Calixto García y su sentimiento de amor / odio con España
Poco se ha hablado de la trepidante vida del general de brigada Calixto García Iñiguez. No la que cacarean los libros de texto de primera enseñanza, saturados con la retórica del régimen Castrista, nos referimos a la que está llena de matices un tanto ocultos y poco divulgados, que hicieron de este valiente pero mal humorado hombre una persona respetada, pero no muy querida que digamos.
Para empezar, se sabe que nunca fue santo de devoción para Máximo Gómez el que, en carta a José Martí, lo acusó abiertamente de ser un "Españolista", pues no era secreto para nadie el amor que sentía Calixto por ese país a pesar de todo. Además porque ocupó el puesto de comandante en jefe del ejército en Oriente, época en que el caudillo Carlos Manuel de Céspedes cometió el error de separar a Gómez de su cargo y que el Dominicano jamás le perdonó.
A ello hay que sumar su trato agrio, y en ocasiones despótico, hacia su tropa y que en no pocas ocasiones se tornaba hasta violento. No solo eso, que no era hombre dado a pedir disculpas. De él escribió el periodista Franco Español, Lois Bonafour Quintero, lo siguiente:
"Pues señor, creí que me iba a tropezar con un guajiro machetero y me encuentro con un hombre culto que tiene más cara de general que el mismo Martínez Campos”.
Así mismo Fredeick Funston, general del ejercito americano que en 1896 sirvió un tiempo en el ejercito libertador cubano hasta que enfermo de malaria, opinaba también de esta manera:
Regresando al tema de la sustitución de Gómez, cuando Calixto se percató de que había "metido la pata", como se suele decir, y que aquella destitución de Céspedes por Cisneros Betancourt en Bijagual en 1873 fue un error, hizo lo imposible porque Gómez recuperara su antiguo cargo de comandante en jefe. Esa crisis generada por el error de Céspedes, derivó tiempo después en la firma de la paz del Zanjón.
"Alto, seis pies, muy blanco, parecía una estatua. Se tapaba el hueco de la frente con un taco de algodón, su pose de estatua no hacía honor a su violencia. Se llenó de enemigos porque gustaba ofender con frecuencia".
SU BAUTIZO DE GUERRA
Al momento de su alzamiento en Jiguaní, al mando del general Donato Mármol, Calixto tenía 29 años estaba casado con doña Isabel Vélez Cabrera, tenían tres hijos y era dueño de 7 caballerías de tierras, un tejar y dos esclavos, los cuales liberó para que se unieran a la causa.
Sin embargo, el destino le jugó una mala pasada cuando fue reducido por el teniente español Francisco Ariza Gómez, en San Antonio de Bagá, e intentó quitarse la vida inútilmente. Se sabe que fue atendido en el hospital Príncipe Alfonso, actual Calixto García del vedado en la Habana y, una vez recuperado de la herida, fue deportado a España e internado en el penal de Santoña en la provincia de Cantabria.
Como está demostrado, pese a esto jamás recibió un trato hostil por parte de las autoridades Españolas, más bien todo lo contrario. Mientras esto sucedía, su mujer y sus siete hijos, Leonor, Matilde, Calixto, Carlos, Mario, Mercedes y Justo, fueron detenidos y enviados a la Habana en 1870, de donde partieron deportados hacia los Estados Unidos.
Como está demostrado, pese a esto jamás recibió un trato hostil por parte de las autoridades Españolas, más bien todo lo contrario. Mientras esto sucedía, su mujer y sus siete hijos, Leonor, Matilde, Calixto, Carlos, Mario, Mercedes y Justo, fueron detenidos y enviados a la Habana en 1870, de donde partieron deportados hacia los Estados Unidos.
No se sabe si por sus orígenes Sorianos o que, pero lo cierto es que Calixto, aun siendo un alto jefe de los infidentes, siempre gozó de la benevolencia y trato especial por parte de las autoridades Españolas.
Tan es así, que de aquel penal fue trasladado a los pocos días al cuartel de San Francisco en Madrid, donde podía ser visitado por amigos y familiares, como su querida madre, que no lo abandonó jamás, y que por seguirlo lo siguió desde la manigua hasta la misma capital de España.
Inexplicablemente fue trasladado al hospital del recinto y, aprovechando el régimen carcelario tan poco vigilado que tenía, pensó y planifico escapar, pero fue delatado y enviado nuevamente a Pamplona donde finalmente le sorprende el pacto del Zanjón y con el pacto la libertad acordada a los prisioneros.
Es aquí cuando escribe un capítulo un tanto gris en su vida privada, porque los héroes también tienen ese tipo de vida aunque casi nunca se hable de ella. Nos referimos al hijo que tuvo fuera del matrimonio, aprovechando que su mujer se encontraba en América.
Lo tuvo con la monja española Paula Ruiz, quien lo atendió mientras estuvo recuperándose de aquella herida y estaba viviendo en la capital Española. Este hijo se llamó Raimundo Domínguez Eguaraz y murió de tifus en Cacocúm, Holguín, el 27 de marzo de 1898 con los grados de comandante.
Inexplicablemente fue trasladado al hospital del recinto y, aprovechando el régimen carcelario tan poco vigilado que tenía, pensó y planifico escapar, pero fue delatado y enviado nuevamente a Pamplona donde finalmente le sorprende el pacto del Zanjón y con el pacto la libertad acordada a los prisioneros.
Es aquí cuando escribe un capítulo un tanto gris en su vida privada, porque los héroes también tienen ese tipo de vida aunque casi nunca se hable de ella. Nos referimos al hijo que tuvo fuera del matrimonio, aprovechando que su mujer se encontraba en América.
Lo tuvo con la monja española Paula Ruiz, quien lo atendió mientras estuvo recuperándose de aquella herida y estaba viviendo en la capital Española. Este hijo se llamó Raimundo Domínguez Eguaraz y murió de tifus en Cacocúm, Holguín, el 27 de marzo de 1898 con los grados de comandante.
También mantuvo una relación con la manzanillera Leonela Enamorado, y con esta tuvo tres hijos más, entre ellos Calixto Leonel, que alcanzó el grado de General de Brigada. Se cuenta de una tercera relación con Teresa Camejo Pérez, con la que tuvo tuvo a otra hija llamada Teresa.
Una vez libre por completo intenta llegar a Cuba para incorporarse a la "Guerra Chiquita", lo que logra en el mes de mayo de 1980. Sin embargo ante el fracaso de este alzamiento, esta vez sí prefirió entregarse a las autoridades Españolas. Calixto fue de esos generales que participó en las tres contiendas, la del 1868 comandada por Céspedes, la del 80 condenada al fracaso, y la organizada por José Martí en 1895.
Parecería increíble, pero esta vez no le ajusticiaron tampoco, por el contrario, lo mandaron para la Habana y de ahí para España de nuevo bajo la protección del general Ramón Blanco Erenas, un hombre que sentía predilección por Calixto pues conocía su "españolidad" y creía, además, que le serviría llegado el momento para intentar minar el ánimo bélico de las fuerzas Cubanas. Frecuentes eran las visitas de Calixto a Erenas, en su propia oficina de Madrid.
Una vez libre por completo intenta llegar a Cuba para incorporarse a la "Guerra Chiquita", lo que logra en el mes de mayo de 1980. Sin embargo ante el fracaso de este alzamiento, esta vez sí prefirió entregarse a las autoridades Españolas. Calixto fue de esos generales que participó en las tres contiendas, la del 1868 comandada por Céspedes, la del 80 condenada al fracaso, y la organizada por José Martí en 1895.
Parecería increíble, pero esta vez no le ajusticiaron tampoco, por el contrario, lo mandaron para la Habana y de ahí para España de nuevo bajo la protección del general Ramón Blanco Erenas, un hombre que sentía predilección por Calixto pues conocía su "españolidad" y creía, además, que le serviría llegado el momento para intentar minar el ánimo bélico de las fuerzas Cubanas. Frecuentes eran las visitas de Calixto a Erenas, en su propia oficina de Madrid.
Lo encerraron esta vez en el castillo de Santa Bárbara en Cádiz, donde estuvo apenas una semana y de nuevo escribimos INCREÍBLEMENTE - pues le otorgan una libertad vigilada que le permite radicarse en Madrid. Allí vivió por espacio de 15 años en total.
En 1889 se fue a París y desde allí conoció a José Martí que con sus planes revivió en él sus ímpetos libertarios nuevamente.
En esta nueva etapa independentista le sorprende la intervención norteamericana de 1898, con la que cooperó como pocos aprovechando su estrategia, conocimiento del lugar y dominio del idioma inglés. Sin embargo es aquí donde se produce otro hecho negativo en su vida del que poco se habla en Cuba, evidentemente.
Calixto demostró, como pocos, sus grandes cualidades tácticas combativas que lo hicieron ser el mejor en el ataque a plazas fortificadas, lo que se evidenció en la invasión de Gómez a Occidente en 1895. Además supo mantener la unidad en el oriente, cuando las tropas y principales jefes mambises quedaron prácticamente aniquilados por Valeriano Weyler en el occidente.
Dado su alto nivel educacional, en Madrid consiguió trabajo como profesor de escuelas y luego como empleado en el Banco de Castilla, y esta sólida posición le permitió reunirse con su familia Cubana desde New York, radicándose todos en 1882 en la calle Fuencarral, No 90, 2 piso a la izquierda. (Hoy se encuentra allí la dirección del Catastro)
En España todos sus hijos pudieron estudiar y se hicieron algo en la vida, especialmente el tercero de ellos, Carlos Gabriel, que se graduó de médico y cirujano en odontología, mientras trabajaba como mensajero en la “Western Unión Telegraph Company”.
Decide volver a Cuba. Después de salir en secreto de España, llega a Francia y de ahí a los Estados Unidos, donde decide embarcar de nuevo hacia Cuba para unirse a su tercera guerra llamada necesaria, que fuera organizada por José Martí en 1895.
Tras atravesar no pocos obstáculos en el intento, como el hundimiento del barco Hawkins en el que venía con pertrechos militares y que tuvo que ser rescatado por tres goletas norteamericanas, la Heller M. Benedict, la Alicia Crosby y la Leander Beebe, sumando una detención en Bermudas por la marina norteamericana. Llega al fin a Cuba el 18 de marzo por la playa de Marabí, en Baracoa, Oriente.
Como lo recoge la historia, las tropas norteamericanas al mando del general Shafter prohibieron la entrada a las fuerzas Mambisas en Santiago de Cuba ya rendida, y la tropa de Calixto lo sufrió como ninguna. Eso le hizo encolerizar y adoptar una posición muy crítica hacia el gobierno americano, actitud ponderada hasta la saciedad por el régimen Castrista, como no podía ser de otra manera.
Más allá de la carta renuncia que escribió Calixto al general Shafter, lo que no dicen los Castristas es que a pesar de que fue una decisión injusta de parte de las tropas ocupantes, su acción justificaba el haberse sacudido de encima un sistema colonial que duró 4 siglos.
Además, que uno de los acuerdos de España para su rendimiento es que las tropas Cubanas no estuvieran presente. España quería que la humillación fuera la menor posible y fue por eso que Washington ordenó la separación de los mambises, no así la de Calixto, que sí fue invitado a manera personal pero él se negó.
Es más su negativa no fue muy honesta que digamos, porque aun recibiendo la carta de Shafter donde le explicaba que la decisión de separar al ejercito Cubano de la rendición española le había llegado de parte del propio presidente, Calixto siguió insistiendo que lo habían ignorado.
De hecho su actitud no fue bien vista por los dirigentes de la república Cubana en armas, por lo que fue depuesto de sus grados como lugarteniente General. Sin embargo, la Asamblea de Representantes con Estrada Palma al frente, reunida en Santa Cruz del Sur el 24 de octubre de 1898, acordó reactivarlo y enviarlo a Washington, como parte de una comisión que se encargaría de recabar los fondos necesarios para licenciar al Ejército cubano.
De esta misión, y debido al frío que hacía estando hospedado en el hotel Raleigh de New York junto a su hijo Justo, adquirió una letal neumonía que le privó de regresar vivo a Cuba. Solo lo hizo como cadáver en Febrero del 1899.
Calixto García |
"SU OBRA CUMBRE"
Su mayor éxito, que no fueron pocos, fue sin ninguna duda la toma de las Victoria de las Tunas, acción que llevó a cabo con algunos cañones y unos 1.200 hombres. Solo tres días le bastaron para rendirla, y eso que se trataba de una plaza que disponía de catorce fuertes, y que se encontraba defendida por 600 soldados de línea, 200 voluntarios y dos cañones.
Además dispuso del tiempo suficiente para desvalijarla, pues ninguna columna española se presentó allí para intentar recuperarla. El botín adquirido fue de mil doscientos fusiles, un millón y medio de cartuchos y diez carretas repletas de medicinas, "al costo solo" de ochenta y una bajas, si se puede decir así, teniendo en cuenta la envergadura del combate.
Por cierto, en esta toma el mayor general Mario García Menocal Deop, jefe del 5to cuerpo de ejercito Habana - Matanzas, y quien fuera después elegido tercer presidente de Cuba libre por dos ocasiones, desde 1913 al 1921, tuvo una destacada actuación en este combate que le significó ser ascendido a Brigadier. (General de Brigada)
En cuanto a Calixto, este rotundo éxito significó, sobre todo a la muerte del lugarteniente general Antonio Maceo en Punta Brava en 1896, ser elegido jefe de un ejercito oriental con los grados de Lugarteniente general, un puesto que dos años después resultó clave - óigalo bien - clave en el apoyo a las fuerzas invasoras norteamericanas en Santiago y a la definitiva libertad de Cuba.