El pueblo Cubano y su cuenta pendiente con la historia
Ciudadanos Judíos saludan a la población a la llegada del buque S.S. St Louis al puerto Habanero |
Pero más allá de lo que significa en sí el exilo, las vías para conseguirlo han sido, cuando menos, traumáticas y han generado miles de muertos que nadie ha pagado, ni pagarán por ahora, y parecería que los Cubanos estamos siendo condenados por la historia.
Sí, digamos que presa del karma, esa fuerza dinámica que según la religión hinduista que te devuelve lo que una vez sembraste. Total que un día 13 de Mayo de 1939 un barco, el S.S. St Louis, con 937 judíos que venían huyendo del terror de la Alemania Nazi, se les prohibió la entrada en Cuba una vez que llegaron a sus costas.
Su intención, en un principio, no era la de vivir en la isla de forma permanente, si no de paso hacia los Estados Unidos. Cuba sería un refugio transitorio, mientras les autorizaban la entrada en el gigante del norte. Sin embargo el gobierno del presidente no electo Federico Laredo Brú les negó la entrada, al punto de que muchos de ellos, la mayoría, tuvieron que regresar a Europa.
En aquellos momentos se había propagado el comentario de que aquellos judíos le quitarían el trabajo a los cubanos, que ya de por sí se sentían la presión por parte de los emigrantes españoles. La propia prensa Española se encargó de soltar "la bola" y los cubanos se la creyeron. Incluso, fueron atraparon dos espías nazis que habían entrado en la isla con la misión de "soltar los comentarios".
Al final, historias aparte, resultó que aquellos pobres judíos fueron encima estafados por los funcionarios cubanos, ya que el gobierno les había cancelado sus permisos de desembarco después de que aquellos le hubieran cobrado la visa en Europa a precio de oro. No era justo.
De hecho el Comité Conjunto para la Distribución de los judíos (JDC), con sede en los EE. UU., se vio obligado a negociar con Cuba en nombre de los pasajeros; sin embargo, las negociaciones fracasaron y el gobierno cubano le dio un ultimátum al barco para que abandonara el puerto.
Y aquí, cuando digo "los cubanos", sí me refiero al pueblo no solo al gobierno, pues armado con carteles y consignas se fueron al puerto en masa a "mostrar su indignación", ante los pobres e incrédulos judíos que no se creían lo que les estaban viendo sus ojos. Además los acusaban de comunistas, y eso acrecentó aún más la hostilidad hacia ellos.
Los Cubanos experimentaban por primera vez esos feos sentimientos antisemitas y xenófobos. Los agentes de la Alemania nazi y los movimientos locales de extrema derecha españoles - en especial los Franquistas - se habían salido con la suya, mientras que los periódicos no hacían otra cosa que echarle leña al fuego y empeorar la ya caldeada situación.
Dos de ellos —el "Diario de la Marina", propiedad de la influyente familia Rivero, y el "Avance", propiedad de la familia Zayas— habían apoyado al general Francisco Franco en España quien, después de una guerra civil de tres años, acababa de derrocar a la República comunista en la primavera de 1939. Franco recibió apoyo de la Alemania nazi de Adolf Hitler y de la fascista Italiana de Benito Mussolini.
"Menudo cacao mental" se había formado el Cubano en su cabeza.
Pero no solo fueron los judíos del SS. St Louis, también en ese mismo mes de mayo del 39, habían zarpado otros dos navíos más pequeños con refugiados judíos hacia Cuba. El barco francés "Flandre", que transportaba a 104 pasajeros y el "Orduña", un navío británico que montó a 72. Al igual que el St. Louis, tampoco se les permitió atracar en la Habana.
Aquellas visas para entrar en Cuba y EEUU fueron adquiridas en Berlín en 1939, en momentos en que los nazis ya habían cerrado la mayor parte de las fronteras de Alemania; y muchos países habían impuesto límites en el número de emigrantes judíos que podían acoger.
Más injusta todavía fue el negocio que se montaron en el consulado de Cuba en Europa. Los oficiales de extranjería Cubanos hicieron su agosto vendiendo visas Cubanas como punto de tránsito de camino a Estados Unidos. Las vendían a 200 o 300 dólares cada una que, en la actualidad y según la inflación, serían unos 2.000 o 3.000 dólares aproximadamente cada una.
Una vez enterado del jugoso chiringuito, el presidente interino Laredo Brú buscó una solución al problema; y teniendo a Fulgencio Batista tan cerca no fue difícil de imaginar. Decidieron entonces que solo se quedarían si pagaban una fianza general de 438 mil 500 dólares, pero al final si eso resolvió el incordio.
Ante la negativa, y la sola admisión de 28 de aquellos emigrantes, 4 españoles y dos que tenían milagrosamente la nacionalidad cubana, el resto que contaba con visas americanas vigentes, no le quedó mas remedio que regresar en un barco que puso proa hacia Miami, en la Florida.
El Flandre se regresó a Francia, mientras que el Orduña continuó hacia varios puertos del área centro americana. Al final, sus pasajeros desembarcaron en la zona del canal de Panamá controlada por los Estados Unidos, que eventualmente admitió a la gran mayoría.
Pero regresando al SS St Louis, en Miami tampoco le permitieron desembarcar, a pesar de las peticiones personales que le hicieron al presidente Franklin D Roosevelt. Como en Cuba, allí también les preocupaba la llegada masiva de esos inmigrantes. La misma negativa recibieron de parte del gobierno Canadiense.
Al final Gran Bretaña aceptó a 288 pasajeros, Holanda 181, Francia 224 y Bélgica 214. Sin embargo solo el 14% de ellos logró emigrar antes de que se desatara la guerra en el 1940. El resto se vio atrapado con la invasión Nazi, de manera que 254 de ellos acabarían muertos o asesinados en los campos de concentración y de exterminio Nazis, 84 en Bélgica, 84, igual cantidad en Holanda y 86 de los que fueron admitidos en Francia.
Para el mes de junio el capitán no tuvo otra opción que dar la vuelta y retornar a Europa. Los puertos de Bélgica, Francia, Holanda y Reino Unido aceptaron a los refugiados. La asociación judía internacional "American Jewish Joint Ditribution Committee" puso 500.000 dólares de garantía para cubrir cualquier costo asociado.
Hoy el pueblo Cubano busca desesperadamente disímiles vías de escape ante la opresión comunista, y aunque en aquel momento no tuvo la culpa directamente de lo que decidieron sus dirigentes, con su actitud manipulada sí influyó en aquella desgracia. Y como el jodido Karma afirma que lo que hagas el cosmos te lo rebota diez veces más potente en tu cara, aquella fue una cuenta que aún sigue pendiente.
Les dejamos un vídeo en el cual una de aquellas pasajeras, la señora Gelda Blachman, narra lo ocurrido.