Incluso en los peores momentos te aguardan las sorpresas
Un periodista que escribía para el periódico "The Oklahoman" destacó una vez en un pie de foto, sobre una imagen de un joven Mickey Mantle, un texto que sin saberlo se convirtió con el paso del tiempo en una profecía. Ese texto decía lo siguiente:
"Temporada de 1950, un Mickey Mantle de apenas 18 años de edad acaba de quemar la Western Association con el club Joplin, ojo con este jugador, que podría convertirse en uno de los más grandes Yankees de todos los tiempos".
Ni Nostradamus lo hubiera adivinado mejor. Mantle, que nació en Spavinaw, se había graduado en la Commerce High School antes de llegar a las ligas mayores. La historia recoge las innumerables lesiones que le afectaron a todo lo largo de su carrera, que le impidieron alcanzar más bases de las que pudo.
Una osteomielitis que padeció de niño, pero sobre todo una gravísima lesión que sufrió en su rodilla derecha siendo ya liga mayorista, durante la temporada del 1951. Aún así, se las arregló para regresar a los Yankees en 1952 como jardinero central titular, reemplazando al inmortal Joe DiMaggio.
Mantle finalizó esa campaña con un average ofensivo de 311, 23 jonrones, 87 carreras impulsadas y 94 anotadas, consiguiendo su primera designación como jugador All-Star de las 18 que logró consecutivas. Cuando se retiró el 1 de marzo de 1969, Mickey se fue como líder de todos los tiempos de los Yankees en juegos jugados con 2401, una marca que fue superada después por el torpedero Derek Jeter, el 29 de agosto de 2011.
IRONÍAS DEL DESTINO
Debido a aquella dolencia, los fanáticos del béisbol pudieron disfrutar el espectáculo brindado por esta super estrella que había iniciado su carrera en un principio como futbolista americano y no en el beisbol precisamente.
Con apenas 14 años el equipo de la universidad de Oklahoma, Los Sooner, le habían fichado con una beca para convertirlo en su jugador estrella. Sin embargo, los planes del recinto universitario se vinieron abajo cuando un compañero lo lesionó en una pierna de una patada.
Lo doloroso del tema fue que este golpe superó lo que pudo haber sido una lesión pasajera. Cuando comenzó a padecer inflamaciones y altas fiebres, sus padres le llevaron al médico donde le diagnosticaron una peligrosa osteomielitis ósea, que a pesar de su gravedad, fue tratada con éxito mediante la penicilina.
Eso sí, para Mantle el sueño de ser un futbolista americano se había acabado, pero a lo mejor, como le pasó al periodista, nunca imaginó que el cambio al beisbol le iba a deparar un futuro infinitamente mejor. Y tanto, que se convirtió en uno de los tres jugadores más grandes de su época, e incluso de todos los tiempos. Fue protagonista de tres premios MVP y un sitio en el Salón de la Fama de Cooperstown.