaces de todos los tiempos.

Tildado como bandolero por las fuerzas españolas e incluso por algunos historiadores contemporáneos que han repetido la historiografía colonial haciéndole juego sin querer, fue sin lugar a dudas, el mambí que más batallas libró en el territorio matancero, en los casi tres años que en esta provincia mantuvo la antorcha de la libertad, antes de la Guerra de Independencia.

En ese tiempo, se cuentan más de 100 hechos que van desde la requisitoria de caballos, dinero, armas, quemas de ingenios, caseríos, hasta combates frente a frente con los españoles como la toma de importantes pueblos de la época. Agüerito, como le decía Henry Reeve' se había sumado a la gesta mambisa de los Diez Años con sólo 14 de edad, aproximadamente.

Llega a Matanzas a la vanguardia de las tropas de Henry Reeve el 30 de noviembre de 1875, fecha que cruza por el río Hanábana para penetrar hasta Macurijes, donde queman campos de caña del ingenio Dos Hermanos así como en días posteriores, efectúan acciones en Sarabanda, Quemado Grande y otros lugares al sur Matancero.

Una de las últimas acciones del valiente camagüeyano fue el asalto al poblado de Calimete en la noche del 30 de septiembre al 1 de octubre de 1876, bajo las órdenes del jefe Cecilio González, donde incendian varias casas, entre ellas la tienda del concejal del Ayuntamiento de Colón, don Manuel Carreño y Fernández.

La insurrección en el Occidente del país, se hizo prácticamente insostenible. El apoyo que debían brindar las fuerzas del Oriente, no llegaron. Cecilio continuó no obstante, en la zona de la jurisdicción de Cienfuegos y Colón, combatiendo sin descanso y teniendo como refugio la Ciénaga de Zapata. Agüero marchó al Camagüey a fines de 1876 de donde había salido casi un año antes.

La indisciplina en el ejército mambí, el espíritu provinciano de Las Villas, la falta de material de guerra, la sedición de Las Lagunas de Varona, la revuelta de Santa Rita el 11 de mayo de 1877 -a la que se sumó Agüero-, más la política de paz enarbolada por el nuevo capitán general de Cuba, don Arsenio Martínez Campos, fueron en gran medida, lo que a poco conduciría a la paz del Zanjón

Sin embargo Agüerito continuó peleando tres meses más, hasta que viendo laimposibilidad de la lucha en esos momentos, y después de haber capitulado numerosos soldados, oficiales y jefes, lo hizo él mismo, el 30 de octubre de 1877 con cinco más entregando seis tercerolas remigton, municiones, cuatro caballos, además junto a él tres mujeres y cuatro niños poniendo rumbo hacia Cayo Hueso, Estados Unidos en el vapor Hutchinson .

El 1ro. de abril de 1884 el general Aguero zarpa desde Cayo Hueso en la goleta Schavers con más de 20 hombres. En este viaje estuvo a punto de caer en manos enemigas cuando el “práctico” trató de llevarla hasta el puerto de La Habana.

Sin embargo descubierto a tiempo por el propio Agüero, a punta de revólver este lo obliga a que los lleve a otro lugar. Es así como la expedición desembarca en Punta de Hicacos, Cárdenas, la mañana del 3 de abril portando un certificado expedido por Juan Arnao Alfonso, presidente del Comité Revolucionario Cubano de Nueva York, que lo acreditaba como Jefe de Operaciones en Cuba.

El espía logra evadirse para de inmediato presentarse a las autoridades españolas a prestar declaración. Solo la intrepidez y el valor de este general y sus hombres permitieron que el enemigo no pudiera aniquilarlos de inmediato. En los montes de Matanzas estuvieron por espacio de once meses de heroica resistencia, hasta la noche del 2 de marzo de 1885 en que caen en una emboscada en la jurisdicción de Colón.

LA TRAICIÓN..

Desde mucho antes de recibir la orden González Muñoz, el sargento Raymundo Gómez Zamora, quien había arribado en 1874 a Cuba en plena Guerra de los Diez Años como un oscuro soldado de fila, se había puesto de acuerdo con Manuel Carreño Fernández, a fin de atraer al general mambí a una celada mediante dos espías y ex esclavos Federico Prendes, patrocinado de don Evaristo Prendes y Sixto Hernández.

Estos logran atraer al general hasta las cercanías de las viviendas de Prendes, a fin de que no sólo unirse ellos, sino otros más, a los que conocía Agüero, como el negro Luciano Morejón, don Jacinto Mollinea Galindo y el también negro Atanasio Ordóñez.

El sargento Gómez Zamora junto al invitado teniente del batallón de Bailen, don José Rodríguez de Longo, y once guardias más, se esconden detrás de la cerca de piedra de la aguada de la finca Prendes.

Sobre las ocho y media de la noche, al arribar el general Agüero y el capitán José Morejón, seguidos de otros miembros de la partida, «dejaron que Federico saliera al encuentro y como a dos varas de distancia del sargento, supo entretener a los dos primeros bandoleros, como un cuarto de hora, hasta que el sargento Gómez hiciera la señal que era un tiro, pero le falló, y apercibido por uno de los Sotolongos que preguntó: ¿Quién está detrás de la cerca?

No obteniendo contestación se dirigieron cuatro bandoleros hacia el sargento que dio la voz de ¡fuego! y ¡al machete!. Cayeron de los caballos Agüero y Morejón dirigiéndose al primero el sargento y el pardo Federico que con dos machetazos terribles corrió hasta encontrar en el frente al teniente Longo, que disparó un tiro entre ceja y ceja fulminándolo al instante.

Los morenos Sixto y Luciano batieron a Morejón hasta dejarlo muerto de un balazo de la primera descarga y dos machetazos. Los dos Sotolongos que quedaron en la retaguardia escaparon, pero uno herido gravemente en el brazo. En esta acción el espía Atanasio Ordóñez resultó herido de bala pero leve.

Caserío de Ceiba Mocha en Matanzas

A las doce de la noche, fueron trasladados al paradero de Calimete los cadáveres de Agüero y Morejón, en la que más de 500 personas le reconocieron, entre ellos don Manuel Carreño artífice del siniestro. A las cinco de la mañana del día 3 de marzo, llegaron a Colón los restos mortales de los oficiales mambí y se expusieron en la puerta de la cárcel, hasta que a las seis de la tarde, los enterraron en una humilde fosa.

Habían enterrado a uno de los mambises más valiente de toda la historia cubana, el cual dedicó más de la mitad de su vida, a la causa de la independencia de Cuba, y cuyas enseñanzas adquiridas a través de prestigiosas figuras como Gómez, Reeve, o a través de libros como del genial guerrillero José Garibaldi y otros, lo puso en práctica en la provincia de Matanzas, para demostrar que si se podía hacer la lucha de guerra de guerrillas en terrenos llanos y mantener en jaque a numerosas fuerzas españolas.

El general Carlos Agüero y Fundora, no ha tenido la misma suerte en la historiografía cubana como con los que sí fueron bandidos, y devinieron en insurrectos -Matagás, su discípulo Manuel García, etc.-, quizás el hecho de haber estado fuera de la ley por causas de robos y hechos criminales y el haber llegado hasta el inicio de la Guerra de Independencia como mambises, manteniéndose en el monte mucho más tiempo, haya sido motivo para la popularidad de que han disfrutado, y tácitamente el reconocimiento.

Sin embargo, Agüero, quien nunca tuvo fuera de la ley, solamente el derecho de pelear por la plena independencia de Cuba, ha sido incluido dentro de esa clase a la cual, él distaba mucho, y sus puntos de contactos con los mismos, fueron para aunar voluntades y hacerles ver el camino correcto, como lo hiciera con Matagás, los hermanos Sotolongo, y otros.

La verdad se abre paso y no se puede pensar tan rígido como lo hacían los españoles o muchos historiadores cubanos, que calificaron a estos hombres como bandidos. Sin embargo en algunas notas de prensa sobre combates en los cuales salían las tropas españolas como victoriosas, entonces Carlos Agüero ya no era un vulgar bandido, si no que de pronto se convertía en el «general Agüero».

Conclusión-

Solo agregar un dato. Si Agüero fue o no un bandolero, o se relacionó de alguna forma con ellos, fue debido a varias causas que le obligaron a tomar medidas drásticas. Para empezar no era lo mismo pelear en Oriente que en Matanzas, donde las tropas españolas tenían el control absoluto de esa provincia, sobre todo durante el gobierno del gobernador general Camilo García de Polavieja.

De hecho en su segunda intentona en esa provincia se vio obligado a esconderse en la durísima Ciénaga de Zapata. Sin recibir apoyo ninguno de la mambisada Oriental, Agüero se vio obligado a mantenerse apelando a métodos propios de bandoleros, robando o exigiendo a los campesinos y residentes de la zona, aunque el fin fuera el que fue. Tal fueron los casos de Limbano Suárez y Ramón Leocadio Bonachea. 

No se puede negar que durante esta etapa se produjeron en aquella zona múltiples delitos, de extorsión, secuestros, robos, incendios y hasta asesinatos, entre los mas buscados por las tropas españolas estuvieron los citados José Alvarez Arteaga, alias "Matagás", Jose Desiderio Matos, alias "El tuerto" y su hermano Bernardo, Nicasio Mirabal y quizás el más emblemático de todos, Manuel García Ponce de León, el llamado "Rey de los campos de Cuba".

Fuentes: 
---"Carlos Aguero: Un general mambí". Humberto Ballesteros. -
---COLLAZO, Enrique: Desde Yara hasta el Zanjón. Apuntaciones Históricas. Instituto del Libro, La Habana, 1967. 
---CASTELLANOS GARCÍA, Geraldo: Motivos de Cayo Hueso. Ucar García y Cía., La Habana, 1935

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