lunes, 31 de octubre de 2022

Cubanos en la guerra de Secesión Norteamericana


La batalla de Gettysburg comenzó, oficialmente, el 1 de julio de 1863. Ese día se reúnen más de 150.000 soldados, 83.289 por la parte unionista y 75.054 por la confederada. 

Se lucha centímetro a centímetro en las colinas y el resultado favorece a los unionistas. El coste humano fue muy alto y sin precedentes en la historia. Las nuevas y perfeccionadas armas sembraron los prados de cadáveres de ambos bandos.

Los hermanos Cubanos Adolfo y Federico Cavada Howard, naturales de Cienfuegos, fueron dos Criollos que tomaron parte en esta histórica refriega. Su madre era americana, nativa de Filadelfia, se llamó Emily Howard Gatier y la familia residía en la calle San Fernando, en la Perla del Sur. (Cienfuegos)

Tras la muerte de su esposo, en 1838, Emily regresó a Filadelfia con sus tres hijos. Los Cavada pertenecían, primero al regimiento No 23 de Pennsylvania, y luego fueron transferidos al 114. 

Este ultimo fue asignado al Ejército del Potomac, participando en batallas como la de Bull Run, Fredericksburg y la sangrienta Gettysburg. En esta ultima fue capturado y enviado a la prisión de Libby, en Richmond, Virginia. Tenía entonces los grados de coronel.


Al terminar el conflicto ambos hermanos trabajaron como cónsules en Cuba, en el caso de Adolfo lo fue en Cienfuegos. No les bastó aquella experiencia bélica, y ambos se incorporaron al alzamiento de Céspedes en 1868. Federico con los grados de general, mientras que Adolfo los de comandante. 

En 1871 el ejercito libertador envía a Federico a los EEUU a recabar apoyo para la guerra, y esperando salir por Nuevitas, fue apresado por los Españoles. Es bueno agregar que ambos hermanos habían destacado por dar candela a las plantaciones de caña con aquella - no muy aceptada - política de "La tea incendiaria", que no hacía distinción entre hacendados Españoles y pacíficos labriegos Cubanos. Sobre todo en la provincia de Puerto Príncipe, actual Camagüey. 

Y fíjese si fue así, que al renunciar Agramonte al ejercito de esa zona, Carlos Manuel de Céspedes nombra a Federico en el cargo pero los Camagüeyanos rechazaron de plano esta designación, precisamente por esta política incendiaria no aceptada por ellos. Al sentirse rechazado, este solicita la renuncia al cargo y Céspedes no la acepta. Por eso lo mandan a EEUU en aquella misión que, al final le deparó la muerte al ser capturado en la zona de Cayo Cruz.

Fue por eso, entre otras cosas, que los Españoles no tuvieron piedad al dictar sentencia de muerte, pese a las gestiones de libertad que hicieron los generales norteamericanos George Gordon Meade, Daniel Sickles y el entonces presidente estadounidense Ulysses S. Grant. Federico fue fusilado el uno de julio de ese mismo año. Por su parte Adolfo terminó la guerra como mayor General.


Además de estos dos hermanos, los archivos recogen al medico santiaguero Sebastian Amabile Correa, nacido en 1845. Al terminar la guerra finaliza sus estudios de medicina en EEUU y, en una expedición que desembarco por Nipe, se incorpora al ejército libertador Cubano. Murió por heridas recibidas, una de ellas en un ojo, en Mayo de 1869.

Otro médico de Camagüey, el dentista Ángel del Castillo Agramonte, también combatió en el ejercito de EE UU en la zona de Pensilvania. En Cuba fue responsable del alzamiento de su provincia. Fue uno de los setenta y seis camagüeyanos alzados en las márgenes del río Las Clavellinas en la guerra de 1868. Con el grado de General de Brigada, combatió bajo las órdenes del Mayor General Ignacio Agramonte. Participó en múltiples combates.

Hay otro galeno camagüeyano, el doctor Antonio Lorenzo Luaces Iraola. En la guerra de EEUU se incorporó al cuerpo de sanidad militar, donde sirvió hasta el fin de la misma ostentando el grado de Coronel al finalizar la campaña. A inicios de la Guerra de los Diez Años, regresó a Cuba el 11 de mayo de 1869 como expedicionario del barco "Perrit", que desembarcó por San Ramón, en la bahía de Nipe, y que venía a las órdenes del general norteamericano Thomas Jordan.

En esa expedición, organizada por la Junta revolucionaria, se embarcaron 112 cubanos y 86 norteamericanos. Luaces fue uno de los 35 jinetes que el 8 de octubre de 1871 participó en el legendario rescate del brigadier Julio Sanguily, cuando este iba conducido prisionero por los Españoles hacia Jimaguayu. Luaces fue capturado por el batallón de desertores del ejército libertador, Los doce apóstoles, y luego de rechazar una oferta de renuncia, fue fusilado en Abril de 1875.

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