Pasajes de la historia de Cuba considerados territorio Comanche
Si usted se guía por la historia de Cuba, al estilo Castrista, podría pensar que aquello fue como un cuento de hadas. Han sido expertos en la manipulación de las figuras históricas en función de la mentira ideológica que impusieron, al punto de que hoy todavía resulta difícil de combatir.
Bueno, hasta que empiezas adentrarte en terreno considerado por ellos como "Territorio Comanche". Por ejemplo. La muerte del Mayor Ignacio Agramonte y Loynaz. El Dr. Félix Figueredo tenía una gran simpatía y admiración por el mayor; (así le llamaban) y al enterarse de su muerte en en pleno combate en Jimaguayú exclamó lo siguiente:
«La falta de Ignacio Agramonte, en mi concepto, es irreparable, tanto por sus actitudes militares, cuanto porque era el ídolo de los camagüeyanos y de los demás cubanos, que lo veían obrar y conducirse en todas las circunstancias buenas o malas de la guerra. Era el general de mayor prestigio que teníamos, por su ilustración y por lo bien que organizaba las fuerzas. Su valor era indiscutible. Con la muerte del Mayor Ignacio Agramonte ha perdido la República lo que no volverá a recuperar.»
EL REEMPLAZO
El Presidente Carlos Manuel de Céspedes había destituido de su mando a Máximo Gómez, sin embargo a la muerte del mayor lo manda a buscar de nuevo. (Gómez se preguntó si lo iban a fusilar). Lo abraza conmovido y entonces Gómez se dio cuenta de que se trataba el encuentro y le dice: —«Aquí tiene usted otra vez a su viejo soldado.». Gómez fue nombrado Jefe del Centro (Camagüey) y entonces escribe en su Diario de Campaña lo siguiente en relación a esta muerte: «Perdió Cuba uno de sus más esforzados hijos y el ejército uno de sus más entendido y valientes soldados»
Sin embargo, y a raíz de esta sustitución, uno de los hombres de Narciso López y uno de los 80 rebeldes que participaron en el alzamiento de las Clavelinas, el hacendado, político de Najasa y esposo de la patriota Ana Betancourt, Don Ignacio Mora de la Pera, escribió en el suyo otra cosa bien distinta:
«Jueves 12 de junio: Mucha diferencia se ha de notar con este cambio. El carácter, la inteligencia, los principios políticos y la educación de Agramonte hacía que la división Camagüey fuese la mejor organizada. Jamás con él era ajada la dignidad del soldado; su persona era considerada y sus faltas se castigaban según ordenanza. Gómez no tiene ni una de esas cualidades; su carácter fogoso le hace cometer abusos, no considera al oficial ni al jefe, se verá en aprieto; y, si no modifica su carácter, es probable que vengan cosas desagradables.»
Para nadie debe ser un secreto que el carácter del "Chino Viejo" era extremadamente hostil. Sus continuas críticas al gobierno de Céspedes, al que llamaba "Lechuguinos", hizo que el caudillo, que por otro lado no admitía critica alguna, le destituyera de su cargo durante la guerra de los 10 años. De ahí que Gómez pensó que Céspedes le requería para fusilarle. No por gusto el nuevo gobierno de Cuba libre decidió sacarlo del medio y por segunda vez, cuando al final de la contienda se opuso al préstamo de EEUU para pagarle a los soldados los haberes de la guerra.
Por suerte, para la historia de Cuba, su imagen fue restaurada como lo que fue, el comandante en jefe de aquel ejercito libertador con sus luces y sus sombras. Lo que quedó demostrado con aquel apoteósico recibimiento que le dieron en Oriente. Por otro lado, y antes de finalizar, nos gustaría destacar aquí que don Ignacio Mora no fue uno mas como podría pensarse, sobre todo si compáranos su historial bélico con el de Gómez.
El 5 de octubre de 1875 cayó preso por los Españoles y estos le ofrecieron no la libertad, si no el perdón, si claudicaba de sus ideales revolucionarios. Sin embargo Mora se negó y por ese motivo fue fusilado 11 días después. Encima su cuerpo, aun vivo, fue mancillado a machetazos. En aquellos años las tropas Españolas se mostraban extremadamente implacables con los rebeldes Cubanos. Fue la propia Ana - que al recuperar su diario - dio a conocer estos hechos que permanecen ocultos para muchos en la isla, y fuera de ella también.
«La falta de Ignacio Agramonte, en mi concepto, es irreparable, tanto por sus actitudes militares, cuanto porque era el ídolo de los camagüeyanos y de los demás cubanos, que lo veían obrar y conducirse en todas las circunstancias buenas o malas de la guerra. Era el general de mayor prestigio que teníamos, por su ilustración y por lo bien que organizaba las fuerzas. Su valor era indiscutible. Con la muerte del Mayor Ignacio Agramonte ha perdido la República lo que no volverá a recuperar.»
EL REEMPLAZO
El Presidente Carlos Manuel de Céspedes había destituido de su mando a Máximo Gómez, sin embargo a la muerte del mayor lo manda a buscar de nuevo. (Gómez se preguntó si lo iban a fusilar). Lo abraza conmovido y entonces Gómez se dio cuenta de que se trataba el encuentro y le dice: —«Aquí tiene usted otra vez a su viejo soldado.». Gómez fue nombrado Jefe del Centro (Camagüey) y entonces escribe en su Diario de Campaña lo siguiente en relación a esta muerte: «Perdió Cuba uno de sus más esforzados hijos y el ejército uno de sus más entendido y valientes soldados»
Sin embargo, y a raíz de esta sustitución, uno de los hombres de Narciso López y uno de los 80 rebeldes que participaron en el alzamiento de las Clavelinas, el hacendado, político de Najasa y esposo de la patriota Ana Betancourt, Don Ignacio Mora de la Pera, escribió en el suyo otra cosa bien distinta:
«Jueves 12 de junio: Mucha diferencia se ha de notar con este cambio. El carácter, la inteligencia, los principios políticos y la educación de Agramonte hacía que la división Camagüey fuese la mejor organizada. Jamás con él era ajada la dignidad del soldado; su persona era considerada y sus faltas se castigaban según ordenanza. Gómez no tiene ni una de esas cualidades; su carácter fogoso le hace cometer abusos, no considera al oficial ni al jefe, se verá en aprieto; y, si no modifica su carácter, es probable que vengan cosas desagradables.»
Para nadie debe ser un secreto que el carácter del "Chino Viejo" era extremadamente hostil. Sus continuas críticas al gobierno de Céspedes, al que llamaba "Lechuguinos", hizo que el caudillo, que por otro lado no admitía critica alguna, le destituyera de su cargo durante la guerra de los 10 años. De ahí que Gómez pensó que Céspedes le requería para fusilarle. No por gusto el nuevo gobierno de Cuba libre decidió sacarlo del medio y por segunda vez, cuando al final de la contienda se opuso al préstamo de EEUU para pagarle a los soldados los haberes de la guerra.
Por suerte, para la historia de Cuba, su imagen fue restaurada como lo que fue, el comandante en jefe de aquel ejercito libertador con sus luces y sus sombras. Lo que quedó demostrado con aquel apoteósico recibimiento que le dieron en Oriente. Por otro lado, y antes de finalizar, nos gustaría destacar aquí que don Ignacio Mora no fue uno mas como podría pensarse, sobre todo si compáranos su historial bélico con el de Gómez.
El 5 de octubre de 1875 cayó preso por los Españoles y estos le ofrecieron no la libertad, si no el perdón, si claudicaba de sus ideales revolucionarios. Sin embargo Mora se negó y por ese motivo fue fusilado 11 días después. Encima su cuerpo, aun vivo, fue mancillado a machetazos. En aquellos años las tropas Españolas se mostraban extremadamente implacables con los rebeldes Cubanos. Fue la propia Ana - que al recuperar su diario - dio a conocer estos hechos que permanecen ocultos para muchos en la isla, y fuera de ella también.